domingo, febrero 27, 2011

Rest: Capítulo 14


Había pasado más de una semana desde que habíamos salido con Sussan, lo que significaba que ya estábamos por salir de vacaciones; y al parecer hice algo demasiado grave para lograr que no me hablara.
Le pregunté varias veces qué era lo que había sucedido, pero no me decía nada, evitaba el tema por completo y pretendía que estaba todo bien.

Una semana podría parecer poco, pero yo me estaba acostumbrando a su compañía y el no tenerla por ese tiempo era bastante extraño.
Toda la comunicación, todo el entendimiento que teníamos ya no estaba… y conversar con Mike no era lo mismo desde que me juntaba con ella.
 Era casi extraordinario que ella  me entendiera de tal manera. Siempre sabía a lo que me refería, e incluso cuando no podía terminar una frase ella lo hacía por mí…

- Mike… ¿tú recuerdas que pasó ese día que salimos los tres?- le pregunté cuando ya no sabía que más intentar con Sussan.
- Uhm… algo… pero asumo que te refieras a algo en especial
- ¿Qué pasó con Sussan?
- Nada- me dijo cortante, y supe de inmediato que estaba mintiendo
- ¿Qué puede ser tan terrible como para que me deje de hablar?
- Si tú no lo recuerdas es porque no significó nada para ti, supongo.
- No tiene nada que ver ¿qué hice?
- La besaste.- ¿Qué?
- ¿Estás seguro?
- Los vi, y mientras iban caminando por la calle no hacías nada más que tirarte encima de ella para robarle un beso. Estuviste bastante cargante.
- ¿Y aún así dejaste que me quedara en su casa?
- Te estabas quedando dormido, y era imposible moverte. Peor hubiese sido subir contigo las escaleras hasta tu habitación o bajar las que están en mi casa…
- Mierda… ¿cómo no me acuerdo de eso?
- Quizás pasó algo en su casa, más grave que deberías recordar y no recuerdas.

Maldije nuevamente, pero esta vez sólo interiormente.
Pudo haber sido mi primera vez y no lo recordaba ¿Qué tipo de imbécil era?
Necesitaba hablar con Sussan lo antes posible…pero como ahora me evitaba la mayor parte del tiempo, no tenía idea dónde se metía en los recreos. Así que esperé hasta entrar a clases; total, como era fin de semestre en clases nos dedicábamos a hacer nada mientras los profesores sacaban promedios o se ponían al día con los libros de clases.
- ¿En qué piensas tanto?- me dijo Jenny, asustándome sin advertirme de su presencia justo detrás de mí
- En la inmortalidad del cangrejo.- le dije sin ánimos, y ella soltó una risita estúpida; de ésas que me daban a entender que no tenía idea de qué estaba hablando.
- Como sea, hace días que no hacemos nada interesante, y nunca llegaste el domingo a mi casa, aunque menos mal que no, porque mis papás llegaron temprano y…
- ¿Qué quieres hacer?-interrumpí. Odiaba cuando se ponía a hablar y hablar sin parar.
- ¿Vamos al cine? Yo elijo la película.-
- Bueno…- acepté, pero no tenía ganas de hablar con ella de eso, ni de nada.

Sólo por inercia le respondí el beso que me dio, y los siguientes mientras estuvimos junto ese rato hasta que
tuvimos que entrar a clases, y en vez de irme tranquilamente tomado de la mano con ella, me fui corriendo para encontrar a Sussan, quien me miró con cara de “sé de qué quieres hablar”.
Me senté a su lado, como todos los días y no supe cómo empezar a abordar el tema.
Estoy seguro que ella iba a decirme algo antes, algo así como “di algo de una buena vez”, pero no dijo nada… lo que me hizo las cosas mucho más difíciles.
Estuve así toda la hora, buscando en mi mente las palabras adecuadas para empezar a hablar de una vez, y sólo cuando quedaban a penas quince minutos para salir me armé de valor.

-Hablé con Mike hoy.-
-Qué extraño.- me dijo irónica.
-Hablamos de lo que pasó el viernes. – me puso algo más de atención.-Ya sé porqué… perdón, creo saber porqué ya no me hablas como antes
-No hay nada diferente.
-Claro, y el muro de Berlín imaginario que está entre nosotros no existe… - fue mi turno de ironizar.- ¿Es por el beso…. O por lo que pudo pasar y no recuerdo?
-¿Crees que nos acostamos?- asentí.- No me acostaría contigo ebrio jamás…
-¿Qué querías que pensara? No me hablabas, con suerte me miras … ¡Tenía que ser por algo!
-Mira, no pasa nada… ¿ok? somos igual de amigos que antes, es sólo que… ahora me están pasando cosas no tan buenas, cosas que tienen mi mente ocupada la mayor parte del tiempo.
-Pero…- iba a decirle que me gustaría recordar las cosas, sólo para que lo supiera pero no me atreví.
-Además, ni siquiera nos dimos un beso… - me dijo de repente, sorprendiéndome.
-¿No?
-Noup, o sea.. fue casi un beso, pero a penas rozamos los labios… no te preocupes, no le fuiste infiel a Jenny.
-No me tenía preocupado eso…- admití sinceramente. – Me preocupa que volvamos a hablar como antes…
-Yo estoy igual que siempre, es sólo que tengo asuntos extra que atender.- la miré desconfiado.- De verdad.
-Eso espero…- le dije y sentí que me tocaban el hombro. Era Jenny. 

