sábado, marzo 26, 2011

Rest: Capítulo 24



En circunstancias normales habría faltado a clases aquel día.
El día anterior me había quedado toda la noche en el patio de la casa, con la guitarra a un lado, un cuaderno; muchos porros y cerveza.
Hice hasta lo imposible para quedarme despierto y lo conseguí.
Hacía un frío de mierda que por poco no me congeló… pero quería pensar con tranquilidad.

Cuando amaneció decidí subir a mi cuarto (con cuidado de no despertar a nadie en la casa) y estando ahí revisé el cuaderno.
Era algo así como un resumen de todo lo que Sussan me había contado y algunas preguntas que si tenía oportunidad le haría en clases. 

Me bañé y luego de vestirme bajé a tomar café.
Estaba fuertísimo, y aún así sentía mis párpados más pesados que nunca.

-¿Qué mierda te pasó?- me preguntó Mike en la escuela
- Me quedé despierto toda la noche, y creo que aún sigo un poco drogado.- contesté sin abrir mucho los ojos; la luz del día me molestaba demasiado.
- ¿Por qué?
- Quería pensar un poco… nada malo.- mentí.
- ¿Y por qué faltaste ayer?
- Me quedé con Sussan en su casa…- no quise explicar más. Mike me miró con cara burlesca, pero la cambió de inmediato al ver que mi seriedad se mantenía.
- ¿Terminaron?
- No…
- ¿No quieres hablar?
- Mi cabeza está a punto de explotar, prefiero quedarme callado y observar cómo mis sesos adornan la pared.

Los dos reímos y avanzamos hasta la sala. Nadie se fijó en nosotros (obviamente) y fuimos a nuestros puestos.
Recordé que había examen de física al ver que todos estaban estudiando.

- Hola.- me saludó alguien desde atrás. No fue necesario voltearme para saber quien era.
- Hola.- musité y me corrí para que Sussan se sentara a mi lado.
- Te dije que no pensaras en… nada y que descansaras. ¡Mira tu cara! ¿Cuánto dormiste?
- Nada.- respondí sencillamente.- Pero no quiero hablar de eso. Tomé una decisión…
- ¿En serio?- asentí-. ¿Se puede saber qué decidiste?
- No me interesa lo que tengas que hacer, no me interesa nada de eso… haré como si lo de ayer jamás hubiese pasado.- me miró confundida.- Sería fácil que no me recordaras que sabes lo que pienso en todo caso…
- ¿Estás seguro?
- Sí.
- En ese caso… creo que podemos hablar con Uriel para poder bloquear todo…
- ¿Borrar mi memoria?- musité muy bajo. No quería que Mike escuchara lo que estábamos hablando
- No, no dije borrar, sino que bloquear- no comprendí.- Después te explico.

Asentí y dejamos de hablar. Sonó el timbre y quise hacer mi día normal; aunque no pude concentrarme en nada y me fue pésimo en el examen.
El día pasó rápido; y a pesar de que me había acordado durante el día de lo de Sussan, ella misma se encargaba de desviar mis pensamientos.
- ¿Sabes?- inquirí cuando íbamos camino a su casa
- ¿Uhm?
- Ahora entiendo porqué nos entendíamos tan bien desde un principio.- arqueó una ceja.- Obvio, me entendías siempre porque sabías en lo que estaba pensando. Tramposa.
- Supongo que… fue necesario.- rió.
- Puede ser, aunque completamente injusto. Yo no puedo saber en qué estás pensando ahora.
- Podrías saberlo.- me dijo despacio, en un susurro. Me estremeció sentir su aliento junto a mi cuello.
- ¿Cómo?
- Todos podríamos comunicarnos mentalmente, sólo nos falta entrenamiento.
- ¿Me entrenarías?
- Yo creo que sí, pero no ahora… Y no te emociones, mi mente no es tan complicada como la tuya
- ¿Complicada? Pero si mente en lo más cavernícola que existe
- ¿es broma? Me vuelves loca con todas las cosas que eres capaz de retener en un segundo. Es como si… muchas partes de tu cerebro se activaran individualmente, y cada una funciona como un cerebro aparte… Por eso me mareo, eres un caos.
-Lo siento, supongo… No puedo controlarlo. Pensé que todas las personas eran iguales… pero como no puedo estar en la mente de nadie no tengo cómo saber.

No me respondió. Sólo rió por la forma en que había hablado y entramos en su casa.
Uriel estaba esperándonos, y luego de que Sussan hablara con él me hizo sentar en el sillón y se quedó mirándome fijo por varios minutos.
No entendí lo que hacía hasta que intenté pensar en lo de Sussan y no pude.

- Esto es confuso… sé que sé lo de Sussan, pero no puedo pensar en eso…- dije luego de un rato
- Esa es la idea precisamente- respondió Uriel- No estaba de acuerdo, pero Sussan dijo que estarías bien… y cuando quede poco para la audiencia el bloqueo quedará nulo…
- Debes entender que… cuando me vaya no puedes decir ni pensar en nada de lo que te conté; si lo haces… sería perjudicial para mí.
- Lo sé.- le respondí a Sussan.- Pero prefiero que hagamos cualquier cosa en vez de hablar de eso
- Como quieras, vamos a dar una vuelta.

Asentí, y de la mano salimos de la casa hacia el parque donde solíamos ir. Llegamos a un banquito, y Sussan me soltó la mano rápidamente. 
-Lo siento.- se disculpó.- Pero no sabes cómo arde cuando nos tocamos…
-¿Qué?- no entendí a lo que se refería.
-Debido a nuestra extraña conexión, cada vez que nuestra piel se toca directamente siento un ardor…bastante fuerte a veces.- La miré asustado….- Pero es soportable, no te preocupes.
-¿Qué no me preocupe? ¡Pero si te duele! No te voy a tocar más…
-¿Estás seguro?- me preguntó, acercándose tanto que nuestros labios se rozaban. No pude evitarlo y me acerqué, para luego recordé que era como hacerle daño y separarme rápidamente.
-Esto es masoquismo, o sadomasoquismo… como sea.
-No me importa, el dolor ya no me molesta, me acostumbré.- respondió  como si fuera tan simple
-Aún así… - Agaché la mirada
-Prometo detenerte cuando me duela demasiado.- negué.- Eres demasiado terco.

Esa vez asentí. No me importaba lo que dijera, no iba a ceder en eso. No iba a besarla (aunque me costara) si le significaba dolor a ella. 

Pero Sussan era mil veces más terca que yo (si es que eso era posible) y no se dio por vencida.
Se acercó a mí, aunque me mantenía distante y me peñiscó la mano, no muy fuerte; pero aún así podía sentir sus uñas clavándome la piel. 

Estaba acercándose demasiado, se ubicó entre mis piernas y con la mano que tenía libre empezó a dibujar círculos sobre mi abdomen, demasiado cerca de mi cintura…
Eso, sumado a los pequeños besos que me estaba dedicando en el cuello me hicieron olvidar lo de su dolor y el mío que ella estaba provocando; y busqué sus labios con ansias.
Antes de alcanzarlos ella misma me detuvo, apartándose.
-¿Pudiste sentir mis uñas?- preguntó, mientras yo la cuestionaba con la mirada. No quería que se detuviera justo en ese momento.
-Sí
-¿Te dolió?
-Un poco al comienzo pero…
-Pero después te olvidaste.- sonrió, no necesité responderle.-Es lo mismo que me pasa a mí ¿ves?
-¿Estás segura?
-Por algo te lo estoy diciendo. Si alguna vez me duele demasiado, te detendré. 

Se acercó y me besó. Esa era mi parte favorita del día. Y no sé cuánto rato estuvimos así, y me olvidé del frío y de todo hasta que nos separamos y recordé que yo no era inmortal, y sí tenía sangre que mantener a una temperatura razonable.
-¿Sussan?- inquirí. Ella me miró, haciéndome entender que estaba prestando atención- Creo que si no nos vamos moriré de hipotermia
-Cierto, lo siento.- se disculpó y ambos nos incorporamos.- Por favor, esta noche duerme ¿Ok?
-Bueno
-Y no leas ese cuaderno que escribiste, sino el bloqueo será en vano
-Bueno ¿Algo más?- me sonrió, con la cabeza inclinada levemente hacia abajo.
-No, creo que eso es todo.- suspiré.- Nos vemos mañana, y trata de estudiar
-¿Cómo tienes mente para pensar en estudios?- dije alarmado
-Alguno de los dos debe hacerlo ¿o no?
-Cierto.- le dije y le di un beso corto y nos despedimos.
Menos mal que no había nadie en la casa. Nada de preguntas, nada de quedarse a cenar con la familia. Fui libre para hacer lo que quisiera, por lo que subí a mi habitación, y sin siquiera preocuparme por quitarme la ropa o algo me acosté y me dormí de inmediato, tratando de recuperar el sueño que había perdido del día anterior. 

viernes, marzo 25, 2011

Rest: Capítulo 23




Si todo lo que estaba escuchando era parte de un sueño quería despertar; y enseguida.
En mi mente no calzaba la idea de esos seres, niveles y cosas extrañas de las que Sussan hablaba, pero estaba convenciéndome (o tal vez estaba simplemente perdiendo la poca cordura que me quedaba) debido a las pruebas de Sussan; y de Uriel también, quiense había unido a nuestra conversación cuando estuve a punto de colapsar.

Él y Sussan me explicaron que era normal que reaccionara así, pero esa “normalidad” de la que me hablaban se había vuelto demasiado subjetiva.

De cualquier forma, luego de que me calmé, subí a la habitación de Sue y nos quedamos conversando hasta que el sueño me venció.
Le pregunté todo lo que se me ocurrió en ese momento, pero la mayor parte del tiempo sólo recibía respuestas como “no puedo responderte”, “eso lo sabrás más adelante” y otras parecidas e igualmente frustrantes.
Pero la que más me intrigaba saber ni siquiera ella sabía la respuesta, ni Uriel…
¿Por qué nosotros? ¿Por qué, de entre los millones y millones de personas que habitan el mundo nosotros teníamos esa extraña conexión y nos habíamos conocido tan tarde?
Al menos Uriel me tranquilizó asegurándome que no éramos los primeros, y que no seríamos los últimos que les pasara, y que siempre habían soluciones y que todo podría salir bien.

Me explicaron entre los dos esta especie de… sociedad o secta celestial que los controlaba; y las repercusiones que podían tener sus acciones; semejante trama de película, o incluso mejor.

Pero como dije, la conversación duró hasta que me quedé dormido.

Obviamente no me sorprendió soñar con seres extraños, imaginar a Uriel con uñas largas, piel grisácea y el cabello largo y negro. 
Desperté completamente agitado, y con el pelo pegado a la frente por un sudor frío. Algo desorientado me levanté de la cama de Sussan y fui hasta el baño.
Miré con algo de incredulidad mis manos, comprobando que no tenían un color grisáceo como Uriel en el sueño. Me lavé la cara rápidamente y bajé al primer piso en búsqueda de alguien.

