jueves, mayo 05, 2011

Rest: Capítulo 28



Haber ido a ver a Billie Joe fue algo completamente irracional, estúpido y doloroso. Lo tenía más que claro, pero necesitaba verlo, decirle que estaba bien y que él debía estar bien por mí.
 Ver cómo llevaba su vida después de que me fui no era agradable, y temía porque el futuro que supuestamente le esperaba se cumpliera. El suicidio era la peor opción, o al menos eso me había dicho Uriel y era algo que realmente no quería para él.
De todas formas, confiaba en que fuera lo suficientemente inteligente, que usara bien las neuronas que la marihuana y toda esa porquería que consumía aún no afectaba; y recapacitara.
Lo único que podía hacer para ayudarlo era visitarlo en sueños, aunque tenía que ver si los de aquí se daban cuenta que lo había hecho y las repercusiones que recibiría antes de hacerlo nuevamente, o de siquiera considerarlo.

Pero pasaron varios días y no tenía noticias de nada. Sólo estaba en este cuarto sin vida, con muchos seres parecidos a mí, deambulando, esperando impacientes a que les designaran a alguien para salvar o alguna tarea para poder avanzar, salir de este lugar; pero nadie hablaba. Cero comunicación entre nosotros.
Varias veces quise interactuar con algunos que pasaban por mi lado, pero al hacerlo me ignoraban completamente, dándome a entender que por más que lo intentara o recibiría ninguna respuesta porque estábamos obligados a no tener contacto entre notros, aunque quisiéramos.

A veces podía percibir lo que hacía Billie Joe, o cuando me llamaba con muchas fuerzas pero no iba a verlo. Tenía que esperar por alguna señal que me indicara que ni él ni yo saldríamos perjudicados si volvía a aparecerme en sueños, que era la única forma en la que podría  “materializarme” ante él.

Como no tenía noción del tiempo, no sabía exactamente cuánto tiempo llevaba en aquel lugar, ni cuántos días habían pasado de la última vez que había tenido alguna interacción con alguien o algo.
Me sorprendí cuando, de repente empecé a sentir un leve silbido en mis oídos, que se fue intensificando de a poco hasta convertirse en una voz que se me hacía más que conocida.

- Sussan.- era la voz de Uriel, que provenía de un lugar que no podía diferenciar.- ¿Puedes escucharme?
- Sí.- respondí mentalmente, ansiosa.
- Acabo de terminar de exponer tu caso, y tu audiencia será… en unos breves minutos.
- ¿Qué debo hacer?
- Tienes que visualizar una puerta de cristal enorme donde estás.- le hice caso. Estaba bastante lejos de mí, pero el tamaño era tan grande que podía apreciarse desde cualquier lago
- OK
- Ahora, vas hasta allá e inmediatamente se abrirán las puertas. Sales, abres tus alas y dejas ellas te dirijan a ti. No te asustes si piensas que te demoras mucho, o si van a mucha velocidad.- asentí.- Nos vemos cuando llegues.

La comunicación cesó y me dispuse a hacer lo que me había dicho sin analizar nada, simplemente lo hice, sin cuestionar.

No tardé mucho en encontrar la puerta, la atravesé y abrí mis alas.
Al principio no pasó nada; sólo me quedé flotando unos minutos y luego tomaron dirección.
Realmente iba muy rápido, pero no importaba.
Como ya no tenía noción del tiempo, no pude calcular cuánto me había demorado.

Llegué a un lugar diferente a los demás. Estaba completamente iluminado, el piso parecía ser de vidrio y por debajo se apreciaban pequeñas burbujitas y muchos hilos dorados que se juntaban en una bola enorme, como una madeja de lana cubierta del mismo vidrio.
Me agaché y vi que dentro de los hilos iban pasando imágenes, nombres y palabras que no alcancé a leer porque circulaban muy rápido.
Cuando me puse de pié, Uriel estaba a mi lado. Me saludó con una sonrisa, la cual devolví y esperé a que me dijera algo, pero como no lo hizo tuve que preguntar yo.