-No nos pusimos de acuerdo en cuanto a la hora en que íbamos a salir…- le dijo a Billie con esa voz chillona que había adquirido últimamente,
Me separé de Billie y les di algo de … privacidad. Me causaba cierto rechazo verla, ver cómo se hacía la chica inocente cuando estaba Billie y luego estando en camarines, lejos de él lo que hablaba era de las ganas que tenía de… acostarse con él.
Era una estúpida… completamente, pero ése no era mi asunto. SI Billie no lograba darse cuenta, era su problema. Luego de haberme reunido con los demás ángeles la última vez me había quedado claro que encontrar al amor de su vida no era la prioridad para salvarlo… así que no me metería más en sus asuntos amorosos.

Sólo pensar en Jenny a veces me dejaba  de pésimo humor,  y trataba de alejarme lo más posible de la ‘pareja feliz’ para no andar de mal humor todo el día.
El punto es que al conocer más profundamente a Billie me había dado cuenta cómo era, y al escuchar los pensamientos de Jenny y saber lo estúpida y superficial que era sentía que no era la adecuada para Billie.

Y al parecer al cabo de  unas semanas de estar juntos, él también había empezado a darse cuenta de que cada día la rutina que tenían se hacía peor, y que los besos no eran suficientes para mantenerlo entretenido. La falta de temas de conversación le desesperaban. Podía sentir la fuerza de sus pensamientos hastiados cuando ella se ponía a hablar de temas que realmente no le interesaban.

Por los pensamientos de Billie podía intuir que el asunto que ambos tenían no duraría mucho; pero luego siempre iban juntos de la mano, o se besaban y parecía todo perfecto.
A veces me confundía la manera de pensar/actuar de Billie; pero luego me recordaba a mí misma que a pesar de saber lo que el adolescente pensaba, no tenía cómo saber qué era lo que realmente sentía 

sábado, febrero 26, 2011

Rest: Capítulo 13



No tomo nunca más.
Lo primero que pensé cuando desperté, igual que siempre.
Me sentía horrible, y como sucedía habitualmente… no podía recordar todo lo que había pasado.
Todo eso lo pensé aún con los ojos cerrados, tapado hasta la cabeza por el frío. Ya estábamos llegando a Diciembre, así que la brisa fría de la mañana parecía traspasar hasta las frazadas de mi cama.

Me quedé acostado un par de minutos, y cuando me di cuenta que no podría volver a dormir  decidí levantarme. Perezosamente abrí los ojos y me destapé. Estaba con la misma ropa que el día anterior y… no recordaba haber llegado a la casa, o haber subido las escaleras hasta mi habitación… pero no importaba. 

Tardé bastante en sentarme en la cama y mirar el suelo. Cuando lo logré vi que el piso estaba alfombrado (a diferencia del mío) y noté que no estaba en mi casa.
¿Dónde estaba…?
Revisé con la vista el lugar. Era una habitación… diferente a las demás, un tanto oscura (aún cuando las cortinas estaban abiertas); y vi justo al frente de la cama un sillón con varias frazadas tiradas encima…
Ordené un poco los recuerdos que se asomaban en mi mente pero no lograba reconstruir nada útil. Maldije, y en ese momento sentí que alguien tocaba la puerta, anunciando que iba a entrar.
Me sorprendí al ver a Sussan. Me puse de pié rápidamente y no supe que decir…

- Al fin despertaste, bella durmiente.- me dijo y me extendió un café
- No gracias.- le dije, rechazando el café, no tenía estómago para eso.- ¿Qué estoy haciendo aquí?
- Tú y Mike estaban demasiado ebrios como para volver a tu casa… Mike se fue a la suya porque estaba un poco mejor que tú y su madre no llegaba hasta hoy en la mañana. Así que… decidimos que era mejor que te quedaras aquí.
- ¿Tú papá sabe que estoy aquí?
- Claro, pero no tiene ningún problema, no pongas esa cara.- asentí
- ¿Qué tanto bebí?
- ¿Qué tanto recuerdas?- me preguntó con risa. Traté de recordar… pero no podía
- ¿Tanto?
- Si ni siquiera recuerdas cómo llegaste aquí debió ser harto ¿no crees?
- Cierto. No recuerdo nada, pero asumo que me porté como un imbécil y dije cosas estúpidas…Lo siento.- me apresuré. De verdad me hubiese gustado recordar algo, pero me era imposible
- No te preocupes, no hay problema.- me dijo con una sonrisa y se sentó en el sillón con una taza de café humeante.
Me quedé observándola un rato, y luego me di cuenta de que yo ya no tenía nada más que hacer ahí.
Busqué mis zapatillas (las que encontré debajo de la cama) y me las puse, algo torpe aún y luego le pregunté dónde estaba el baño. 

