miércoles, marzo 16, 2011

Rest: Capítulo 20



Luego de la partida de Uriel, me quedé son saber qué hacer, tratando de controlar mis pensamientos que andaban a mil por hora.

Era bastante temprano aún cuando decidí bañarme y cambiarme de ropa. Me puse la ropa negra de siempre (la que me tenía más que aburrida); y decidí ponerme el regalo de Billie Joe en la muñeca derecha. Sonreí al acordarme de él, de sus gestos, de su regalo.
Me mantuve entretenida haciendo nada en mi casa toda la mañana; ordenando un poco, revisando los videos que había por ahí; de todo hasta que vi que eran las dos de la tarde.
Pensé que era una hora bastante prudente como para aparecer por la casa de Billie; así que me fui para allá.
Cuando llegué y toqué el timbre, salió Ollie a recibirme.

- Hola- la saludé aún desde la puerta y me acerqué a ella.-Feliz navidad
- Feliz Navidad. ¿Cómo estás?
- Bien, gracias.- mencioné.-Eh… ¿está Billie?
- Sí, pero aún está durmiendo.
- Ah…- dije algo desilusionada.- Bueno, volveré más rato entonces
- Pero… si quieres puedes subir a despertarlo
- Se va a enojar.- advertí, pero con una sonrisa por la idea.
- No, no lo creo.- asentí sin cambiar la expresión de mi rostro, igual a la de la mujer- Supongo que ya sabes donde está su habitación
- Sí…
- Bueno; Mike está en la habitación también, pero dudo que puedas despertarlo

Reí. Mike era un holgazán; y se necesitaba mucha fuerza y mucho ruido para despertarlo. Billie siempre me comentaba lo difícil que se le hacía despertarlo cuando iban a Gilman.

Ollie me acompañó hasta la sala de estar y luego subí sola las escaleras. Sabía perfectamente cual era la habitación de mi amigo; así que entré con mucho cuidado. No quería encontrarme con ninguna sorpresa.

Entré procurando hacer el menor ruido y vi a Billie recostado en la cama, con la ropa puesta y abrazando la almohada. Se veía demasiado tierno, con la respiración tranquila y en sus labios había una pequeña sonrisa. 

Me quedé mirándolo completamente hipnotizada hasta que me acerqué a la cama y me senté a su lado.
Su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración; estaba tan tranquilo que no quise despertarlo. Podía quedarme ahí, mirándolo por siempre.
Inconcientemente empecé a acariciar su cabello con suma delicadeza hasta que se percató del contacto de mi piel y empezó a abrir los ojos perezosamente.

- Hola- le dije en un susurro, haciéndome a un lado para darle espacio en la cama.
- Hola- respondió extrañado, dándose vuelta en la cama y quedando frente a mí- ¿Cuánto bebí que no recuerdo que hayas vuelto y que estabas durmiendo conmigo?- solté una risa, pero muy despacio
- Tonto, llegué recién. Tu mamá me dejó subir y me dijo que te despertara, pero no pude.
- ¿Por qué?
- Te veías demasiado dulce durmiendo- dije, sonrojándome un poco.- y parecías disfrutar tu sueño entonces preferí esperar.
- ¿Cuánto rato llevas aquí?- preguntó
- Algunos minutos, no mucho…-
- Ah…- dijo restregándose el pelo a la altura de la nuca. Bostezó y luego pareció recordar algo súbitamente.- ¡Hey! ¡Feliz Navidad!
- Para ti también.- le dije y me acerqué para abrazarlo. Luego me separé y le mostré mi muñeca- Gracias, está linda
- Que bien que te gustara; y gracias por el cuaderno... aunque tengo una queja.
- ¿Ah sí? No me digas…
-Le falta una dedicatoria.- musitó, y se sentó en la cama al lado mío
-Cuando vayas a lavarte los dientes hablamos, apestas a alcohol.- le dije frunciendo el ceño. La verdad es que era algo casi imperceptible, pero necesitaba que se alejara un poco de mí y no se me ocurrió otra excusa.
-No es cierto, no tomé tanto.- dijo defendiéndose mientras se ponía de pié y se dirigía al baño.
-¿Cuánto bebieron anoche?- le pregunté cuando lo vi aparecer por la puerta, algo pálido por lo que supuse había estado vomitando
-No mucho…
-Claro…
-¿Me harás una dedicatoria o no?- quiso saber, extendiéndome el cuaderno y un lápiz.
-Bueno, pero no ahora. Tengo que pensar en qué escribir.
-Como quieras…- me dijo. Sentí que me iba a decir algo, pero se detuvo y dejó de mirarme.
-¿Qué?
-¿Qué de qué?
-Ibas a decirme algo…-
-No..- lo miré enojada.- De acuerdo, tal vez sí….- sonreí- No sé cómo decirlo….
- Simplemente dilo
- ¿Vas a salir conmigo?
-Ah… eso.- musité. Billie me miraba expectante; y yo no había tomado una decisión…
-No tienes que decir que sí si no quieres.- me advirtió ante mi indecisión
-Yo quiero salir contigo…
-¿Pero?...-sugirió por la forma en que hablé
-No estoy segura si es la mejor idea.- solté de repente-Uriel… no lo sé
Billie se veía frustrado.
-Aún no pasa nada y ya te arrepientes, y ya crees que va a terminar de alguna manera desastrosa cuando aún ni siquiera comienza algo.- dijo bastante enojado.
-Tienes razón, lo siento.- le dije, aunque yo sabía cómo podían terminar las cosas y no era algo demasiado lindo.
-¿Entonces? ¿Eso es un sí?
-Así parece.- le dije y me sonrió
-Entonces tenemos una cita.