Sussan y Uriel se encontraban en la cocina, esperándome con el desayuno servido.
No me extrañó que dejaran de hablar justo en el momento preciso en que entré a la habitación para que yo no los oyera.

- Buenos días.- me saludó Sussan con una sonrisa. Me acerqué y le di un beso en la mejilla (con algo de recelo).- ¿Cómo dormiste?
- Bien, gracias.
- Veo que conociste mi forma natural- ahora Uriel me hablaba, y no entendí nada de lo que decía.- Sé que soñaste conmigo.- Me sonrojé, no sé porqué- y también sé qué soñaste.
- Es normal que nos involucremos en los sueños si salimos nosotros.- me explicó Sussan al ver mi cara, y supongo que al saber en qué pensaba también.
- Exacto; y preferí mostrarte cómo éramos de verdad, ya que tu subconsciente crearía seres completamente desproporcionados y nada que ver con la realidad.- Asentí. Iba a tomarme el café que estaba en frente mío, pero lo miré con algo de desconfianza…
- No tiene nada más que azúcar, agua hervida y obviamente, café.- Era Sussan.- Aunque si quieres puedes prepararte otro.
- Está bien, lo siento…- me sentí idiota… había convivido con Sussan casi seis meses y nunca había tratado de hacerme algo malo; las cosas no iban a cambiar ahora
- Si mi intención fuese hacerte daño lo habría hecho en cuanto te conocí
- ¿Puedo pedirte un favor?- inquirí, poniendo mi cerebro a trabajar a mil para poder expulsar una oración coherente.
- Claro
- ¿Podrías no hacer eso?
- ¿Qué cosa?- me preguntó mi… amiga-novia-ángel-lo que fuese con algo de risa.
- Contestar mis pensamientos. No quiero recordar a cada instante que puedes saber exactamente lo que pasa por mi mente
- Claro, lo siento… de verdad.- se disculpó. No hice nada, ni respondí… me concentré únicamente en la taza que estaba en frente, y me puse a analizar los colores de la cerámica, a contar las burbujas que había en el café; a desviar mi mente de las cosas realmente importantes.

Noté que Sussan se reía constantemente, supongo que le daba gracia el gran esfuerzo que yo estaba haciendo para ahorrarnos problemas.
De cualquier forma, terminé el desayuno a pesar de no tener hambre en absoluto.

- Creo que debes volver a tu casa ahora, Ollie debe estar preocupada; se supone que no te quedarías aquí hoy
- Debe suponer que estoy aquí.- le dije con una mueca.- aunque es verdad, debería volver a casa
- Te acompaño; aún tenemos cosas que hablar.- Asentí.- Iré a buscar algo para abrigarme, aunque no sea necesario; sería raro ver a alguien por la calle sin ropa de invierno cuando está bastante helado.
- ¿No tienes frío? –negó-¿Nunca?-
- No, no tengo sangre, ni pulso, ni nada que mantener a temperatura constante… ya sabes… esto de estar muerta…
- No lo digas así, no es nada chistoso.- musité. Que hablara de esa forma hacía todo más perturbador.
- Lo siento…
- Como sea, anda a buscar algo rápido.

Subió las escaleras, y al rato regresó con un abrigo, un gorro y dos bufandas.
- No seas exagerada.- le dije por las bufandas
-Una es para ti- me pasó una de color negro; la que acepté con gusto y nos fuimos. 

Avanzamos un rato, sin mirarnos, tocarnos ni hablarnos hasta que ella decidió hablar primero.

-Entiendo que las cosas no sean como antes… y lamento haberte dicho todo tan rápido.
-¿Es cierto eso de la conexión?- asintió, y mi corazón latió tan rápido que temí que me diera un infarto o algo así.- ¿Qué es lo que significa eso realmente?
- Que nuestras vidas están destinadas a transformarse mutuamente- no, no me bastaba esa respuesta.- Estábamos destinados a conocernos, y a ser “especiales” para el otro.
- ¿Especiales como amigos o como algo más?
- No lo sé....- utilizó un tono de voz bajo, casi inaudible. Yo simplemente asentí, y le tomé la mano con cuidado.
-¿Cómo puedes sonrojarte si no tienes sangre?- inquirí, al notar cierto rubor en sus mejillas.
-Sólo tú puedes notar que estoy avergonzada y que me sonrojo.- Me quedé en silencio. Creo que si el frío no hubiese sido tan intenso también me habría sonrojado.

- ¿Cómo supiste que teníamos esto?- habíamos avanzado un poco, pero aún tenía demasiadas dudas qué resolver.- ¿Uriel?
-No… creo que lo supe de inmediato cuando te vi.- suspiró.- Creo que todos muy dentro sabemos cuando conocemos a alguien especial; en el momento justo en que las miradas chocan y el corazón te da un vuelco extraño que no sabes explicar….simplemente que algunos se tardan más en reconocerlo.

-¿Según tú nosotros estamos destinados a estar juntos…siempre.?
-No lo sé. No quiero responder eso, puedo estar equivocada y si te digo que sí, que estamos destinados a estar juntos lo creerás y tal vez no sea así; tal vez debas conocer a alguien más… ¿me entiendes?- asentí y la miré a los ojos por primera vez desde que sabía lo que era de verdad.- Tal vez todo lo que estoy dispuesta a renunciar sea en vano… pero eso depende de mí. Tú puedes tomar tus propias decisiones.

Me quedé en silencio. No necesitaba hablar para que ella supiera lo que me pasaba.
No, no estaba seguro de lo que sentía por Sussan, ni siquiera estaba seguro de creer completamente en todas las cosas de las que me estaba enterando o si la sentía tan especial para mí como ella creía que era yo por lo de la conexión. Pero, a pesar de todas las cosas que había oído, de las cosas que me había enterado ese día… en se momento, al mirar sus ojos sólo tenía en mente sus labios, tenerla cerca, abrazarla… sentir ese cosquilleo en mi estómago, el escalofrío que recorría todo mi cuerpo, esa felicidad que me embriagaba al rozar sus labios y acariciar su piel.
No importaba si era un ángel, un extraterrestre o un demonio; a la hora de estar con ella nada más importaba.
Con algo de desconfianza me acerqué y nos detuvimos (porque íbamos caminando mientras hablábamos en todo momento).

-No me importa no ir al cielo ¿sabes? Y no me importaría ir al infierno por quebrar esa estúpida regla de no estar juntos.
-No, no pienses eso… de verdad.- me dijo, pero no podía separarse de mí, ni yo de ella.

No fueron necesarias más palabras. Nuestros labios ya estaban hablando por nosotros. El movimiento perfecto; el momento exacto en que mi mente se detenía y sólo importaba ella; Sussan. La mujer, el ángel, el demonio… nada de eso importaba. Ella y sus labios con los míos eran mi única preocupación; y si tenía que sacrificar algo con tal de estar la mayor cantidad de tiempo posible así con ella valía la pena; aunque ella tratara de convencerme de lo contrario a como de lugar.
Nos besamos por algunos minutos hasta que ella decidió separarse.

-Ya te expliqué que no es tan simple como parece.- Me dijo con bastante pesar en su voz.
-Lo sé; pero… no es necesario que estemos separados todo este tiempo…
-Creo que sí lo es.
-¿Cuándo tienen esa reunión?- pregunté.
-El seis de febrero… creo que es día sábado….- saqué la cuenta.
-Podemos vernos hasta unos días antes… y luego, no lo sé… ahí vemos.
-Tengo que discutirlo con Uriel- me dijo.
-Está bien…-
-Creo que mejor te dejo hasta aquí, y hablaremos en clases… o trataré de visitarte en la noche.

No dije nada, sólo me acerqué y le di un corto beso en los labios.
Me pidió que no pensara tanto en lo que había sucedido y acepté, aunque ambos sabíamos que no era posible.
En cuanto ella se alejó lo suficiente la realidad cayó sobre mis hombros.
Había sido el día más anormal de mi vida, y realmente necesitaría muchos porros, horas en mi habitación y un cuaderno para anotar todo lo que pensaba y así tratar de  desatar los enredos que tenía en la cabeza. 

lunes, marzo 21, 2011

Rest: Capítulo 22


Sí, estoy usando las fotos antiguas, pero ssshhh! xD


Luego de año nuevo, mi relación con Billie se había vuelto oficial; y a nadie en su casa le extrañaba que desapareciera todo el día, o que se quedara a dormir en mi casa o de verme en la suya todo el tiempo.
Tratamos de aprovechar al máximo aquel fin de semana después de año nuevo, porque ya el lunes debíamos volver a clases.
Y yo seguía sin saber de Uriel, cosa que me preocupaba y me alegraba a la vez.

Luego de estar todo el domingo tirados en el garaje de Billie nos acordamos de las clases al día siguiente.
- ¿Vas a ir a clases mañana?- me preguntó Billie
- Sí ¿Por qué no?
- Porque el primer día después del receso de invierno no hacemos nada, es día perdido.- me explicó
- Extraño tener algo que hacer por las mañanas y levantarme temprano.- comenté, y él junto con Mike me miraron extrañados.
- Debe ser una broma- sentí la voz de Billie, pero en ningún momento pareció haber movido la boca.
- ¿Dijiste algo?- le pregunté un poco extrañada.
Billie negó sorprendido, y no quise insistir. Tal vez sólo había sido mi… imaginación o algo así.
- Dime que no estás pensando en faltar ya el primer día.- le pedí
- No estoy pensando en faltar el primer día- dijo obedeciéndome, como un niño pequeño
- Hablo en serio Billie.- sabía que estaba pensando en faltar para hacer cualquier estupidez.- Terminarás repitiendo el curso si faltas más, ya te lo advirtieron.
- Tiene razón- se metió Mike
- A ti también te lo dijeron- fue mi turno de mirar a Mike- No sé qué pretenden, de verdad…
- Pasarlo bien- respondió Mike con simpleza- No todos somos tan … perfectamente responsables como tú.
- Como sea, mañana tienen prohibido faltar, en serio.- le dije a ambos.- Tú en especial
- ¿Por qué yo?- inquirió Billie
- Porque tú eres el especialista en… llevar a la gente por mal camino.
- Y ahora suenas como mi mamá-

Me quedé paralizada y sin saber qué decir. Billie no había movido la boca en absoluto, pero aún así pude escuchar claramente lo que… ¿pensaba?

- ¿Qué te pasó? ¿Dónde está el fantasma?- preguntó Billie, riéndose.
- Me acordé de algo…- alzó una ceja.- Creo que hoy llega U…. perdón, mi papá.
- ¿Hoy?
- Parece, no me acuerdo bien si llegaba esta semana o la próxima.