Me miré, todo despeinado y ojeroso. Me lavé la cara y luego volví a la habitación.
Sussan aún seguía acostada en el sillón.
- ¿Qué hora es?- le pregunté buscando mi polerón..
- Como las once… no es tan tarde.
Asentí.
Estuve un rato de pié, observando a mi… ¿amiga?. Sí… éramos amigos, y luego volví a la realidad.
Ordené las sábanas e hice la cama rápidamente.
-Sabes que no tenías que hacer eso.- me dijo Sussan con risa
-Lo sé, pero es  lo mínimo que puedo hacer ¿o no?
-Como sea… igual voy a cambiar las sábanas y tendré que desarmar todo y volver a hacerla.
-Muere.- le dije despectivamente, pero a modo de broma. Le tiré la almohada, pero no me siguió el juego.- Como sea, mejor me voy…
-¿Le dirás a tu mamá que te quedaste aquí?
-Síp, porque tal vez Mike haya ido a buscarme a la casa y mi mamá ya sabe que no me quedé con él. Además, no hicimos nada malo, entonces… ¿para qué mentirle?
-No sé, sólo preguntaba.

Asentí, y luego avancé para despedirme con un beso, igual que siempre… Pero me quedé a mitad de camino, recordando haber tenido su rostro tan cerca… ¿Había…?
-Te voy a dejar a la puerta.- dijo Sussan, interrumpiendo mis pensamientos.
-Bueno- le dije y avanzamos hasta la sala y luego hasta la puerta.
-Nos vemos el lunes en clases, y trata de mantenerte sobrio la próxima vez que salgamos… no fue agradable tener que cargarte por toda la ciudad.- dijo, risueña
-Trataré,- le dije y ahora sí acorté la distancia y le di un beso en la mejilla.

Y aunque yo quisiera que se quedara, Billie se fue a su casa, sin recordar nada… genial.
Verlo dormir fue una de las cosas… más tiernas que había vivido con él. Una sensación casi maternal nació en mí, y lo comprendí así porque sentí que era mi deber cuidarlo, preocuparme de que fuera feliz por completo… Me di cuenta que todo este asunto de ayudarlo no lo hacía por mí o por mi salvación, sino que lo hacía por y para él.

-Tenemos que hablar.- me dijo Uriel, interrumpiéndome. Me asustó su presencia
-¿Sobre qué?
-Lo sabes. No puedes y no debes involucrarte sentimentalmente con él. Y ese beso significó algo para ti… debes detener cualquier cosa extraña que estés sintiendo
-No estoy sintiendo nada por él.- me defendí.
-Tus pensamientos y actuar reflejan lo contrario.- me dijo bastante convencido. – Supongo que estás conciente de que no puede volver a suceder algo así
-No pasó nada.- le dije, con desagrado
-Como sea…No estás logrando lo que deberías… y estás haciendo lo que nos prohíben. SI no te detienes, tendré que intervenir.

Me quedé en silencio. No comprendí mucho de lo que Uriel me dijo. O tal vez no me quería dar cuenta… el asunto es que iba a tener que dejar de pensar más de lo necesario en Billie Joe, en ese cosquilleo que sentía al tenerlo cerca, en ese dolor que sentía al tocarlo… y definitivamente tenía que dejar de pensar en que no me importaría soportarlo con tal de volver a sentir sus labios contra los míos. 

jueves, febrero 24, 2011

Rest: Capítulo 12


Era viernes, y me sentía extrañamente ansioso. Es chistoso (a veces) cómo nos trata nuestro subconsciente.
Como sea, ese día me levanté, fui al baño, desperté completamente. Bajé a tomar desayuno y salí de la casa para encontrarme con Mike, pero me topé con Jenny antes.
- Hola.- le dije antes de darle un beso.
- ¿Cómo estás? ¿Cómo dormiste?-
- Eh…bien…gracias. ¿Tú?
- Igual…- dijo y nos tomamos de la mano. Era genial caminar así. Hasta que nos detuvimos, a mitad de la calle y me empezó a besar, ahí se puso mejor. Parecía que no nos hubiésemos visto en… siglos.- ¿Qué harás hoy?- inquirió, aún besándome
- Iré a… Gilman… con Mike…- respondí, como pude en los leves segundos en que nos separábamos.
- ¿No pueden dejarlo para otro día?
- ¿Por qué?
- Quería invitarte a mi casa.- me separé de inmediato. Ella sólo se puso a reír.- Deja terminar… te quería invitar porque mis papás no van a estar.
- Ah… pero… es que hoy habrá algo demasiado imperdible en el Gilman.- mentí, descaradamente.- ¿Lo podemos dejar para otro día?
- Creo que mañana también estaré sola.- me dijo, jugando con mi pelo.
- Genial… suspiré- y avancemos, quiero llegar al colegio hoy

Jenny sólo rió, y seguimos avanzando por la calle. Estuve a punto de preguntarle qué le pasaba, porqué andaba tan.. .afectuosa, pero ¿para qué? No era necesario, y se podía molestar (supuse).

El asunto es que… llegamos al colegio y esa ansiedad que mencioné antes se hizo presente nuevamente. Me despedí de Jenny en la entrada, porque ella se iba a juntar con sus amigas, y después me fui a buscar a Mike y a Sussan.
Casi corriendo llegué a la sala, donde sólo mi compañera estaba en el salón. Mi corazón se aceleró.

