Rest: Capítulo 15

Último viernes del semestre. Al fin. Lo único que quería era que sonara el puto timbre y salir de clases…. Aunque antes tenía que aclarar varios asuntos.
Tenía que hablar con Jenny sobre lo insoportable que se había convertido nuestra relación de un día a otro. Así como había comenzado tenía que terminar.

 Ni siquiera me había dado cuenta como esa obsesión que tenía se había convertido en costumbre y después en algo insoportablemente redundante.
Las conversaciones que solíamos tener ya no se daban ni por si acaso, y siempre que nos juntábamos era para tocarnos y besarnos por horas… al principio ese cambio tan drástico no me molestaba, no voy a mentir… pero necesitaba algo más que sólo eso… entonces, para no hacerle daño a ella ni a nadie, supuse que lo mejor era terminar. 

También tenía que hablar con Mike sobre lo que haríamos estas semanas, y decidir si nos quedaríamos cada uno en sus casas o en la mía; pero eso podía esperar.
Lo que no podía esperar era hablar con Sussan, de nuevo.

Desde que hablamos de lo del beso, no sé si esa frialdad que se había formado siguió igual o peor. De cualquier modo, como nos sentábamos juntos, pensé que no sería difícil encontrar la instancia para hablar con ella, pero cada vez que iba a decirle algo, se iba y no pude decirle nada hasta que sonó el timbre para salir de clases.
Todos estaban felices de no tener que verse por … varias semanas (los que no debían exámenes).
- ¿Qué haremos ahora que somos libres?- inquirió Mike, rodeándome con su brazo.
- Tengo que hablar con Sussan.- respondí.
- Tuviste todo el día para eso
- No pude, se escapaba. Estoy seguro de que sabe lo que pienso, es un alien y sabe todo lo siento y pienso, estoy seguro.-
- No hay que ser un genio para darse cuenta que te gusta en todo caso
- ¿Quién ha dicho que me gusta?- le pregunté, poniéndome a la defensiva.
- Es cosa de ver tu cara. Eras un estúpido, y además ciego
- ¿Por qué?
- Es que… es tan obvio. La manera en que ambos se miran es como si… no existiera nada más. O sea, como se miraban, porque ahora ni se hablan.
- No nos gustamos.- dije seguro.- O sea…
- ¿O sea?
- Nada, además… yo estoy con Jenny
- ¿Es en serio?- Levanté una ceja. Obvio que estaba hablando en serio.- Pero si ayer o antes de ayer me dijiste que ibas a terminar con ella
- Sí, pero aún no lo hago…y no, olvídalo.
- ¿Vas a ir ahora a hablar con Sussan?
- Vamos a ir los dos, no quiero aparecerme solo. Quizás el papá me diga algo.
- Vamos a almorzar y nos juntamos en el camino ¿te parece?
- Perfecto.- sonreí.

Avanzamos juntos hasta la sarlida del colegio hasta que Jenny me habló.
Hora de solucionar el primer problema pensé. Era hora de terminar con esa estupidez que teníamos.

- Billie Joe viene a hablar contigo.- me dijo Uriel cuando llegué a la casa
- Imposible, no lo sentí citarme.
- Porque los bloqueé.- me respondió
- ¿Por qué?
- Te darás cuenta cuando él venga…
- Es algo malo, lo siento…
- Bastante.- me dijo y se quedó en silencio. Cada vez me hablaba menos. – Desde hoy hasta que yo vuelva no podrás saber qué es lo que piensa, aunque hagas tu mayor esfuerzo. Tengo que ir a averiguar qué está pasando
- ¿De qué hablas?
- Te vas a dar cuenta tu sola, ya te lo dije….
- ¿A dónde irás?
- No puedo decírtelo. Tengo que averiguar si todo esto está bien.
- ¿Cuánto te vas a demorar?
- No lo sé…- asentí.- En cuanto me vaya, serás… casi como un humano normal. Excepto que siegues siendo inmortal, por ahora
- ¿Cómo que por ahora?
- No te puedo explicar, además… Billie llegará en pocos minutos…
- Okay.- asentí. No iba a pedir explicaciones, sería en vano
- Se supone que… nada, olvídalo. Ante cualquier cosa, no le puedes decir nada a Billie Joe de esto…- dijo apuntándonos alternadamente
- Lo sé.
- Quedó mucho dinero en la cómoda de tu habitación, y hay comida. Y dejaré el auto, asumo que sabes conducir.- asentí nuevamente.-
- Buena suerte.- le dije y me despedí de él con un abrazo.