Mike y Billie asintieron. Para ellos no significaba nada que Uriel llegara; incluso se extrañaron de que no estuviera alegre. Había pasado casi un mes desde que no estaba en la casa (sin contar la visita Express en navidad),  pero aún así no era suficiente como para extrañarlo o algo así.

No volvimos a hablar más de ese tema, o de la escuela ni nada. Nos quedamos en completo silencio hasta que ya se hizo lo suficientemente tarde como para volver a mi casa.
No dejé que Billie me fuera a dejar, no quería sentir sus pensamientos… No quería intrometerme en su mundo y no quería confusiones.
Nos despedimos ahí mismo y le hice jurar que iría a clases.

En cuando llegué esperé ver a Uriel en la casa pero no estaba, y tampoco llegó a la mañana siguiente.
Pensé que era extraño pero no le di la importancia que tal vez requería y me fui al colegio.

En el camino me encontré con Billie y nos fuimos de la mano hasta que entramos. Me sentía un poco nerviosa cuando llegamos y todos nos miraban, sonriendo o susurrando cosas al de al lado.
El camino desde el portón de entrada hasta la sala nunca se me había hecho tan largo; y me sentí completamente sofocada por la vergüenza cuando Billie me besó en frente de todos nuestros compañeros cuando entramos en la sala.
Mi cara estaba completamente sonrojada, y a Billie no parecía importarle.
Al contrario de los demás en el patio, nadie parecía sorprendido de vernos juntos.
Incluso me llegaron varias notitas de las personas con las que hablaba que decían “ya era hora”, “sabía que se verían lindos juntos”; o cosas así.
Pero aparte de eso, el día transcurrió normalmente.

Nos dieron un montón de tarea en casi todas las asignaturas y nos fijaron pruebas para la semana siguiente en Matemáticas e Historia.
A Billie casi le da un colapso nervioso al tener que hacer tantas cosas (porque sabía que lo iba a obligar a hacer al menos una tarea por día).

-No pienso hacer nada de Física, lo siento pero me rehúso.- me dijo cuando estábamos entrando a mi casa.
-Entonces te aplicas en matemáticas, química y biología.- me miró con sumo odio. Le di un beso y pareció no odiarme tanto- Es por tu bien, en serio.
-Como sea… creo que…te están esperando.- comentó cuando entramos a la sala.
Me di vuelta y me encontré con Uriel, mirándome con atención. Billie se separó un poco de mí y me dejó avanzar sola.
-Hola.- me dijo bastante alegre.
-¿Qué… qué haces aquí?-
-Te dije que volvía hoy- me respondió con una sonrisa demasiado exagerada.
-Cierto….
-Simula algo de alegría- sentí ese susurro nuevamente.

Me acerqué y lo abracé fuerte, en ese momento sentí un frío recorrer toda mi espalda, y me sentí mareada porque los pensamientos de Billie se agolparon con fuerza en mi mente. Tuve que hacer un esfuerzo para no caer cuando me separé.

-Hola Billie.- le dijo Uriel, extendiéndole la mano.- ¿Cómo estás?
-Bien, gracias. ¿Y usted?- se veía nervioso, lo que me causó gracia, igual que a Uriel
-Bien, aunque algo cansado- se quedó pensando un momento- ¿Te molestaría si me la robo por un segundo?- me señaló- No tardaré mucho, si quieres la esperas aquí.
-Claro.

Uriel asintió y caminamos juntos hasta la cocina.
-Veo que decidiste estar con él.- Ni siquiera me esforcé en preguntarle cómo sabía. Mi mente era un libro abierto para él.
-¿Te molesta?
-En absoluto, te he notado más alegre
-¿Me has notado? ¿Cómo?
-He venido un par de veces, sin que te des cuenta.- alcé una ceja.- No te iba a dejar completamente sola, no podría…- Asentí.
-Sé que tienes que decirme algo desagradable.- le advertí.
-No es tan desagradable la verdad, pero implica tomar decisiones.
-Espera… ¿Dónde estuviste todo este tiempo?- necesitaba saber eso por lo menos. 
- Abajo- Comprendí de inmediato, mi rostro se tensó rápidamente.
- ¿En serio?
- Sí, y no fue algo tan desagradable…- me sonrió, y yo aflojé la expresión de mi rostro- Fui a buscar respuestas por lo de la conexión…
-¿Y?
-Quedé un poco confundido al principio, pero resulta que… tu destino era estar con Billie; eso lo sabes. El asunto es que… no sé si por error o no sé las cosas no se dieron cómo debían. O al menos eso es lo que nos dicen, pero ellos, los de abajo me explicaron que… tal vez de esta manera es como debían pasar las cosas.
-No entiendo.
-De vez en cuando, y no sé porqué; hay casos que escapan de… las manos de quien se supone coordina todo. Casos en que el destino le dobla la mano incluso a ese Dios omnipotente. ¿Comprendes?
-Creo.
-El asunto es que…Esto ya pasó una vez, pero la solución no fue fácil.
-Explícate.
-En resumen, los de arriba deben admitir que no son tan perfectos, y tienen que ceder un permiso especial para volver.
-¿Volver?
-Sí, para volver a ser humano- mis ojos se iluminaron- o casi humano al menos, algo parecido.
-Pero…- siempre tiene que haber un pero.
-Puede demorarse mucho tiempo, y puede que no te lo den, y que te castiguen (y a mí también ya que estamos) y no puedas volver aquí nunca más, y Billie quede completamente destrozado.
Asentí. 

-¿Qué decisión debo hacer exactamente?- inquirí confundida, si me lo había dicho no había entendido nada.
- Si deseas arriesgar todo por esa audiencia especial para darte el persimo, o seguir como si nunca hubiese pasado nada, con el plan original y cumplir tu “misión” y ascender.
Procesé la información.
Respiré profundamente, y luego inquirí:
- ¿Cuándo debo decidirme?- tragué saliva con algo de esfuerzo- ¿Ahora?
-  No, tu primera evaluación será en Febrero, supongo que podría ser un buen momento para comunicarlo si decides enfrentarlos.
-O sea, tengo un mes…-
-Para decidirte, y para terminar lo que sea que tienes con Billie Joe--eso me cayó como un balde de agua fría
-¿Por qué?
-No puedes estar con él; y si saben que rompiste una regla será todo más difícil. 
- Pero puedo decirle cuando se cumpla el plazo… o en un par de días…

Iba a seguir hablando, pero me vino un mareo insoportable, muy intenso y los pensamientos de Billie se hacían insoportables

-Espera… Billie tiene que irse y…
-Mejor, deberías explicarle que ya no puedes seguir con él.- Mierda.

Billie entró en la cocina, para avisarme que mejor se iba (o al menos eso alcancé a entender de sus pensamientos) pero justo cuando estaba entrando, Uriel pronunció esa  última frase.
Lo odié con todas mis fuerzas. 

-Era necesario- me decía mi… “guardián” mentalmente repetidas veces.
Me di vuelta despacio y la cara de desconcierto y decepción de Billie era evidente. No quería encontrarme con sus ojos, y tener que darle respuestas. Pero… era necesario.
Respiré hondo y estuve dispuesta a enfrentar lo que fuese con al de poder estar con él como era debido. 

Tardé unos segundos en darme vuelta; y Billie no tenía intenciones de decirme algo…lo que realmente me ponía nerviosa.

- Creo que mejoraos dejo solos para que puedan conversar.- dijo Uriel, pero lo tomé del brazo antes de que avanzara
- Te guste o no le contaré todo- le advertí con la mirada fija.
- Sólo si confías en que no dirá nada- asentí y dejé que se fuera.

Billie me miraba inquisitivo. Mi nerviosismo estaba al máximo y más encima tenía que soportar sus pensamientos, me estaban volviendo loca. 

- ¿Podrías dejar tu mente en blanco aunque sea por un segundo? Me estás mareando.
- ¿De qué estás hablando?
- Olvídalo.- hice una mueca-
- ¿De qué estabas hablando con tu papá? ¿Escuché mal?
- No, escuchaste bien… perfecto.- Mi voz sonaba quebradiza.- Según él debemos terminar.
Silencio. Ese maldito silencio que se adueña de las situaciones incómodas.

- ¿Por qué?
- Tenemos que volver de donde vinimos, al menos por un tiempo pero no sé cuánto será
- ¿A New York?-
- No… a otro lugar… pero no importa…
- ¿Le harás caso?
- Se supone que es lo mejor.- respondí, pero sus pensamientos nuevamente me marearon tanto que casi perdí el equilibrio.
Sentí que Billie me tomaba de la cintura, pero quité sus manos de mi cuerpo.

- ¿Estás bien?
- Sí, no te preocupes.- asintió.- Ahora… necesito saber si quieres saber la verdad por muy estúpida que pueda sonar y prometas creerme y no decirle a nadie, o quedarte con la versión más racional.
- ¿Qué?
- Eso… sólo decide y no pienses tanto.
- La verdad, supongo…
Suspiré.
- Puedo sentir todo lo que piensas, por eso me mareo así que te voy a pedir que, aunque sea muy difícil; pienses en la menor cantidad de cosas que puedas.
- No necesito bromas en este momento.
- No estoy bromeando. No pienses que estoy loca, y tus putas canciones no tienen nada que ver aquí así que no pienses en eso.
Billie empalideció.
- Piensa en cualquier cosa, en lo menos obvio que se te ocurra.- cerró los ojos- Puedo adivinar los números si quieres, puedo saber en qué lugares piensas, en los nombres que vas a pensar; y sí Billie, fumar marihuana es peor que fumar cigarrillos.
- ¿Cómo…?
- Por favor no te desmayes.- le pedí. No estaba segura si estaba haciendo lo correcto, pero… no sabía cómo hacerlo de otra manera.-
- ¿Desde cuándo?
- Desde que llegué.
- ¿Qué?
- Desde que llegué, desde que te conocí he sabido lo que piensas, excepto las últimas semanas en que Uriel no estaba.
- ¿Cómo?
- Esto es lo más raro que puedas escuchar en tu vida. Por favor no te desmayes- volví a pedírselo, casi implorando que no lo hiciera. Asintió, y su mente por primera vez estaba centrada sólo en las palabras que yo estaba diciendo. Cerré los ojos y junté el valor para poder hablar.- Fallecí hace cinco meses si no me equivocó. No pude ascender a lo que la gente llama “cielo” y tú eras mi misión; salvarte me daría el paso a… la vida eterna, la felicidad, el locus amoenus y ese tipo de cosas.
- ¿Qué… eres?
- Cuando me tatuaron las alas me convertí en… ángel.
- Esto es una broma.
- No, sería agradable que sólo fuera una broma, pero es algo bastante serio.
- ¿Entonces Uriel no es tu papá?
- No, un arcángel.- Me miró extrañado- Un ángel que ayuda a otros ángeles.