- Hola.- me saludó con una sonrisa, pero tenía los ojos entrecerrados, como… cuando alguien sospecha algo.
- ¿Cómo estás?
- Bien…. ¿tú?
- Nervioso, aunque no sé porqué-
- ¿Será la prueba que tenemos luego del recreo?- puse cara de espanto por dos segundos, y luego me reí
- Claro, como si eso me importara.- respondí. Ella sólo rió y me senté en el banco al lado suyo.
- Oye… hablé con U… con mi papá… sobre lo de hoy… en el Gilman con Mike.- lo mencionó y recordé que debía pedir permiso.
- ¿Qué te dijo?
- Que nos podía llevar hasta Berkeley en el auto.
- Lo que significa que puedes ir.- concluí,  sonriendo.
- Exactamente.- me dijo, y justo en ese momento llegó Mike
- Alguien que se nos une en Gilman.- le comenté, apuntando a Sussan.
- Genial. A eso de las ocho estamos por tu casa.- mencionó Mike luego de sonreír al igual que yo.
- Que sea como a las ocho y treinta.- Mike me miró raro.-El papá nos irá a dejar
- El “tío”-bromeó Mike, y se puso a hablar con Sussan. -¿Estudiaste para la prueba?
- No mucho, estará fácil.- le respondió. Claro, para ella que siempre tenía buenas notas nada parecía complicado.
Después Mike le respondió, y luego… no sé. Me quedé dormido sobre la mesa, como siempre y me olvidé del resto del mundo, hasta que Mike me despertó cuando llegó el profesor, y la misma rutina de siempre comenzaba.

Pero el día se pasó rápido. La prueba no era tan difícil, Sussan tenía razón. Es decir, yo… que nunca prestaba atención, y menos estudiaba pude responder por mi cuenta tres de los siete ejercicios de ecuaciones de la prueba. Me sentí realizado. Lo demás me lo conseguí con Mike… obviamente.
Después, más clases, más clases. Jenny, Sussan, Mike. Gente. Aburrimiento, nada, dormir. Nada. Timbre para salir y el típico “al fin” en mi mente, acompañado de una sonrisa irónica.

-Nos vemos entonces.- me despedí de Billie, quien se notaba estaba con la misma apatía después de clases, esa que le venía después de soportar todo un día de aburrimiento y pérdida de tiempo.
-Yeap.
-Si quieres… o los dos quieren pueden llegar más temprano… comemos algo y nos vamos.- le propuse.
-Genial. – me dijo y se acercó. Me dio un beso enla mejilla (con ese dolor enfermante que sentía al tocarlo, pero que ya sabía disimular) y se fue… donde Jenny que lo esperaba en la puerta.

Se dieron un beso (mucho más largo de lo que usualmente eran) y luego se fueron. No pude descifrar los pensamientos de Billie. De nuevo se me mezclaban esas mil voces que tenía su mente, haciéndome colapsar.
Moví la cabeza un poco, para despejarme y guardé mis cosas. Esperé que se dignaran a salir de la pasada y me fui a la casa.

Agradecí no tener que abrir la boca para comunicarme cuando llegué a la casa, ya que me sentía algo mal.
Saludé a Uriel, le conté que los chicos vendrían a comer algo y así esperamos toda la tarde. Él haciendo… cualquier cosa y yo acostada, sin hacer nada, tTratando de saber en qué pensaba Billie, pero no podía concentrarme como para alcanzar a oír algo a tanta distancia.

Pasaron algunas horas, inservibles hasta que oí un murmullar que se fue aclarando, lo suficiente como para notar sus nervios, incluso para visualizar cómo vestía claramente  hasta que  el murmullo se intensificó cuando sonó el timbre de la casa.

Bajé corriendo las escaleras. No me había cambiado ropa ni nada… un segundo…¿Cómo encontró mi casa? ¿Le di indicaciones?

-Hola.- dije cuando abrí la puerta, y me encontré con esos ojos verdes entristecidos delante de mí.
Estaba vestido con un polerón negro, pantalones del mismo color más  angostos abajo y se le veían las medias blancas que llevaba.
- ¿Cómo llegaste?- fue lo primero que le pregunté
- Mike me dijo cómo llegar,  aunque me costó … nadie te conoce.
- No salgo mucho.- mentí. Nunca salía.
- Eh… ¿puedo pasar?- inquirió, y me di cuenta que estábamos en la calle hablando
- Claro, perdona…

Y entramos. Noté que se puso súper nervioso cuando vio salir a Uriel, quien se veía extrañamente normal. ¿Dónde había quedado su pelo largo y las uñas  negras que llevaba siempre?
Se saludaron, hablaron un rato y luego nos tomamos un café con galletas hasta que llegó Mike.
Mientras los “hombres” conversaban, subí a mi habitación y me cambié ropa. No sabía qué elegir, así que opté por ropa común y corriente. Jeans, polera negra, polerón. Bajé lo antes que pude, para salvar a mis amigos de las intromisiones a la privacidad de Uriel.
-¿Lista?- me preguntó Mike cuando me vio bajar
-Yeap ¿Vamos?
-Claro.- me dijo Uriel y tomó las llaves del auto. Ni idea de dónde había salido, pero estaba bien. Era negro (para variar) y… bastante cómodo.