No me dijo nada… así que esperé a que se fuera y sentí algo raro, como un cosquilleo por todos lados… y por primera vez en mucho tiempo sentí hambre, como si no hubiese comido nunca.
Fui a la cocina rápidamente y me comí un sándwich que estaba listo en el refrigerador.
Me puse ansiosa de inmediato. De nuevo volvía a no saber qué me iba a pasar. De nuevo, en el comienzo.
Se me olvidó por completo que ya no iba a sentir a Billie cuando pensara en mí o estuviera cerca… así que me asusté bastante cuando sentí sonar el timbre.

Con nervios fui a abrir la puerta. Ahí estaba, con el típico polerón negro, el gorro puesto, su aro en la nariz y sus ojos verdes… Al rato me di cuenta que no estaba solo, sino que Mike también estaba parado frente a la puerta.

-Hola.- dijo Mike, para interrumpir el estúpido silencio que se había creado
-Ehh, hola.- los saludé con un beso en la mejilla a cada uno y los hice pasar.

El beso con Billie, para mi sorpresa, siguió con ese cosquilleo casi doloroso, a pesar de que, supuestamente ahora sería un “humano normal”, dejé eso pasar y me concentré en recordar respirar y actuar con naturalidad.

-Entonces… ¿qué les trae por aquí?- pregunté, actuando lo más normal que podía
-Eh… este…
-Billie necesita decirte algo importante.- interrumpió Mike.
-Gracias.- dijo Billie, no muy contento.
-Ya… ¿vamos al patio?- Asintió.- Mike… eh… siéntete como en tu casa.
-Lo haré.- dijo con una sonrisa y con Billie avanzamos hasta el patio

-Mierda, hace frío—comenté apenas salimos de la casa.
-Estamos en diciembre, es invierno…¿sabías?
-Iré a buscar algo para ponerme, espérame un segundo.- Subí, tomé cualquier polerón y me lo puse mientras iba bajando las escaleras (donde por suerte no me caí)
-¿Ahora sí?- me preguntó cuando volví
-Yeap.- le dije y me apoyé en la pared de la casa.—Entonces…
-Ya, lo diré como súper … directamente porque sino me iré por las ramas y no diré nada y luego me arrepentiré y…
-Billie…Dilo de una vez.-
-Ah sí…ehm… Necesito que dejes de estar tan.. distante conmigo.
-No estoy distante
-No empieces con lo mismo… algo te pasa que no me hablas, y no es gracioso o agradable si no me lo dices.
-No puedo decírtelo
-¿Ves? Sí hay algo…- me dijo y se acercó.
-Pero no puedo decírtelo… no es que no quiera, es que de verdad no puedo.- le dije, y por un impulso le acaricié el mentón con mi mano.

Jamás había sentido de esa manera su piel. Me dolió un montón hacerlo en un principio, pero luego el escozor perdió intensidad y pude recorrer todo su rostro con mi mano.
Vi como él cerró los ojos, y una leve sonrisa se formó en sus labios. Sabía que tenía que separarme, pero no podía… Y no lo hice hasta que él abrió los ojos y sentí como me ruborizaba,

-Lo siento…- fue lo primero que dije. Pero no me respondió, sino que se acercó más y sentí que su mano se posaba en mi mejilla…

Apoyó su frente en la mía y me miraba tan profundamente que empecé a entender a qué se refería Uriel; por lo que lentamente quise separarme, pero no me lo permitió.
En ese momento, mientras tenía su vista pegada en mis ojos quise saber en qué pensaba, qué era lo que realmente quería que hiciera, pero no podía sentir nada, ni siquiera esos susurros que escuchaba cuando decidía ignorarlo… nada.

Dejé de pensar en eso, mi cuerpo estaba siendo invadido por algo demasiado… indescriptible. Y la sensación aumentó el doble o quizás el triple cuando de la nada nuestros labios estaban tan cerca, rozándose nuevamente. Pero esta vez no había alcohol ni nada que nublara nuestros sentidos.
Estábamos sólo los dos y ese fondo de invierno detrás de nosotros.
Lo miré una última vez y no me quedaron dudas.
Me acerqué y eliminé la escasa distancia que nos separaba; y compartimos el momento más increíble de toda mi vida, e incluso después de haber muerto.