Asintió.
Estaba procesando toda la información.
- Supongamos que te creo, y no pienso que debería llevarte a un psiquiátrico de inmediato…
- Sabes que estás bastante convencido, aunque no quieras admitirlo
- Como sea… ¿Por qué tienes que irte?
- Porque quiero estar contigo, como nunca pensé que iba a querer estar con alguien.
- Estamos juntos hace menos de una semana.
- Lo sé; créeme, pero hay un detalle que, al menos para mí es importante.
- Y es…
- Nuestra conexión. No era normal que me tocaras y sintiera tanto dolor, o que pudiera sentir tus pensamientos aún estando lejos de ti; y ese sueño en el que me viste  cuando yo no tenía la posibilidad de entrar en tu mente significó algo.- Billie no comprendía del todo. - Eso no importa ahora en todo caso. El asunto es que… debo volver, pero no ahora. En un mes más; pero Uriel dijo que no podíamos ser nada en todo ese tiempo.
- ¿Por qué no?
- Porque es una orden para los ángeles no involucrarse con los humanos.- Recité casi de memoria, como Uriel me lo había explicado tantas veces.
 -¿Qué pasa si estamos juntos este mes? Si me olvido que eres… un ángel y te olvidas tú también.
-Si los demás se enteran nunca tendré el permiso para volver… y no sé qué sería de ti, o de mí. Puede que mis sueños se cumplan
-¿Qué sueños?
-Mis premoniciones.- expliqué- Las que consisten básicamente en lo que será tu vida si no cumplo mi misión.
-¿Pero qué sueñas?
-Tu muerte.- su corazón se aceleró.- Pero no te daré detalles.
-Mucha información para un solo día.

Asentí. Billie se quedó en silencio, y yo aproveché para hacerle un agua con azúcar.
 Supe de inmediato que le costaría asimilar todo, que tendría mil preguntas y que estaba considerando seriamente que todo era un sueño, algo demasiado irreal.
Obviamente lo comprendía absolutamente.
Le di el vaso con azúcar, el cual agradeció y luego me senté junto a él en la cocina. 

-Puedes quedarte aquí hoy y hacerme todas las preguntas que tengas, me puedes pedir lo que sea… pero sólo por hoy.- le dije acariciando su mano.
-¿Uriel no se enojará?
-Sabe todo lo que estamos hablando y no nos ha interrumpido, ni me ha regañado; creo que está bien con esto.- Volvió a mirarme desconcertado.- Tiene acceso a mi mente.
-Yo también quiero ese free-pass.- me dijo y supe que su humor estaba algo mejor.
-Créeme, no es algo tan agradable.- sonreí.- Y gracias por controlar tu mente, de verdad me tenías loca.

Asintió y bebió lo último que le quedaba. Estuvimos bastante rato en silencio. Yo no me atrevía a hablar, y Billie no sabía qué decir.
Mi ventaja era que al menos yo podía saber en qué pensaba y responder algunas cosas que pasaban por su mente.
Luego de un rato decidimos subir a mi habitación y me dispuse a responder sus preguntas y tratar de que entendiera, aunque fuera bastante difícil; toda esa caótica situación.

domingo, marzo 20, 2011

Rest: Capítulo 21





Desperté y sentí de inmediato que no estaba en mi cama, y que no estaba solo. No me tomó mucho rato recordar lo del día anterior, y saber que era Sussan la persona que estaba dormida entre mis brazos en aquel incómodo sillón.

No diré que dormí de maravillas porque estaba con ella, sería una mentira horrible porque el sillón era algo pequeño para ambos y cuando desperté me di cuenta que mi pierna izquierda estaba algo acalambrada.
Me moví un poco para acomodarme cuando Sussan despertó. Con todo el pelo revuelto y algo ojerosa.

- Buen día- le dije con una sonrisa y quise apartarme para darle espacio, pero al hacerlo ella casi se cae así que decidí quedarme como estaba.
- No…- chilló luego de un rato y salió casi volando del sillón
- ¿Qué te pasa?
- Estoy recién despertando y me ves así, que vergüenza.- me dijo y noté que estaba algo nerviosa
- Eres una tonta.- reí.- Yo también estoy recién despertando y no me pongo a gritar o a saltar porque estoy despeinado.-
- Cierto… pero aún así…- me dijo y se acercó para saludarme- Hola
- ¿Cómo dormiste?- le pregunté antes de que se acercara lo suficiente para darme un beso
- Uhm… con tu brazo golpeando mi abdomen toda la noche y con la pierna doblada, pero bien…- me respondió con una sonrisa y me dio un beso en los labios.- ¿No se suponía que tenías que llegar a tu casa?
- Yeap, y mi mamá debe estar interrogando a Mike para saber dónde estoy.
- ¿Sabía que te ibas a juntar conmigo?- Negué.-
- Creo que mejor me voy a mi casa… no quiero que me castiguen.- Seguro…
- ¿Ollie te castiga?
- No- reí y me incorporé a un lado del sillón.- ¿Te dije que lo pasé muy bien contigo ayer?
- No me acuerdo, pero si no lo decías lo iba a hacer yo.-
- Deberíamos salir de nuevo…
- Me parece genial.- me dijo con una sonrisa y yo avancé hasta la puerta después de buscar mi polerón.
- Nos vemos.- Me despedí desde la puerta, le di un corto beso en los labios y me fui rápidamente.

Si no me iba en ese momento era posible que me quedara todo el día, pero no quería que en mi casa se preocuparan tanto, y por sobre todo no quería asfixiar a Sussan estando siempre con ella.
Caminé lento a mi casa donde obviamente, mi mamá y Mike me estaban esperando, y no con la mejor cara.

- ¿Dónde estabas?- gruñó  mi mamá apenas me vio entrar-
- Hola…- saludé algo desconcertado.- Eh… salí
- No; si de eso ya me había dado cuenta… y no fue eso lo que te pregunté
- Lo sé… estaba con… Sussan en su casa y se me pasó la hora anoche.- dije algo avergonzado
- No te costaba nada avisar dónde estarías, me tenías preocupada.
- Lo siento.-
- Lo siento, lo siento… siempre lo mismo Billie Joe.- Se estaba enojando- Sólo trata de que sea la última vez ¿De acuerdo?

Asentí. Sabía que se preocupaba si no sabía de mí, pero no era mi intención quedarme toda la noche afuera esta vez; fue completamente… sorpresivo; pero no quise explicárselo porque pensaría que era otra de mis excusas.
Lo único que hice fue subir a mi habitación junto a Mike, porque sabía que me iba hacer un montón de preguntas; las que no tardaron en aparecer una vez que entramos en la habitación.

-¿Desde cuándo están saliendo?
-Ayer fue la primera cita.- respondí sin darle más importancia
-¿Se besaron?
-Yeap.- abrió los ojos desmesuradamente.-¿Qué? No fue la primera vez… ¿qué tiene?
-Nada…¿Por qué no comentaste que iban a salir?- eso lo preguntó algo dolido
-No lo sé… te iba a contar como resultaba todo…
-¿Y qué hicieron?

Brevemente, sin lujo de detalles comenté lo que habíamos hecho. Berkeley, caminar, comer algo. “Una cita común y corriente”

-Te dije que eso de los vales iba a funcionar.- me dijo
-Obvio, si fue mi idea…
-Pero no estabas seguro
-Es lo mismo…
-Oye… ¿Y qué pasó en la noche?- ya sabía hacia donde se dirigía con esa pregunta
-Nada, nos quedamos dormidos.-
-¿Seguro?
-Seguro Mike- lo dije completamente serio. Estaba aburrido de las preguntas, y realmente quería descansar y dormir bien un rato, me dolía todo el cuerpo por culpa del sillón. Mike notó mi falta de ánimo, y dejó de insistir con aquel tema.

-Oye… ¿y cuándo saldrán de nuevo?-
-No lo sé; no nos pusimos de acuerdo la verdad… pero podría ser para Año Nuevo
-¿No tiene planes con su familia?
-No lo creo, el papá se fue de nuevo… está sola en su casa
-Eso es extraño; ¿Quién llega en navidad y se va el mismo día; y quién no pasa con su hija Año Nuevo y la deja sola?
-El papá de Sue.- le respondí con tono obvio- Tendrá cosas importantes que hacer
-Aún así; ¿no te parece raro?
-Un poco…- admití. –
-    Nunca los he podido ver como… ‘padre e hija’ ¿Sabes a lo que me refiero?
-Sí; son como distantes- respondí sin prestar demasiada atención al asunto. No era algo que me preocupara demasiado en ese momento. – SI se acabó el interrogatorio, me gustaría ir a dormir un rato.
-    De acuerdo.- Mike se puse de pié, para salir de la habitación.-Pero antes de irme… no esperes que no te moleste aunque sea un poco cuando empieces a escribirle canciones a Sue y todas esas porquerías
-    Supongo que no tengo opción.

Mi amigo negó, y decidió salir de una vez de mi pieza.
Yo me tendí inmediatamente en la cama, sin siquiera cambiarme ropa o quitarme algo para estar más cómodo, realmente necesitaba dormir porque me sentía más cansado que nunca.

Los párpados me pesaban demasiado; y lentamente me fui durmiendo.

Nunca antes me había pasado, pero a penas cerré los ojos por completo, vencido ante el sueño me di cuenta que estaba dormido y en un sueño. No sé exactamente cómo me di cuenta, pero Sussan estaba en el sueño conmigo, y tenía una cara de confusión que supuse que yo también tendría.
*

En cuanto vi a Billie Joe en mis sueños me desperté inmediatamente. No era normal que estuviéramos conectados cuando yo ya no tenía mis habilidades; y menos que él estuviera conciente de aquella conexión. Porque, por la confusión que detecté en su mirada supe que estaba conciente de lo que ocurría; y era mejor dejar que las cosas que no debían pasar no pasaran.

Como dormir no era prioridad para mí, aquel día a pesar de lo cansada que me sentía no quise volver a intentar dormir, y menos en la noche. Me mantuve ocupada, leyendo y haciendo cualquier cosa con tal de no ver a Billie en sus sueños nuevamente.  

Al día siguiente Billie fue a verme, pero ninguno mencionó nada del sueño, haríamos como si nada hubiese pasado.
Hacía bastante frío ese día, pero aún así decidimos salir a caminar por cualquier lado. Yo estaba harta de quedarme en la casa todo el tiempo, sin nadie con quien compartir aunque fuesen peleas o discusiones.

Caminamos bastante hasta alejarnos de la ciudad; hasta donde estaba la vieja estación de trenes en el camino Christie, que quedaba al salir de Rodeo.

Billie siempre hablaba de este lugar, y de lo que le gustaba estar ahí. Siempre decíamos que iríamos con Mike pero nunca lo habíamos hecho.