Llegamos a Berkeley bastante rápido, y los chicos le pidieron a Uriel que nos dejara un par de cuadras antes (para que no se horrorizara con el lugar) y así lo hizo, aunque… obviamente podía visualizar todo lo que ambos pensaban, y sabía exactamente cómo lucía el lugar donde iríamos, y el “tipo” de gente que solía ir.

Como sea, llegamos a Gilman, y los chicos empezaron a beber cerveza de inmediato, me ofrecieron pero preferí no beber. Prefería mantener mis sentidos completamente concientes en caso de cualquier cosa.

La música estaba genial, pero los chicos se emborracharon rápidamente, poniéndose bastante odiosos.
Mike por su lado se había ido con… no sé quien, pero nos dejó a Billie y a mí solos.
O mejor dicho, me dejó sola cuidando a Billie Joe, quien a eso de las 2 am ya no sabía ni qué decía.
De vez en cuando, cuando no estaba siendo horriblemente cargante era divertido verlo hablar tantas estupideces, y sentir que en su mente todo era un caos casi inconciente, pero también le daba por colgarse de mi cuello y apoyar todo su peso en mí, lo que en realidad no era tan molesto cuando no había contacto directo con su piel.

Pasaron algunas horas más, y decidí que ya era suficiente cuando mi compañero de ojos verdes amenazaba con quedarse dormido en cualquier lado.

-Billie, vámonos. Tenemos que llegar a la casa, y no sé hasta qué hora hay buses para Rodeo…- le dije tratando que me prestara atención.
-Bueno… bueno… pero mira, un..un rato más…
-No, nada. Nos vamos…- le dije y le tomé el brazo.- ¿Dónde está tu maldito polerón?
-No sé.- me dijo, con la cara más chistosa que le había visto desde que lo conocía.
-Córrete.- le dije, apartándolo del sillón para poder sacar el polerón que estaba debajo de él.

No se movió ni un centímetro, y cuando quise acercarme me abrazó. Apestaba a alcohol.
-Billie, detente. Me quiero ir… ¿no entiendes?
-Noup
-Pareces un niño de cinco, para.- traté de zafarme, pero  acercó más a él.
-¿A quién le importa?
-A mí. Nos vamos. Con o sin Mike.- le dije señalándolo con el dedo, el que hizo a un lado y se puso muy cerca de mí. Demasiado.

Sentía ese pestilente aliento chocar con mi rostro, y no me molestaba…
Casi no noté cuando estaba tan cerca que podía rozar mis labios, haciendo que se produjera un leve cosquilleo… hasta que nos juntamos  rápidamente, haciendo que el dolor se intensificara, volviéndose insoportable y me tuve que separar de él, aunque una gran parte de mí era lo que menos quería hacer en ese momento.

Billie no reaccionó. Se quedó mirándome como un real idiota y luego hizo un esfuerzo por incorporarse, completamente inútil.
-¿Qué haré contigo?- inquirí, tratando de olvidarme de lo que había pasado.

Divisé a Mike, al fin; y estaba mucho mejor que Billie.
-Me quiero ir- le dije, casi gritando para que lograra entenderme.
-Bueno…vámonos.- Me dijo y tomó a Billie de un brazo, y yo del otro.

Avanzamos hasta el paradero, y mientras esperábamos el bus trataba de encontrar algo de razón en los pensamientos de Billie que me dieran algún indicio de ese beso… pero nada. Absolutamente nada. Eso había significado para él. Si tan sólo hubiese sido nada para mí también, sería todo más fácil.

martes, febrero 22, 2011

Rest: Capítulo 11

Fome este capítulo, quiero llegar a la parte interesante luego (:



Tener la habilidad de saber lo que todos pensaban me estaba estresando desde el primer día, a pesar de que Uriel me había dado…. “consejos” para manejarlo. Lo que pasaba por la mente de los demás era impresionante. Si pudiera comentar qué pensaban lo haría, pero se supone que son cosas privadas, que nadie más debe saber así que mejor no mencionarlo.  Hay que respetar esa privacidad que ya está siendo violada por mí. 

Llegué al lado de Mike y Billie luego de recorrer todo el colegio.
- ¡Al fin!- gritó Mike cuando me vio
- ¿Al fin… qué? No entiendo.- dije mirándolo rara
- Al fin llegaste, y nosotros estábamos aquí  primero- dijo Billie sonriendo.
- ¿Por qué nunca te vienes con nosotros? Siempre pasamos por… donde creemos que es tu casa.- dijo Mike, sin prestar atención al gran logro que Billie creía haber alcanzado.
- ¿En serio? No sé, nunca nos hemos puesto de acuerdo, eso es todo…- sonreí. No quería que conocieran mi casa, podrían aparecer preguntas y cosas que tal vez ni siquiera podría mencionar, o explicar.
- Mañana podemos venirnos juntos.- me dijo Billie y me abrazó. Puso sus manos justo en mi espalda y no pude evitar soltar una mueca de dolor, y luego me aparté rápidamente ya que la sensación era insoportable.