- ¿Dónde estamos?
- No sabría cómo llamarlo…- contestó, algo dubitativo.- Pero es como la sala de control de todo lo que pasa y deja de pasar en el mundo.
- ¿Y qué son los hilos?-
- Vidas, entrelazadas con otras, y al final.. esa madeja enorme es lo que los humanos podrían llamar destino.- rió.-
- ¿Quién controla todo esto?
- Nadie. Los hilos se conectan por sí mismos… es que todos nacen de la misma madeja, y ahí se reparten a las almas que van circulando… y en algún momento esas almas se juntan con otras, sus vidas se entrelazan, se forman vínculos y luego todo vuelve al comienzo… donde esas vidas son vaciadas y entregadas a nuevas almas que estaban esperando su turno para vivir.
- ¿Qué?- inquirí sorprendida
- En algún momento te explicaré mejor, ahora tenemos cosas que hacer.- me respondió
- Espera, ¿con esto ustedes ayudan a las personas a cumplir lo que se supone deben hacer?-
- Exacto
- ¿Qué salía en la mía?- alzó una ceja.- ¿Qué es lo que según esto debería pasar?
- No lo sabemos, porque tu hilo se partió por la mitad… y tienes dos caminos, dos alternativas…
- ¿Entonces?
- O sea, lo normal es que se divida en la mitad y todo bien, pero el problema contigo es que una mitad quedó intacta pero desprendida totalmente de tu vida, y la otra mitad se dividió en muchos hilos pequeños que aún no logramos ubicar completamente.
- ¿Qué se supone que significa eso?-
-No lo sé. Yo no sabía nada de esto, ni siquiera sabía si era posible hasta ahora… así que aparte de lo que te dije no sé mucho.- suspiré.- Pero eso no es lo importante ahora, insisto
-Cierto- recordé.- ¿Dónde vamos entonces?
-Vamos a ver a lo más parecido a Dios que existe.-

No respondí nada. Sólo avancé junto a él en silencio. Me intimidaba pensar en lo que posiblemente me encontraría.
Avanzamos un poco, y entramos por unas puertas que parecían de agua cristalina, completamente transparentes, pero de nuevo con pequeñas burbujas insertadas por toda su extensión.

Entramos y sentí un aire frío recorrer todo mi cuerpo. Me estremecí y acto seguido apareció ante mí un hombre normal, común y corriente.
Llevaba una túnica blanca, el pelo corto y lo único que llamaba la atención en él era su piel, tan blanca como es posible y sus ojos y labios eran rojos, haciendo el contraste perfecto.
Si lo hubiese visto antes me hubiese dado la impresión de un vampiro más que de Dios.

-Sussan.- fue lo primero que escuché, con una voz suave y delicada. Ahí me di cuenta que no era un hombre, sino que era más parecido a una mujer. Las facciones finas, y un pequeño bulto que sobresalía de su pecho. No sabía qué decir. Las palabras no alcanzaban a formarse. A pesar de lo normal que se veía, era bastante intimidante.
-No tienes que decir nada, no te preocupes.- intervino Uriel.- Ella sólo verá en tu mente lo que necesita saber.
-Está bien.- asentí
-Nada de bloqueos- me advirtió.
Cerré mis ojos y dejé que invadieran mi mente. Uriel y ella, Dios o lo que fuera….