- ¿Aquí es donde te gusta pasar el rato?- le pregunté cuando vi que se sentaba sobre un muro de piedra. No se veía nada más que… cerros sin vegetación, los rieles del tren y piedras por todos lados.
- Sí; siempre me ha gustado; es tan tranquilo
- ¿Desde cuándo que vienes?
- Desde que era chico; una vez acompañé a mi papá en uno de los camiones que conducía y me quedó gustando. Cuando pasamos estaba atardeciendo y… no se; desde ese día  me gusta. 

No quise hacer más preguntas. El tema del papá era algo que aún lo incomodaba, y era mejor no escarbar en el pasado. Además, estaba sintiendo ciertas señales de parte de él que me indicaban que ya no quería seguir hablando del tema.

- No sabes lo que tuve que hacer para liberarme de Mike- me dijo luego de un rato, algo avergonzado. Me reí
- ¿Por qué?
- Ayer le conté que… bueno…
- ¿Qué estábamos saliendo?- asintió. Me causó risa que le diera vergüenza decirlo.
- Y se enojó un poco porque no le contaba, y quería venir porque decía que lo iba a dejar de lado y todas esas cosas; así que mañana… nos tienes que acompañar a Gilman.
- Ah…¿tengo que acompañarlos?-
- Bueno, sólo si quieres y no tienes otros planes
- Obvio que quiero, y no tengo otros planes.- le dije y le robé un beso.
- Ok, entonces mañana haremos eso, a ver si retomamos tus olvidadas clases de guitarra.
- Para que veas lo que he mejorado, y sin tu ayuda.-

Los dos reímos. Me encantaba pasar el rato con él, compartir sus momentos; que me abrazara, que jugara con mi pelo sin sentir dolor, que me besara y sentir su cuerpo junto al mío y sin que nada más importara.

miércoles, marzo 16, 2011

Rest: Capítulo 20



Luego de la partida de Uriel, me quedé son saber qué hacer, tratando de controlar mis pensamientos que andaban a mil por hora.

Era bastante temprano aún cuando decidí bañarme y cambiarme de ropa. Me puse la ropa negra de siempre (la que me tenía más que aburrida); y decidí ponerme el regalo de Billie Joe en la muñeca derecha. Sonreí al acordarme de él, de sus gestos, de su regalo.
Me mantuve entretenida haciendo nada en mi casa toda la mañana; ordenando un poco, revisando los videos que había por ahí; de todo hasta que vi que eran las dos de la tarde.
Pensé que era una hora bastante prudente como para aparecer por la casa de Billie; así que me fui para allá.
Cuando llegué y toqué el timbre, salió Ollie a recibirme.

- Hola- la saludé aún desde la puerta y me acerqué a ella.-Feliz navidad
- Feliz Navidad. ¿Cómo estás?
- Bien, gracias.- mencioné.-Eh… ¿está Billie?
- Sí, pero aún está durmiendo.
- Ah…- dije algo desilusionada.- Bueno, volveré más rato entonces
- Pero… si quieres puedes subir a despertarlo
- Se va a enojar.- advertí, pero con una sonrisa por la idea.
- No, no lo creo.- asentí sin cambiar la expresión de mi rostro, igual a la de la mujer- Supongo que ya sabes donde está su habitación
- Sí…
- Bueno; Mike está en la habitación también, pero dudo que puedas despertarlo

Reí. Mike era un holgazán; y se necesitaba mucha fuerza y mucho ruido para despertarlo. Billie siempre me comentaba lo difícil que se le hacía despertarlo cuando iban a Gilman.

Ollie me acompañó hasta la sala de estar y luego subí sola las escaleras. Sabía perfectamente cual era la habitación de mi amigo; así que entré con mucho cuidado. No quería encontrarme con ninguna sorpresa.

Entré procurando hacer el menor ruido y vi a Billie recostado en la cama, con la ropa puesta y abrazando la almohada. Se veía demasiado tierno, con la respiración tranquila y en sus labios había una pequeña sonrisa. 

Me quedé mirándolo completamente hipnotizada hasta que me acerqué a la cama y me senté a su lado.
Su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración; estaba tan tranquilo que no quise despertarlo. Podía quedarme ahí, mirándolo por siempre.
Inconcientemente empecé a acariciar su cabello con suma delicadeza hasta que se percató del contacto de mi piel y empezó a abrir los ojos perezosamente.

- Hola- le dije en un susurro, haciéndome a un lado para darle espacio en la cama.
- Hola- respondió extrañado, dándose vuelta en la cama y quedando frente a mí- ¿Cuánto bebí que no recuerdo que hayas vuelto y que estabas durmiendo conmigo?- solté una risa, pero muy despacio
- Tonto, llegué recién. Tu mamá me dejó subir y me dijo que te despertara, pero no pude.
- ¿Por qué?
- Te veías demasiado dulce durmiendo- dije, sonrojándome un poco.- y parecías disfrutar tu sueño entonces preferí esperar.
- ¿Cuánto rato llevas aquí?- preguntó
- Algunos minutos, no mucho…-
- Ah…- dijo restregándose el pelo a la altura de la nuca. Bostezó y luego pareció recordar algo súbitamente.- ¡Hey! ¡Feliz Navidad!
- Para ti también.- le dije y me acerqué para abrazarlo. Luego me separé y le mostré mi muñeca- Gracias, está linda
- Que bien que te gustara; y gracias por el cuaderno... aunque tengo una queja.
- ¿Ah sí? No me digas…
-Le falta una dedicatoria.- musitó, y se sentó en la cama al lado mío
-Cuando vayas a lavarte los dientes hablamos, apestas a alcohol.- le dije frunciendo el ceño. La verdad es que era algo casi imperceptible, pero necesitaba que se alejara un poco de mí y no se me ocurrió otra excusa.
-No es cierto, no tomé tanto.- dijo defendiéndose mientras se ponía de pié y se dirigía al baño.
-¿Cuánto bebieron anoche?- le pregunté cuando lo vi aparecer por la puerta, algo pálido por lo que supuse había estado vomitando
-No mucho…
-Claro…
-¿Me harás una dedicatoria o no?- quiso saber, extendiéndome el cuaderno y un lápiz.
-Bueno, pero no ahora. Tengo que pensar en qué escribir.
-Como quieras…- me dijo. Sentí que me iba a decir algo, pero se detuvo y dejó de mirarme.
-¿Qué?
-¿Qué de qué?
-Ibas a decirme algo…-
-No..- lo miré enojada.- De acuerdo, tal vez sí….- sonreí- No sé cómo decirlo….
- Simplemente dilo
- ¿Vas a salir conmigo?
-Ah… eso.- musité. Billie me miraba expectante; y yo no había tomado una decisión…
-No tienes que decir que sí si no quieres.- me advirtió ante mi indecisión
-Yo quiero salir contigo…
-¿Pero?...-sugirió por la forma en que hablé
-No estoy segura si es la mejor idea.- solté de repente-Uriel… no lo sé
Billie se veía frustrado.
-Aún no pasa nada y ya te arrepientes, y ya crees que va a terminar de alguna manera desastrosa cuando aún ni siquiera comienza algo.- dijo bastante enojado.
-Tienes razón, lo siento.- le dije, aunque yo sabía cómo podían terminar las cosas y no era algo demasiado lindo.
-¿Entonces? ¿Eso es un sí?
-Así parece.- le dije y me sonrió
-Entonces tenemos una cita.

Asentí y luego seguimos hablando de cualquier otra cosa hasta que Mike despertó, preguntando lo mismo que Billie cuando él despertó al verme con ellos, en la habitación.
Cuando los chicos ya estaban bien despiertos, bajaron a comer algo (que fue algo así como desayuno-almuerzo) y me invitaron a quedarme.
Billie me preguntó por Uriel, y le conté que se había ido el mismo día.
Después compartimos un poco con los demás; y luego la casa quedó a nuestra disposición ya que todos fueron a un paseo con Alan, uno de los hermanos de Billie.

El día de navidad se pasó bastante rápido, y nos pusimos de acuerdo con Billie Joe para salir dentro de la semana, pero antes de Año Nuevo.
No sé bien porqué, pero decidimos que era mejor no contárselo a Mike.

Decidí no ponerme nerviosa el día en que saldríamos, pero fue imposible.
Me demoré mucho más que lo usual en arreglarme, en buscar la ropa y por primera vez en mucho tiempo usé algo de maquillaje, pero leve… no quería que Billie notase que me estaba esforzando demasiado si sólo era una cita. 

Habíamos quedado en juntarnos en la plaza que quedaba cerca de su casa y luego iríamos a Berkeley ; ahí dijo que él vería qué hacer.

Creo que me adelanté un poco en llegar porque él no estaba, así que decidí darme una pequeña vuelta para perder el tiempo.
Cuando volví, Billie me esperaba sentado en uno de los bancos.
No fue necesario poder leer su mente para darme cuenta que estaba igual, o incluso más nervioso que yo. Podía darme cuenta en su forma de moverse cuando me vio, o en su mirada…

Lo saludé con un beso en la mejilla, sintiendo un cosquilleo extraño; y luego me detuve a observar cómo se veía.
Tenía algo diferente, un no sé què; además que iba un poco más perfumado que lo habitual, cosa que me agradó. Demasiado.

- ¿Te hiciste algo?- inquirí, dejando de lado mi nerviosismo y esa actitud tímida y de avergonzada digna de una niñita de 12 años.
- No…¿Por què?
- Te noto diferente, pero no sé qué es.
- Me corté el pelo
- Hace como una semana- interrumpí.- Ya me había dado cuenta de que tus hermosos rizos ya no adornaban tu cabeza
- Un corte no te vendría mal a ti.- me dijo.- Tienes el pelo demasiado largo ¿No te molesta?
- Lavarme el pelo sí; pero me gusta así- mentí No podía cortarme el pelo, aunque quisiera, aunque lo intentara… Uriel me había advertido cuando cambió todo mi aspecto.
- Ah…- fue todo lo que dijo.- Como sea, ¿vamos? No quiero que se nos haga muy tarde

Asentí y caminamos hasta el paradero para tomar el autobús.
Hice mi mayor esfuerzo para que no se notara lo nerviosa que me sentía y así no se formaran momentos incómodos.

- ¿Cuáles son los panoramas?- quise saber
- ¿Aparte de estas hermosas dos horas en autobús hasta Berkeley?
- Sí
- No lo sé; podríamos ir al cine, o a comer algo, o simplemente dar vueltas…
- Dar vueltas y comer algo suena excelente.- comenté entusiasmada. No me parecía buena idea quedarme sentada por alrededor de dos horas mirando una pantalla sin poder comentar nada.

Después de hablar muchas estupideces llegamos sin saber qué hacer.
Fue la “cita” más extraña en la que he estado, hasta que después de caminar bastante fuimos a comer algo, empezó a oscurecer y nos sentamos en el parque.

Estar con Billie era realmente agradable; podíamos hablar por horas sin aburrirnos y ese día lo había vuelto a comprobar. 