Billie sólo me quedó mirando extrañado mientras yo avanzaba más rápido para ir al lado de Mike.
Sentí todo el día que el adolescente quería hablar conmigo, quería saber porqué lo rechazaba siempre de esa manera; así que evité que estuviéramos solos todo el rato hablando con Mike. Pero luego llegó Jessica quien raptó a Mike, y como Jenny no había ido a clases Billie estaría sólo conmigo gran parte del día, simplemente genial.
- Oye Sussan… ¿podemos hablar?- me dijo Billie
- ¿No es eso lo que estamos haciendo?
- Hablo en serio.-
- Lo siento.- agaché la mirada, y antes de que él mismo pudiera formular la pregunta yo ya la había visualizado en su mente, sorprendiéndome.
- ¿Por qué te doy asco?- inquirió despacio, con cierto resentimiento en su voz. Nunca había percibido en sus pensamientos que eso era lo que realmente sentía por mi actitud.
- ¿Qué?-no podía estar hablando en serio.
- Eso. Siempre que me acerco pones cara de que… te molesta mi presencia. Y hoy cuando te abracé fue como si se hubiese acercado un leproso ¿sabes?
- Eres un imbécil.- dije, sonriendo. Haciendo como que no pasaba nada.- Y un paranoico también ¿Sabes?- mencioné, imitándolo.

Fue su turno de mirarme sin entender nada. Iba a tener que mostrarle mi espalda, para que entendiera a lo que me refería.
Me saqué el sweater que llevaba, bastante delgado y me tomé el pelo para que pudiera ver bien.
Me di vuelta, con la espalda descubierta y le mostré las alas dibujadas en mi piel.

- Me lo hice ayer, por eso me duele. Y por eso me corrí cuando pasaste tu brazo justo por ese lugar, me dolió un montón- le expliqué y me volteé nuevamente para poder mirarlo.
- ¿Eso es de verdad?
- No, de mentira…- le dije sarcásticamente.- ¿Qué tipo de pregunta es esa?
- ¿Cuántos años tienes?
- ¿Quince?
- ¿Tus padres te dejaron?
- Mi papá me deja hacer lo que yo quiera, responsablemente claro.- le respondí, imaginándome a Uriel como mi “papá”, inventando una excusa rápidamente.
- ¿Y tú mamá?
- Mejor no hablar de eso- ¿Qué historia iba a inventar ahora?
- Como sea, dile a tu papá que me adopte.- reí.- En serio. Está demasiado genial. Te debe haber dolido demasiado
- Sí.- le dije y me volví a tapar con el sweater.- Igual no quiero que todos sepan… no quiero que me estén preguntando estupideces.
- Claro.- asintió, y su cara cambió de expresión. Ahora estaba mucho más relajado y cómodo.- Oye… ¿y por qué alas?
Maldije. Tenía que inventar alguna excusa, rápido…
-Me gustan. Son un símbolo de libertad… - hice una mueca
-Genial, tiene sentido.- y no seguimos hablando de ese tema, porque Billie ocupó su mente en otros asuntos.
Jenny había faltado a clases, y se preguntaba varias veces qué le habría pasado.

Como era mi compañero de banco, no me era difícil sentir con claridad sus pensamientos, y a veces tenía que hacer un gran esfuerzo para no reírme de todas las ideas sorprendentemente divertidas que se le ocurrían a cada segundo.
.

-¿Cuándo vienes con nosotros a Gilman?- me preguntó Billie en.. algún momento de la clase de matemáticas
-Cuando me inviten- respondí
-Mañana vamos… es viernes. ¿Qué haces los viernes tú?
-Uhm… me quedo en la casa, tomo café y veo… algunas películas.- mentí. Los viernes tenía entrenamiento con Uriel.
-¡Súper entretenido!- ironizó.- ¿Crees que te den permiso para ir?-
-Tengo que preguntar, pero yo creo que sí.
- Verdad que tienes los papás más geniales de la historia.- comentó Billie- Como sea, pasamos a buscarte mañana si te dejan.-
-¿Seguro? ¿A Mike no le molestará?
-¿Qué cosa? ¿Qué vayas o que te pasemos a buscar? ¿o ambas?
-Cualquiera de las opciones- reí al hablar.
-¿Por qué le molestaría?- alcé las cejas y encogí los hombros.
-Pero hablamos mañana, tengo que saber si me dejan primero.
-Claro…

El resto del día fue como cualquier otro. Ni siquiera recuerdo de qué hablamos, o de cuántas veces Billie pensó en Jenny y se preguntaba porqué no había ido, o las veces en que Mike pensaba que yo observaba mucho a Billie, y que su madre estaba mal; o en que Billie pensaba en el odio que sentía por el novio de su mamá.
En cuanto llegué a la casa me sentí agotada. Y para rematar, Uriel empezó con su interrogatorio de todos los días.
No era necesario conversar acerca de la invitación de Billie, seguramente lo vería en mis pensamientos y me diría sí o no, pero quise abordar el tema de inmediato.

-Billie quiere que los acompañe a Berkeley… mañana.- le dije rápidamente.
-¿Irás?
-No lo sé, dime tú. Los viernes son esos.. entrenamientos nuestros-señalé
-Podemos dejarlo para el sábado.- me dijo con una sonrisa
-Genial. Pasará con Mike mañana por la tarde para recogerme e irnos.
-Yo los podría ir a dejar…- sugirió
-¿Cómo? ¿Tenemos auto?
-Tendremos de aquí a mañana.- me guiñó un ojo y se dio vuelta, pero recordó algo y me habló de nuevo- ¿Te vio el tatuaje?
-Yeap.
-¿Qué dijo?
-Me preguntó porqué era, si era de verdad… - reí al recordarlo.- cosas así.
-Ah…- asintió, pero tenía cara de preocupación.