Asentí y luego seguimos hablando de cualquier otra cosa hasta que Mike despertó, preguntando lo mismo que Billie cuando él despertó al verme con ellos, en la habitación.
Cuando los chicos ya estaban bien despiertos, bajaron a comer algo (que fue algo así como desayuno-almuerzo) y me invitaron a quedarme.
Billie me preguntó por Uriel, y le conté que se había ido el mismo día.
Después compartimos un poco con los demás; y luego la casa quedó a nuestra disposición ya que todos fueron a un paseo con Alan, uno de los hermanos de Billie.

El día de navidad se pasó bastante rápido, y nos pusimos de acuerdo con Billie Joe para salir dentro de la semana, pero antes de Año Nuevo.
No sé bien porqué, pero decidimos que era mejor no contárselo a Mike.

Decidí no ponerme nerviosa el día en que saldríamos, pero fue imposible.
Me demoré mucho más que lo usual en arreglarme, en buscar la ropa y por primera vez en mucho tiempo usé algo de maquillaje, pero leve… no quería que Billie notase que me estaba esforzando demasiado si sólo era una cita. 

Habíamos quedado en juntarnos en la plaza que quedaba cerca de su casa y luego iríamos a Berkeley ; ahí dijo que él vería qué hacer.

Creo que me adelanté un poco en llegar porque él no estaba, así que decidí darme una pequeña vuelta para perder el tiempo.
Cuando volví, Billie me esperaba sentado en uno de los bancos.
No fue necesario poder leer su mente para darme cuenta que estaba igual, o incluso más nervioso que yo. Podía darme cuenta en su forma de moverse cuando me vio, o en su mirada…

Lo saludé con un beso en la mejilla, sintiendo un cosquilleo extraño; y luego me detuve a observar cómo se veía.
Tenía algo diferente, un no sé què; además que iba un poco más perfumado que lo habitual, cosa que me agradó. Demasiado.

- ¿Te hiciste algo?- inquirí, dejando de lado mi nerviosismo y esa actitud tímida y de avergonzada digna de una niñita de 12 años.
- No…¿Por què?
- Te noto diferente, pero no sé qué es.
- Me corté el pelo
- Hace como una semana- interrumpí.- Ya me había dado cuenta de que tus hermosos rizos ya no adornaban tu cabeza
- Un corte no te vendría mal a ti.- me dijo.- Tienes el pelo demasiado largo ¿No te molesta?
- Lavarme el pelo sí; pero me gusta así- mentí No podía cortarme el pelo, aunque quisiera, aunque lo intentara… Uriel me había advertido cuando cambió todo mi aspecto.
- Ah…- fue todo lo que dijo.- Como sea, ¿vamos? No quiero que se nos haga muy tarde

Asentí y caminamos hasta el paradero para tomar el autobús.
Hice mi mayor esfuerzo para que no se notara lo nerviosa que me sentía y así no se formaran momentos incómodos.

- ¿Cuáles son los panoramas?- quise saber
- ¿Aparte de estas hermosas dos horas en autobús hasta Berkeley?
- Sí
- No lo sé; podríamos ir al cine, o a comer algo, o simplemente dar vueltas…
- Dar vueltas y comer algo suena excelente.- comenté entusiasmada. No me parecía buena idea quedarme sentada por alrededor de dos horas mirando una pantalla sin poder comentar nada.

Después de hablar muchas estupideces llegamos sin saber qué hacer.
Fue la “cita” más extraña en la que he estado, hasta que después de caminar bastante fuimos a comer algo, empezó a oscurecer y nos sentamos en el parque.

Estar con Billie era realmente agradable; podíamos hablar por horas sin aburrirnos y ese día lo había vuelto a comprobar. 

Estuvimos dando vueltas por toda la ciudad, deambulando por tiendas, parques, calles atestadas de gente; y en ningún momento hicimos alguna insinuación, ni siquiera nos rozamos las manos ni nos sonrojamos por algún comentario.
Nada de eso hasta que decidimos sentarnos mientras comíamos unos dulces, la temperatura había descendido y Billie notó que mi cuerpo tiritaba levemente. 