Estuvimos dando vueltas por toda la ciudad, deambulando por tiendas, parques, calles atestadas de gente; y en ningún momento hicimos alguna insinuación, ni siquiera nos rozamos las manos ni nos sonrojamos por algún comentario.
Nada de eso hasta que decidimos sentarnos mientras comíamos unos dulces, la temperatura había descendido y Billie notó que mi cuerpo tiritaba levemente. 

-¿Te dio frío?- me preguntó mientras se acercaba un poco más a mí
-Algo…- respondí, y mis labios no paraban de moverse involuntariamente.
-Estamos en invierno y tú vienes así, completamente desabrigada.- me regañó y tenía razón. Andaba con una polera y un chaleco muy delgado.- Ten
-No hace falta.- le dije rechazando el polerón que me ofrecía
-Ando con más ropa que tú.- me dijo y sin hacerme caso me puso por encima la prenda
-Gracias.
-¿Quieres un café?- negué y me acerqué a él, buscando la calidez de su cuerpo.

En cuanto lo hice sentí que su cuerpo se tensó, y me arrepentí. Pero luego pasó su brazo por alrededor de mis hombros y me atrajo a sí mismo más aún.
Sonreí sin que pudiera verme y me acomodé de lado con la cabeza en su hombro.
No hablamos en todo ese rato. Él miraba distraído hacia cualquier lado menos a mí, y yo inconcientemente había empezado a acariciar su abdomen y su brazo.
Estaba completamente relajada en esa posición, sintiendo como el pecho de Billie se desplazaba hacia mí al respirar, estremeciéndome cuando él me quitó el pelo de la cara y comenzó a acariciar mi mejilla, mirándome fijamente.

Sentí que lo más importante en ese momento era alcanzar sus labios que se presentaban justo en frente medio abiertos; de a poco me senté más cómoda y me fui acercando… agonizantemente despacio hasta que nuestros labios se juntaron.

Sentir el contacto con él nuevamente me hizo sentir bien, plena; su boca se movía lento, suave; y sus manos sobre mi rostro ayudaban a que todo fuera perfecto.

Nos separamos luego de unos minutos, con la respiración un tanto más agitada. Miré sus ojos verdes, brillantes, hermosos y sonreí. No me avergonzaba esa vez.
No necesitaba más pruebas, más respuestas que la que había recibido con todas las sensaciones que sólo un beso podían despertar en mí.

No importaba si los ángeles, el cielo, el infierno, el guardián, Uriel o quien fuese me advirtiera que estaba mal, que no podía estar con Billie Joe.
Sé que las cosas pasan por algo, y no iba a dejar pasar la oportunidad de estar con mi conexión plenamente.  Era capaz de arriesgar lo poco que tenía con tal de compartir mis momentos con él, momentos como aquel beso, como nuestras risas…

Estuvimos en aquel parque hasta que el frío se volvió insoportable para ambos y decidimos volver a Rodeo; pero con una actitud completamente diferente.
Ahora los silencios eran llenados con besos y caricias tiernas, mientras caminábamos y una vez que nos subimos al autobús.
Nuestras manos iban entrelazadas y el contacto permanente de nuestra piel se sentía muy bien…

-Ya es bastante tarde ¿Cierto?- inquirí cuando ya estábamos en la puerta de mi casa
-Más o menos.- respondió Billie
-Se me pasó demasiado rápido.- admití
-A mí igual…Pero podemos quedar para vernos mañana… si tú quieres.
-¿No quieres pasar?- le pregunté.- Podemos tomar café para el frío… y después llamas a tu casa para avisar que llegarás más tarde
-¿No le molestará a tu papá?
-Uriel no está; además… no creo que le importe.-
-Uriel… claro.- dijo pensativo- Aún me cuesta acostumbrarme a que no le digas papá como todo el mundo
-No soy como todo el mundo.- le dije seria, pero sonreí casi inmediatamente después.
-Cierto.
-¿Entonces?
-¿Entonces què?
-¿Te vas a quedar otro rato?- le pregunté
-Sólo un rato.- me dijo y entró conmigo.

Nos servimos café con galletas y nos sentamos en el sillón a ver televisión; y aunque estaba bastante aburrida la programación no me molestaba, porque estaba con Billie; y era más lo que conversábamos que la atención que le prestábamos a lo que estaban dando.
No nos dimos cuenta pero la hora avanzó demasiado rápido, y el sueño se apoderó de nosotros haciendo que nos quedáramos dormidos en el sillón, abrazados hasta la mañana siguiente. 

sábado, marzo 12, 2011

Rest: Capítulo 19



Estaba durmiendo. Me quedé dormida pensando en Billie Joe y su imagen me siguió hasta en sueños.
Lo primero que logré visualizar fue el verde de sus ojos, el que llenaba toda mi retina y parecía como si fuera en un túnel hasta que logré ver algo de luz y su cuerpo apareció en su totalidad.
Estaba recostado en una cama; pero era diferente… algunas arrugas; pelo más corto… Esto ya lo había soñado

Era su muerte; otra premonición. O al menos eso pensé hasta que de repente empecé a ver todo como en cámara rápida (excesivamente rápida) hasta que se detuvo un par de segundos.
Estaba comprando las pastillas con las que iba a matarse.
Luego la imagen se corrió y la cámara rápida de nuevo y la imagen de él estando con su esposa e hijos.
Y así paulatinamente empecé a recorrer su vida a una velocidad increíble; pasando por todo lo que vivía pero desde el final hasta el principio, al revés; deteniéndose en algunas escenas, y avanzando más rápido en otras.
Era algo bastante caótico.

Billie; sus hijos, su carrera, su hogar, su matrimonio, sus peores días y algo así como mi muerte…

Desperté justo en ese momento, cuando sentí (en el sueño) que el aire me faltaba mientras estaba tendida en un lugar que no supe identificar.

Tenía sudor en la frente al despertar, y la respiración agitada.
Otra premonición; una advertencia… Volví a pensar en el tema de la misión; el repetitivo tema que no dejaba que me olvidara… ¿Dónde estaba Uriel? Necesitaba respuestas… Pero como siempre; no las tendría.

Cuando logré calmarme, me levanté y fui al baño. Luego recorrí toda la casa para buscar a Uriel pero no estaba; así que volví a la pieza y vi el regalo de Billie Joe sobre el velador. Me había olvidado completamente de eso.

Era un paquete bien envuelto, pequeño.
Ansiosa rompí el papel y me encontré con una pulsera que decía mi nombre junto a un corazón.; bastante linda. Y justo antes de botar el papel de regalo noté que había un pequeño trozo de papel, mal cortado y con algo escrito por ambos lados.
”Vale por mil besos, abrazos infinitos y mucha felicidad” decía por un lado, y al darlo vuelta noté una pequeña nota en la esquina:
“Válido sólo si aceptas salir conmigo y darme el mejor regalo de Navidad”

Nunca había recibido algo tan… tierno. No pude evitar sonreír y admirarme por su gesto.

- No te emociones tanto.- sentí un susurro en mi oído. Tenía que llegar a joderme toda la emoción.
No le dije nada; sabía que en pocos segundos iba a tener a Uriel parado junto a mí; mirándome con cara de pocos amigos… y así fue.
-Tenías que llegar justo hoy.- le dije sin necesidad de mover mis labios. Los “poderes” habían vuelto
-Si te quedabas toda la noche en casa de Billie hubiese sido una de las peores cosas que te hubiesen pasado.- me dijo, demasiado serio.- Las relaciones entre ángeles y humanos no están permitidas; y lo sabes
-No tengo ninguna relación con él; y lo sabes.- me defendí
-Pero sé lo que sienten el uno por el otro; lo que es mucho más peligroso en este momento.
-¿Podías espiarme aún estando desconectados?- inquirí. Si era así había visto y sentido todo lo que había hecho esos días.
-No; no se trata de eso
-¿Entonces?
-¿Recuerdas cuál fue el motivo de mi viaje?-
-Buscar respuestas
-Exacto… y creo que conseguí suficientes…pero no son buenas noticias
-Y no puedes decirme ¿cierto?- Uriel negó. La ansiedad se apoderó de mí
-No tengo mucho tiempo para contártelo, y no puedo repetir nada así que presta atención a lo que te diga ¿de cuerdo?- asentí-  Además; debo irme de nuevo…

Asentí, él sabía lo que pasaba en mi cabeza. Sabía que poco me importaba si tenía que irse de nuevo, que sólo quería que me diera algunas respuestas que me sirvieran para entender aunque fuese una mínima parte de todo.

- De acuerdo…- tomó aire, y me di cuenta que, obviamente no iba a pronunciar ninguna palabra, todo el diálogo sería mental.- Pedí persmiso, y fui a explicarle algunas cosas a seres de otras “dimensiones” para tratar de encontrar explicaciones a las cosas que no podiá entender, cosas que pasan entre Billie Joe y tú…
“ Luego de explicar todo, no fue difícil obtener una respuesta…. Supuestamente, hay personas que están destinadas a encontrarse en la vida, y a  generar cierto impacto en ambos destinos…

Lo que nos cuesta entender, es que la conexión entre ustedes se haya dado después de tu tiempo en la Tierra… cuando tu tiempo ya terminó. Tu alma le pertenece a los nuestros, ya sabes… los de las reuniones y eso; por lo que si llegan a enterarse de esta extraña conexión y tus sentimientos por el humano te devolverán al limbo, y tu misión no se habrá completado… por lo que descenderás.
Yo no lo informaré, no todavía.
Tienes todo el tiempo que yo no esté para asegurarte que Billie esté bien y feliz para cuando te vayas, porque sabes que en algún momento debes regresar….
¿Has comprendido?”-

Asentí, tratando de asimilar toda esa información.

-Obviamente Billie no puede saber nada de esto… Y lo más aconsejable es que no tengan una relación; sería más difícil… pero es tu decisión al final mientras yo no esté.
-De acuerdo …- dije, aún no estaba bien
-Otra cosa; los de arriba notarán que no estoy y vendrán a examinarte; ahora es cuando debes aplicar todo lo que aprendimos sobre bloqueos
-Está bien…¿Pero qué les diré si preguntan por ti?
- No, no lo harán…- me sonrió, tratando de darme confianza.
- ¿Debes irte ahora?- me adelanté un poco a sus pensamientos dirigidos hacia mí.
-Sí. Debo encontrar otra respuesta, quizás la más importante…  - asentí, por enésima vez.- Recuerda todo lo que te dije, piénsalo y ayuda a Billie Joe; No quiero que desciendas.

Lo último me dijo dándole forma física a su voz, profunda y grave, llenando toda la habitación.
Por mi parte, no dije nada. Simplemente me quedé mirando cómo mi arcángel se convertía en una brisa leve y desaparecía ante mis ojos.

Sentí de inmediato que las piernas me tiritaban un poco, y que me faltaba fuerza en ellas para mantenerme en pié.
Con dificultad me acerqué a la mesa del comedor y me afirmé ahí todo el tiempo necesario para estabilizarme.