Lo noté de inmediato. Algo no estaba saliendo bien, algo no le gustaba y se notaba. Quise preguntarle qué era, pero no me iba a responder. Quise saber lo que pensaba, pero obviamente se dio cuenta.
-No pasa nada.- me dijo su interior y se alejó.

Me frustré. Él sabía todo lo que me pasaba, pero yo no podía. No era justo. Además, si algo andaba mal tenia derecho a saberlo. Pero no insistí. Me iba a frustrar aún más con esas respuestas como “ya sabrás” “es parte del proceso” “no necesitas saberlo” “todavía no” y cosas así. Malditos ángeles, arcángeles y seres extraños.
-No somos malditos, y te recuerdo que tú también eres una de nosotros- sentí que Uriel hablaba en mi oído. O mejor dicho, en mi cabeza-
-¿Privacidad por favor?- inquirí, al aire… y sentí como Uriel reía y me dejaba en paz. Al fin.


lunes, febrero 21, 2011

Rest: Capítulo 10






Cuando lo vi en la mañana sentir nervios. Como el primer día que lo vi, esa sensación extraña que me hacía querer sonreír pero a la vez era lo que menos me resultaba natural.
Me saludó como siempre. Sentí la corriente maldita al saludarlo con un beso en la mejilla y sin decir nada avanzamos hasta nuestra sala.
Luego nos encontramos con Mike, y fuimos a nuestros respectivos puestos.
-¿Cómo dormiste anoche? ¿Mejor?
-Eh… sí, bastante. ¿No se me nota en la cara?
-Algo, pero aún te veo algunas ojeras.- me dijo riéndose. Estaba bromeando obviamente.
-¿Y tú?
-Bastante bien, aunque creo que soñé con que me ahogaba en el mar.- suspiré aliviada.
-¿Te dio miedo?
-No, era como una horrible versión de “Tiburón”.- dijo riendo.- Sabes, creo que me teñiré el pelo negro.- Lo miré tratando de no demostrar mi asombro.
-¿Por qué?
-No sé, desperté pensando en que me quedaría bien- dijo sin inmutarse,  y pude saber por sus pensamientos que no me ocultaba nada, y que realmente no recordaba porqué pensaba en eso. 

Eso era un alivio, hasta cierta parte;  pero que su subconsciente le mandara esos mensajes era igual de peligroso. ¿Cuánto faltaba para que pudiera recordad lo que soñaba? Y una vez más eso me llevaba a la misma pregunta de siempre ¿Qué significaría eso?

Traté de centrar mi atención en otra cosa a lo largo del día, ya que Billie me preguntaba a cada rato qué me sucedía que andaba tan pensativa. Es que me era imposible no adentrarme en mí misma y repasar uno a uno los indicios que me llegaban desde Billie, todas las cosas sobre-sobrenaturales que me pasaban con él, aunque sabía que por más que lo intentara no iba a llegar a una conclusión o teoría que me pareciera convincente.
Me entretuve unos minutos poniendo atención en las otras personas que estaban pensando en Billie, con algo de risa; y luego me concentré en los pensamientos de él mismo, que me llegaban con más claridad.

Quedaban sólo dos semanas para el receso de invierno y todos estábamos ansiosos. Sin colegio por más de dos semanas, paraíso.
Con Mike habíamos hecho todo un plan para ese periodo, e incluso habíamos conseguido tocar en la cafetería donde trabajaba mi mamá. Todo genial hasta que recordé que tenía novia, y que tenía que comprarle algo para navidad en ese periodo y que no tenía dinero y que tenía que pasar tiempo con ella. Genial.

- ¿No le has preguntado qué hará ella? Tal vez ya tiene planes sin ti, o sale con sus padres, o cualquier cosa.- me dijo Mike cuando le comenté la situación
- No creo… pero le voy a preguntar en todo caso- musité sin ganas de seguir con el tema.

Ese día, miércoles; estuvimos todo el día sin hacer nada. Las clases eran asquerosamente inútiles, incluso Sussan pensaba lo mismo (y eso que ella era la que más prestaba atención y tenía mejores calificaciones de toda la clase). Así que, cuando entramos después del segundo recreo me disculpé con Sue y me fui a sentar con Jenny.

Me acerqué despacio, y cuando me vio llegar me dio un beso. Se puso de pié, me senté yo en su silla y ella sobre mis piernas, mirando hacia mí.
No nos importaba que estuviera el profesor adelante ni nada. No estaba haciendo clases y cada uno hacía lo que quería.
Estuvimos conversando bastante rato mientras ella jugaba con mi pelo o me acariciaba la cara. Nos besábamos de vez en cuando o simplemente nos quedábamos en silencio…

- Jenny…- le dije luego de un rato. Me miró y supe que me prestaba atención.-¿Qué harás en estas semanas de vacaciones?
- Eh… no lo sé.- me respondió, y noté algo como.. tristeza o cierta incomodidad en su rostro.- Se supone que iremos a visitar a mi familia.. pero no sé por cuanto tiempo
- Ah…- no sabía qué otra cosa añadir, ya que no me importaba en lo absoluto si se quedaba; es más, si se iba podía realizar mis planes con Mike. Traté de no sonreír, al menos delante de ella para no parecer tan mala persona.