-¿Qué es lo que piden exactamente?- inquirió luego de un rato; no sé si fueron segundos, minutos u horas.-
-Retornar, una segunda oportunidad. Creemos que la división de su vida pudo habernos hecho tomar el camino equivocado en cuando a su hora.- le explicó Uriel.
-Sabes que eso es casi imposible.
-Casi… no he sido yo quien lo ha dicho.-
-¿Sabe lo que le espera después?- Uriel negó.- ¿Estás segura que es lo que realmente quieres?- preguntó, mirándome a mí en esa oportunidad
-Sí.
-Debes saber que al retornar, serás un humano más, igual de vulnerable… no podrás usar tu mente como comunicación y no obtendrás ayuda de parte de nosotros en ningún momento.- asentí.- Y cuando mueras… porque morirás nuevamente; la salvación no será una opción para ti. Te la dimos y la estás rechazando.
-¿Qué?
-Estás muerta, y estás a un paso de salvarte, eso lo sabías.- asentí con la cabeza.- Pero ahora pides volver… si te damos esa oportunidad, las puertas del “cielo”- dijo señalando comillas con los dedos- quedarán cerradas para ti cuando vuelvas a morir.
-¿Y qué pasará conmigo?
-No puedes saber cómo son las cosas del otro lado. Así como nunca supiste sobre nosotros…Y como no sabes qué traerá eso de ser salvada si lo decides así. Nadie puede saberlo, y tú no eres la excepción.-
-Creo que no comprendo todo.- musité.- Es decir que, si ustedes deciden darme otra oportunidad al morir no podré salvarme, y que me dejarán completamente sola. ¿Eso es?
-Exacto.- sonrió.- Tienes que estar muy conciente de las consecuencias a las que te enfrentarás si decides seguir con todo esto
-Estoy dispuesta.
-No tienes que decidirte de inmediato.- me interrumpió Uriel
-No, estoy segura. No me importa no disfrutar después de morir si no pude ser completamente feliz estando viva.-
-Nadie te garantiza que serás feliz, o el tiempo que tendrás.- me dijo Uriel en un susurro.- Puede que bajes, estés caminando por una calle y mueras de inmediato
-Estoy dispuesta a correr el riesgo
-Suena bastante segura.- Intervino la mujer, o lo que fuese.
-Sí, estoy segura
-Perfecto. Ahora, lo único que tienes que hacer es esperar a que te demos la sentencia final.
-¿Cuánto tiempo tarda eso?
-No lo sé. Sólo espera, y luego te diremos qué hacer.- sonrió.- Uriel te dejará donde llegaste y volverás con los demás. Estarás incomunicada en todo momento, nadie puede saber lo que hay aquí si aún no es el momento para que lo hagan. ¿De acuerdo?
-OK
-Y si vas a visitar a … Billie Joe como lo hiciste para su cumpleaños, no puedes hablarle, por ningún motivo. O la petición se anula.
Comprendí las instrucciones, así que la mujer se fue de inmediato, sin necesidad de despedidas.
Uriel me miró de una manera que no supe descifrar. No sé si estaba enojado, dolido o si sentía compasión o pena por mí. En el trayecto no dijo nada.

-Si todo sale bien, no necesitarás más de mí, pero de todas formas… trataré de no dejarte sola.- me dijo
-¿Aquí nos despedimos entonces?
-Sí.- me dijo y lo abracé con fuerza, aunque parecía que estaba abrazando el aire.- Sólo recuerda, eso de la salvación no existe del todo. Puede que estés en el mismo infierno, pero si fuiste feliz te podrás aferrar a eso.- asentí.- Y dale instrucciones a Billie si te dan el permiso para que luego pueda encontrarte.
-No entiendo
-Cuando muera, dile que busque su hilo, y te encontrará. Estoy seguro que en algún momento los hilos de tu vida que andan por ahí volverán y se entrelazarán con los de Billie, y seguirán unidos incluso cuando lleguen a su fin, y sean ocupados por otras almas más.

Me quedé en silencio. Uriel no dijo nada más y desapareció.
No alcancé a agradecerle por todo lo que había hecho, ni pude decirle que jamás lo olvidaría pero creo que lo sabía. No necesitaba que le dijera las cosas para saber que eran así.
Si hubiese tenido lágrimas estoy segura que habría llorado. Aunque no tuve tiempo de nada, ya que mis alas se extendieron y me llevaron de vuelta en frente de las puertas de cristal donde había salido antes. 

5 comentarios:

  1. La bola de lana es el destino xD!

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  2. podrias subir una nueva historia necesito algo para leer y ya me lei todas tu historias

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  3. *O* Lo AME! .. wow, tu fic me envició, es genial!.. me la lei toda en solo 1 noche xD son las 4:12 am. y yo aqui leyendo xD

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