Procesé la información.
¿Si no hubiese muerto, hubiese conocido a Billie Joe y hubiésemos tenido la oportunidad de ser felices? ¿ O el mundo era tan retorcido que este era el plan, juntarnos para separarnos bruscamente por algo que jamás podría ser?

Mientras pensaba en eso, sentí un zumbido fuerte en mi oído, y supe que la conexión nuevamente se había ido… Volvía a ser casi humana nuevamente, con Uriel lejos de mi perímetro.
Las reglas del juego habían cambiado nuevamente, y al parecer cumplir con las cosas que debía serín mucho más difíciles de lo que pensé, al involucrar mis sentimientos en donde menos debía.

viernes, marzo 11, 2011

Rest: Capítulo 18







Billie y Mike iban frecuentemente a mi casa; y por suerte nuestros encuentros no eran para nada incómodos. Nos quedábamos hasta tarde viendo películas; o yo escuchaba cómo los chicos tocaban con una guitarra acústica que había encontrado en una habitación que servía como bodega y así pasábamos los días cuando no había nada más que hacer.

De Uriel no había sabido nada; absolutamente nada.
Cada vez que me acordaba de él sentía una ansiedad por recibir algún indicio de él, que me dijera las cosas que estaba haciendo mal, que me dijera que no podía tener sentimientos, que dejara de lado esas ideas de besar a Billie cada vez que estábamos cerca.
En las noches, cuando ya no tenía en qué mantener mi mente ocupada, me preguntaba si Uriel sabría todo lo que pasaba conmigo aunque no estuviera; o si de verdad volvía a tener la libertad que solía tener al estar viva…

- Sue… ¿qué harás para navidad?- me preguntó Mike un día… que estábamos comiendo pizza
- ¿Cuándo es?- pregunté; estaba completamente perdida con todo lo que fuera fechas y que implicara el ver un calendario.
- Ehm… en dos días.- me respondió sorprendido- ¿va a llegar tu papá?
- No creo; no e ha avisado.- respondí.
- Billie ¿por qué no va a tu casa?- el aludido levantó la vista; y miró a Mike igual que yo, no entendí de qué estaba hablando.
- ¿Qué dijiste? No estaba prestando atención
- Que Sussan estará sola en navidad; y que podría ir a tu casa… ¿o no?
- Ah; claro…si no tienes planes más importantes- respondió aún medio confundido, mirándome con la última frase.
- No entiendo de qué están hablando…
- De la cena que hacen en la casa de Billie para navidad… y van todos sus hermanos; es bastante entretenido… y siempre nos quedamos hasta el día siguiente para abrir los regalos—me dijo Mike
- ¿Y tú no estás en tu casa?- pregunté sin querer mirar al guitarrista.
- No, en mi casa no celebramos la navidad como en la casa de Billie.- me dijo, ante lo que asentí- ¿Y? ¿Irás?
- Yo creo… o sea; si es que ustedes quieren que vaya…
- Obvio que sí- dijo Billie, incorporándose a la conversación.- Mi mamá cocinará pavo y esas cosas;  somos tantos  que un invitado más no le molestará.
- Ok, entonces estaré ahí…- dije
- Te paso a buscar, si quieres.- comentó Mike, con un trozo de pizza en la boca.
- Sería genial.- respondí.- Tendré que ir a comprar regalos; no me acordaba que sería navidad y no he comprado nada.-
- Somos dos.- admitió Billie.
- Yo ya compré- dijo Mike con una sonrisa
- ¿Qué le vas a regalar a Jessica?- le pregunté
- Un globo; un peluche y un chocolate.-
- Te lo dije.- susurró Billie, y yo sólo reí
- De seguro le va a gustar… ¿ella también estará en tu casa?- le pregunté a Billie
- Noup, Mike la verá el 25… en la noche creo

Asentí. Había olvidado completamente lo de la navidad, realmente… así que iba a tener que comprar regalos. ¿Qué le podía comprar a Billie y a Mike?
Ese día no iba a poder ir a ver nada; así que dejé de pensar en eso y lo pasé bien con los chicos hasta que decidieron volver a sus casas.

Al día siguiente me levanté temprano y me fui a Berkeley a ver qué comprar. Se me haría muy difícil elegir algo…

Anduve dando vueltas por varias horas; hasta que pasé por una tienda de ropa y vi una bufanda negra con algunas rayas blancas; así que eso le compré a Mike; quien se quejaba del frío y de que no tenía bufanda… así que se la compré. 

Sólo me faltaba Billie. Lo más difícil…Creo que recorrí las tiendas de Berkeley al menos unas tres veces hasta que me decidí.
Una libreta, con detalles en cuero y cosas así para que escribiera sus canciones.
Era perfecto para él, que siempre andaba escribiendo en la parte trasera de los cuadernos de colegio o en hojas sueltas.

Me demoré todo el día; pero valió la pena… así tenía todo el día siguiente sin tener que preocuparme por los regalos y cosas así.

Como pensé, ese día los chicos no fueron a mi casa; tal vez Billie había ido a comprar los regalos o cualquier cosa.
Al día siguiente sólo vino Mike a saludarme y luego fue a la casa de Billie a tocar; me invitó pero no quise ir.
No me gustaba estar tan cerca de Billie Joe; tenía que controlarme demasiado y no era agradable.
Luego de la conversación que tuvimos yo realmente evitaba a toda costa estar a solas con él, porque no me creía lo suficientemente fuerte como para resistir acortar la distancia, tenerlo cerca….  Pensar en lo que no podía hacer me hacía querer hacerlo más…Como suele suceder con la mayoría de las cosas.

El 24 Mike llegó a mi casa y esperó a que me cambiara ropa y nos fuimos a la casa de Billie.
Yo iba con un vestido…blanco con detalles negros; bastante normal y cómodo. Me sentía bien.
Y en la mano llevaba las bolsitas con los dos regalos.

-¿Puedo saber si una es para mí?- me preguntó Mike
-Obvio que un regalo es para ti.-
-¿Qué es?
-Un regalo, sorpresa…- le dije.-
-Un regalo más que abriré este año.- dijo como un niño pequeño, lo que me causó gracia.

Seguimos hablando en el camino hasta la casa de Billie. Cuando vi varios autos en la entrada supuse que realmente irían muchas personas y empecé a ponerme nerviosa.

Tocamos la puerta, y salió la mamá de Billie a recibirnos.
Mike nos presentó, y luego entramos a la casa, que estaba decorada con cosas navideñas, haciendo que todo se viera bastante acogedor.
Nos sentamos en el sillón viendo como Ollie se volvía loca con toda la gente que había a su alrededor hasta que Billie apareció. Viéndose exactamente igual de apuesto que siempre.

-Perdón por demorarme tanto, Ana no me dejó tranquilo cuando le conté que venías.- dijo mirándome
-No te demoraste tanto.- le dije, y me acerqué a saludarlo. Luego estrechó su mano con Mike y nos fuimos al patio.

Estuvimos conversando y luego entramos para cenar. Billie me presentó a todos sus hermanos; cuñadas y cuñados; sobrinos… a toda la familiar mientras nos sentábamos y luego tuve que hablar de mí.
Que me había mudado de Nueva York por el trabajo de mi papá, que iba en el curso con Mike y Billie; y prácticamente eso.
La cena todo bien hasta que sentí el teléfono, y luego la mamá de Billie me estaba llamando.

-Tienes teléfono.- me dijo cuando llegué hasta donde ella estaba. Sentí la mirada de Billie Joe en mí inmediatamente, cuestionándome con esos ojos verdes… llenos de preocupación.
-Gracias- le dije y me di vuelta, cosa que Billie no se diera cuenta de lo que estaba hablando. -¿Aló?
-Sussan…- sentí la voz de Uriel. Un escalofrío recorrió toda mi espalda, y supe que no eran buenas noticias. –Deberías irte a casa, estar con los Armstrong no es buena idea; además, mañana vuelvo a casa.
-Pero…
-Nada, cuando llegue hablaremos.-sonó como mi padre cuando me retaba, me asusté-
-Bueno… nos vemos- le dije, aunque no estoy segura si habrá escuchado lo último porque me cortó el teléfono inmediatamente.

Volví a la mesa lo más normal que pude, pero al parecer no lo conseguí.
-¿Estás bien?- inquirió Billie. Simplemente asentí.-¿Quién era?
-Uriel.- respondí despacio
-¿Quién?
-Ah… mi papá- siempre olvidaba decirle “papá”, y Billie siempre se olvidaba de quien era cuando lo nombraba por su nombre
-Ah…¿Y está bien?
-Sí, aunque quiere que vuelva en un rato a la casa; volverá mañana.- 
- ¿Cómo se consiguió nuestro teléfono?- verdadera curiosidad pasó por sus ojos, pude notarlo inmediatamente. Me encogí de hombros.
- No sé- traté de inventar una excusa, rápido- Ah, es que ayer me llamó, le conté que vendría y me pidió el número de tu casa.

Asintió, sin convencerse totalmente. Pero esa era la idea más lógica que se me ocurría

-¿Tienes que irte de inmediato?- inquirió a los segundos después, con algo de enojo que pasaba casi desapercibido en su voz.
- No lo sé… supongo que puedo quedarme  hasta el final de la cena.
- Qué lástima- intervino Ollie.- Nos hubiese encantado que te quedaras un rato más.
Bajé la vista, luego de sonreirle y me concentré en mi comida. Luego puse algo de atención a la alegre conversación que tenían, traté de sonreír varis veces pero mi preocupación no me dejaba del todo tranquila.

Estuve con los chicos luego de que retiraran las cosas de la mesa, y después me despedí de todas las personas que estaban ahí, dejando para el final a Ollie y Mike.
Le indiqué a Billie que debía irme, y me acompañó hasta la puerta.
Salimos, y nos quedamos, quietos en la entrada de la casa.

-No creo que nos veamos mañana así que… feliz navidad.- le dije y le pasé la bolsa con su regalo.- Espero que te guste, y le dices a Mike que le dejé el suyo bajo del árbol.
-Bueno... pero espera, yo también te tengo algo.-nos separamos y entró corriendo a su casa, tardó algunos segundos y llegó a mi lado nuevamente, con la respiración agitada.- También espero que te guste; y Mike también te tenía algo… supongo que te lo entregará mañana o cualquier otro día.
-Gracias.
-Ábrelo cuando estés en tu casa… sería mejor.- asentí, y noté que no me estaba hablando como siempre.
-Billie… ¿te pasa algo? -negó-Siento que estás… molesto.- volvió a negar- Mientes horriblemente
-Me hubiese gustado que te quedaras; eso es todo.-

No le dije nada; sólo acaricié su mejilla y le di un beso en el mismo lugar unos segundos después.-

-Nos juntamos otro día… cuando papá llegue y las cosas vuelvan a lo de siempre.- asintió con la mirada hacia abajo.
-¿Quieres que te acompañe a tu casa?- soltó a los pocos segundos.
-No, sigue celebrando con tu familia… no te preocupes
-Me gustaría haber celebrado contigo.
-A mí igual- le dije, sinceramente.- Pero… me tengo que ir.
-Claro…- 

Me acerqué para despedirme, un beso en la mejilla y dar media vuelta; pero me quedé mirando sus ojos por varios segundos; en los que Billie quiso acercarse, darme un beso pero me corrí.