-¿Te dio frío?- me preguntó mientras se acercaba un poco más a mí
-Algo…- respondí, y mis labios no paraban de moverse involuntariamente.
-Estamos en invierno y tú vienes así, completamente desabrigada.- me regañó y tenía razón. Andaba con una polera y un chaleco muy delgado.- Ten
-No hace falta.- le dije rechazando el polerón que me ofrecía
-Ando con más ropa que tú.- me dijo y sin hacerme caso me puso por encima la prenda
-Gracias.
-¿Quieres un café?- negué y me acerqué a él, buscando la calidez de su cuerpo.

En cuanto lo hice sentí que su cuerpo se tensó, y me arrepentí. Pero luego pasó su brazo por alrededor de mis hombros y me atrajo a sí mismo más aún.
Sonreí sin que pudiera verme y me acomodé de lado con la cabeza en su hombro.
No hablamos en todo ese rato. Él miraba distraído hacia cualquier lado menos a mí, y yo inconcientemente había empezado a acariciar su abdomen y su brazo.
Estaba completamente relajada en esa posición, sintiendo como el pecho de Billie se desplazaba hacia mí al respirar, estremeciéndome cuando él me quitó el pelo de la cara y comenzó a acariciar mi mejilla, mirándome fijamente.

Sentí que lo más importante en ese momento era alcanzar sus labios que se presentaban justo en frente medio abiertos; de a poco me senté más cómoda y me fui acercando… agonizantemente despacio hasta que nuestros labios se juntaron.

Sentir el contacto con él nuevamente me hizo sentir bien, plena; su boca se movía lento, suave; y sus manos sobre mi rostro ayudaban a que todo fuera perfecto.

Nos separamos luego de unos minutos, con la respiración un tanto más agitada. Miré sus ojos verdes, brillantes, hermosos y sonreí. No me avergonzaba esa vez.
No necesitaba más pruebas, más respuestas que la que había recibido con todas las sensaciones que sólo un beso podían despertar en mí.

No importaba si los ángeles, el cielo, el infierno, el guardián, Uriel o quien fuese me advirtiera que estaba mal, que no podía estar con Billie Joe.
Sé que las cosas pasan por algo, y no iba a dejar pasar la oportunidad de estar con mi conexión plenamente.  Era capaz de arriesgar lo poco que tenía con tal de compartir mis momentos con él, momentos como aquel beso, como nuestras risas…

Estuvimos en aquel parque hasta que el frío se volvió insoportable para ambos y decidimos volver a Rodeo; pero con una actitud completamente diferente.
Ahora los silencios eran llenados con besos y caricias tiernas, mientras caminábamos y una vez que nos subimos al autobús.
Nuestras manos iban entrelazadas y el contacto permanente de nuestra piel se sentía muy bien…

-Ya es bastante tarde ¿Cierto?- inquirí cuando ya estábamos en la puerta de mi casa
-Más o menos.- respondió Billie
-Se me pasó demasiado rápido.- admití
-A mí igual…Pero podemos quedar para vernos mañana… si tú quieres.
-¿No quieres pasar?- le pregunté.- Podemos tomar café para el frío… y después llamas a tu casa para avisar que llegarás más tarde
-¿No le molestará a tu papá?
-Uriel no está; además… no creo que le importe.-
-Uriel… claro.- dijo pensativo- Aún me cuesta acostumbrarme a que no le digas papá como todo el mundo
-No soy como todo el mundo.- le dije seria, pero sonreí casi inmediatamente después.
-Cierto.
-¿Entonces?
-¿Entonces què?
-¿Te vas a quedar otro rato?- le pregunté
-Sólo un rato.- me dijo y entró conmigo.

Nos servimos café con galletas y nos sentamos en el sillón a ver televisión; y aunque estaba bastante aburrida la programación no me molestaba, porque estaba con Billie; y era más lo que conversábamos que la atención que le prestábamos a lo que estaban dando.
No nos dimos cuenta pero la hora avanzó demasiado rápido, y el sueño se apoderó de nosotros haciendo que nos quedáramos dormidos en el sillón, abrazados hasta la mañana siguiente. 

6 comentarios:

  1. La U marrrrdita me quita ene tiempo ): lo siento; pero he ahí un cap bastante largo como recompensa (: xD
    GRACIAS por los comentarios y por leer y todo eso <3

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  2. aljdaldjaldj SON FELICES :') hmm... si mal no recuerdo, creo que falta poco para que ella le cuente todo :B y asdlkjasdlj URIEL, POBRE QUE LLEGUES A CAGAR TODO DE NUEVO, ¿LEÍSTE?

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  3. aaaw me encanta q esten asi felicees =)

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  4. Awww que romántico *-* ojala no aparezca Uriel y cague todo

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  5. son tan amorosos :') QIERO A UN BILLIE JOE SHILENO AHORA! ):
    xd ah! verdad qe ya lo conozco :E VEN A MÍ! (?) xd

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  6. Que amorosos! Me uno al pedido de un Billie Joe particular xD En fin, que Uriel ni los otros santurrones mayores arruinen la felicidad de los tortolos!

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