-Hora de irme. Dale saludos a todos.- fue lo único que dije y me di media vuelta para salir casi corriendo.

Llegué a eso de las once de la noche. No había nada que hacer, nadie con quien pasar noche buena pero no importaba… me fui a acostar casi de inmediato cuando llegué; y me olvidé del regalo de Billie…
Estaba nerviosa con la llegada de Uriel; y supe luego de acostarme que ya estaba cerca porque los zumbidos en mi oído aparecían nuevamente; aunque con mayor intensidad, sentí cómo Billie me llamaba internamente, esperaba que me devolviera y estuviera con él. Lo sentía, claramente; como nunca antes a tal distancia de donde se encontraba…

La conexión se había intensificado; y no sé si fue por la ausencia de ésta durante un tiempo o si tenía relación con lo que en ese momento sentíamos.

martes, marzo 08, 2011

Rest: Capítulo 17


Her ewe go again, intafuation…touches me just when I thought that it would end. Oh, but then again it seems much more than that & I’m not sure exactly what you’re thinking.

- ¿De qué hablaron?- me preguntó Mike inmediatamente después de salir de la casa de Sue
- De que me gusta, y nos dimos un beso.- le dije rápidamente, antes de arrepentirme de contarle
- ¡Al fin! ¿Y? ¿Cómo fue?
- Realmente genial.,. pero ya, deja de preguntar… no te responderé nada más.

Mike se dio cuenta que estaba hablando bastante en serio, así que dejamos de hablar del tema. Aunque era en lo único que podía pensar. Tengo ese tipo de personalidad que convierte todo en una obsesión; obviamente, ahora no sería la excepción. Aunque esta vez… sentía algo diferente (pero.. realmente diferente). 

- Estás distraído.- me dijo mi hermana después de la cena; cuando Mike ya se había ido a su casa
- Puede ser…- respondí sin interés alguno.
- ¿Es por tu novia? ¿Por el regalo de navidad?- me preguntó, demasiado interesada 
- ¿Qué le pasa a todo el mundo que sólo piensan en eso?- farfullé enojado.- Además; ya no tengo novia
- Pero… ¿Por…
- No preguntes.- dije; interrumpiéndola. 
- Como sea; sería mejor que fueras a dormir, te ves cansado. 
- Sí; eso haré.- Me paré de la mesa, llevé mi plato a la cocina y subí. 

Aunque no precisamente a dormir. Con tantas cosas dando vuelta en mi cabeza sería imposible conciliar el sueño; y tenía más que claro que tratar de dormir en ese estado era lo peor.
No pude hacer más que dar vueltas y vueltas toda la noche tratando de ordenar mi cabeza; imaginándome los posibles escenarios que podrían ocurrir al hablar con Sussan: en algunos supuestos aparecía una repetición del beso; en otros algunas lágrimas y así se me pasó toda la noche. 
Estoy completamente conciente que pensar tanto es una pérdida de tiempo, ya que las cosas nunca resultan como uno espera…. Pero tratar de evitarlo resultaba mil veces peor (realmente). 

Creo que al final dormí dos horas o algo así; y desperté pensando en Sussan (Inesperado …¿cierto?)
Después de haber despertado bien; fui al baño a hacer mis necesidades y después me lavé los dientes y la cara. Aproveché de mirarme al espejo para encontrarme con mi reflejo completamente ojeroso; y al parecer mi acné post-púber quería regresar… ¡Justo hoy! Maldije y salí del baño con algo de enojo que se me pasó en la mitad del pasillo, dando lugar a la ansiedad que era de esperarse. 
Después bajé a desayunar sólo con boxers y David me retó porque estaba su novia… (¡¿Qué pareja se junta a las 10:30 am?!)

Como sea; tomé desayuno y volví a mi habitación. 
Me bañé; y me fui de inmediato a la casa de una amiga de mi mamá para que me cortara el pelo. Los malditos rulos estaban descontrolados en mi cabeza.
De todas maneras odié el corte, y preferí no haberlo hecho pero no había vuelta atrás. 
Después de eso, fui a ver a Mike y volvimos los dos a mi casa. Tocamos, bromeamos, fumamos y almorzamos. 
Cuando ya habíamos dejado todo en orden en la cocina y me vi sin nada que hacer me empecé a poner nervioso. 
- ¿Qué mierda te pasa?- me preguntó Mike
- Nada….-respondí sin dejar de mover mi pierna derecha 
- Hace media hora que ves el reloj cada cinco minutos, y no dejas de mover la maldita pierna.
- OK, tengo que ir donde Sussan… y no estoy más nervioso porque es imposible.- Mike rió; agraciado…
- Si quieres te acompaño
- No… me gustaría ir solo…
- Como quieras…
- ¿Qué hora es?
- Tres cuarenta y cinco…- me respondió fijándose en el reloj que estaba en frente de nosotros.-¿Irás de inmediato?
- Yeap; prefiero terminar con esto lo antes posible-
- Después me cuentas cómo te fue.-

-Sí, claro…- nos despedimos y me fui.
No corrí para no llegar tan agitado y que no se notara lo agitado que estaría; pero sólo quería llegar rápido. Verla… saber qué me diría. 
Luego de caminar bastantes cuadras… llegué y toqué el timbre, pensando en cualquier otra cosa; controlándome… pero cuando Sue salió a abrir la puerta sentí que las piernas me iban a fallar, y traté de sonreír pero sólo me salió algo como una mueca…



-  No te esperaba tan luego.- me dijo a penas me vio del otro lado de la puerta

- Lo siento, puedo volver después.-
- No, no te preocupes.- Me sonrió ampliamente. Me hizo pasar, y luego continúo hablando cuando estuvimos adentro.- ¿Cómo estás?
- Bien.- traté de sonar despreocupado, no quería que mis nervios fueran demasiado notorios.- ¿ Y tú?
- Igual.-

Asintió con una leve sonrisa, y me indicó que me sentara en la sala.  “¿Café? ¿Galletas? ¿Cerveza? “ Y un “no, gracias” a todo lo que me ofrecía. Mi estómago no soportaría nada de eso con lo ansioso que estaba.

Pero ella se mostraba tranquila, y me pidió que la esperara mientras se servía un café para ella. Esperé, algo impaciente hasta que volvió, con dos tazas expulsando vapor entre sus manos

- Sé que me dijiste que no querías, pero está bastante helado… y por si acaso te preparé también.
- Gracias.- acepté la taza, y sin saber exactamente qué decir solté:- Supongo que sabes porqué estoy aquí.
- Sí.- no hubo más respuesta, y sus ojos no se encontraron con los míos. El ambiente se tensó de repente.
- Entonces…- posé mi vista en cualquier cosa, menos en ella.- Ya sabes lo que a mí me pasa… y …
- Tú igual me gustas.- dijo, sorprendiéndome por la interrupción. Tardé segundos (alrededor de diez, quizás más) en asimilar que me había dicho exactamente lo que quería escuchar, pero su rostro no se mostraba alegre, en absoluto.
- Pero…- musité despacio.- Porque debe haber un ‘pero’ ¿cierto?
- Como en todas las cosas. – torció su labio, curvándolo levemente.- Pude sonar sin sentido, pero no puedo tener nada con nadie por ahora.- menos contigo
- ¿Por qué?
- No puedo explicártelo.- Obviamente, estaba esperando esa respuesta- Preferiría que sigamos siendo amigos.
Traté de sonreír, de verdad; pero no me salió más que una mueca. No, no quería que siguiéramos como amigos; no después de la conversación.
Me conocía, las cosas NO serían iguales, no podrían serlo.
- ¿Estás segura que es eso lo que quieres?- debía agotar mis posibilidades, saber que realmente era eso lo mejor para ella.
- No es lo que quiero.- me atreví a mirarla directamente por primera vez.- Pero no tengo opción. De verdad.

Bajé la vista, y ella prosiguió.
- De verdad tengo buenas razones, pero que no te puedo decir. Y créeme, las odio… pero están ahí y no puedo deshacerme de ellas. 


No dije nada. ¿Qué más iba a agregar? ¿Que me sentía completamente frustrado y que odiaba sus razones más que ella? ¿Que me gustaría besarla de nuevo sólo para volverme a sentir tan bien?

Lo único que me quedaba era aceptar que quisiera ser sólo mi amiga. Sólo amigos… de ésos que son de palabras cortas y miradas gachas, pero amigos al fin y al cabo. 


Obviamente que las cosas iban a cambiar, ya habían cambiado. Todo a mi alrededor se volvía insoportablemente incómodo.

- Creo que es imposible pretender que aquí no pasó nada y que seamos como antes- comentó, rompiendo el silencio.- Me conformo con que seamos sinceros y nos evitemos momentos incómodos.

- Supongo que es mejor así…- le dije casi en un susurro y me puse de pié.- Creo  que es hora de que vuelva a casa, para no hacer esto más incómodo
-Bueno…- me dijo y me acompañó a la puerta
-Agradezco que seas tan… sincera.- le dije- me impresiona, creo que no conozco a otra chica tan… como tú.- noté que se sonrojó.

-Ya, nos vemos… no creas que ahora no iré a verte, o a Mike o que no saldremos nuevamente al Gilman para traerte completamente ebrio de vuelta
-Gracias por recordar ese episodio de mi vida.- dije con una sonrisa fingida.- mejor me  voy ahora … o me quedaré conversando contigo todo lo que queda del día
-Como quieras; nos vemos.- me dijo y se acercó para darme un beso en la mejilla. 

O al menos eso fue lo primero que pensé, pero luego sentí sus labios sobre los míos nuevamente. 
Cerré los ojos y dejé que me guiara lentamente; volviéndome a sentir completo, dejando de lado todas mis inseguridades y la frustración. 
Nos separamos luego de un rato, que me pareció más corto que la primera vez. Esta vez ninguno desvió la mirada… nos quedamos mirándonos fijamente por bastante rato. 
-¿Qué fue eso?- pregunté.
-Lo siento…Necesitaba sentir eso nuevamente. Pero ahora actuaré como si sólo fuésemos amigos… Porque eso es lo que somos…- empezó a decir nerviosa.
-Claro, esos somos.- le dije y le di un beso corto en los labios. Le sonreí y luego me fui a mi casa, con una estúpida sonrisa que no pude borrar en todo el camino.