Cada día me sorprendía un poco más de este ser humano tan infantil, realmente. No pude comprender en qué universo un adolescente de 16 años podría preferir ir a tocar la guitarra y pasársela drogando con sus amigos todas las vacaciones en vez de compartir con su novia. Por suerte Jenny no podía saber lo que Billie Joe  pensaba.

- Sussan…- sentí que me llamaba alguien. Era Asheley, una chica de la clase con la que pocas veces hablaba.
- ¿Ah?
- ¿Desde cuándo te gusta Billie?- Otra más que pensaba lo mismo.-
- ¿De qué hablas? A mi no me gusta… sólo somos amigos.- le dije
- Claro, y eso explica porqué siempre lo miras, y te concentras tanto…
- Bueno… ¿qué tanto me miras como para haberte dado cuenta?- espeté, ya molesta. Si le decía que no me gustaba era por algo.
- Yo.. eh… nada…
- ¿No será que a ti te gusta?- inquirí. Ella sólo se sonrojó pero no estaba pensando en Billie, me hubiese dado cuenta, lo hubiese sentido. De cualquier forma se fue sin decir nada más, demasiado avergonzada o apenada para siquiera volver a mirar hacia mí.
- A veces pienso lo mismo.- me dijo Mike. Supe inmediatamente a qué se refería
- ¿No puedes fijarte en algo de alguien sin que te guste? ¿Qué les pasa? – dije indignada.

Ahora todos se fijaban en lo mucho que yo me fijaba en Billie Joe. Tal vez iba a tener que tener un poco más de cuidado, o iban a empezar a sospechar aún más.
Mike sólo rió pensando en que era algo normal que me gustara, claro.
Pero era imposible Yo casi no tenía emociones, ni sensaciones. Ni siquiera se me había cruzado por la mente, aunque comprendía a los demás. Siempre estaba pendiente de Billie, ya que era mucho más fácil saber en qué pensaba si lo estaba mirando.
De cualquier forma, procuraría no hacerlo tan notorio, fin del asunto.

-¿Llevas la cuenta del tiempo que llevamos aquí?- me preguntó Uriel cuando entré a la casa
-Eh…¿un par de meses?
-Tres, exactamente.-
-De acuerdo-… ¿Y?-
-Hoy tenemos visita.-
-¿Y?
-Será diferente.
-No entiendo
-Anda a cambiarte y después sabrás de qué hablo.

Obedecí. Me ponían histérica esas famosas reuniones que aún teníamos una vez por semana con los superiores de Uriel, que se juntaban todos a revisar mi mente y mis recuerdos para saber que hacíamos las cosas bien. Agradecía que Uriel me hubiese ayudado a esconder lo que realmente pensaba. Me evitaba bastantes problemas.

Cuando bajé, había mucha gente reunida que me daba la espalda, y todo el escenario de la casa estaba completamente diferente. Sin haber requerido de mi ayuda o cooperación, estábamos no en la casa, sino que en otro lugar, uno completamente diferente donde no habíamos ido nunca antes.

Estuvieron hablando entre ellos bastante tiempo, sin que yo pudiera escuchar hasta que Uriel indicó que me acercara.
Respondí las preguntas de rutina, hasta que otro arcángel, bastante parecido a Uriel se me acercó y puso su mano, gélida, sobre mi espalda.

-Has superado con éxito estos meses.- me dijo.- Es hora de que…asciendas.
Creo que si hubiese tenido corazón, se hubiese agitado y casi salido de mi corazón. ¿Eso era todo?
-No te adelantes, no nos referimos a eso.- me dijo Uriel, derribando mi felicidad.
-Ahora puedes decir que eres lo que los humanos conocen como “ángel”.- me dijo el otro tipo, el parecido a Uriel
-¿No era eso antes?
-No, eres… cualquier cosa. Espíritu, esencia… pero ahora eres ángel. No sólo puedes y debes ayudar a Billie, puede ser con cualquier persona; lo que incluye que podrás sentir a cualquier persona.

No dije nada. Era demasiada información para procesar en tan pocos segundos.

-Esto puede doler, pero… es necesario.- me dijo Uriel, y sentí como la mano que estaba en mi espalda la recorría desde arriba abajo primero, con cuidado, para luego enterrar lo que supuse sería una de sus uñas en mi piel.

Sentí que me estaban quemando, y que algo era dibujado en toda mis espalda.
No podía aguantar el dolor, sentí que mis piernas tiritaban y si no fuese porque Uriel me tomó de la cintura me hubiese caído.

Traté de tranquilizarme mientras terminaba, y me sorprendí cuando me pusieron un espejo en la espalda y pude ver dos alas negras surgiendo desde mi piel. ¿Era una broma acaso?

-¿Qué significa esto?- inquirí asustada
-Es tu… signo. Lo que te identifica- me respondió alguien. No sé cual de todas las personas que estaban ahí.
-¿Todos pueden verlas?
-Es un tatuaje, todos pueden verlos… a menos que sean ciegos, obviamente.- me respondió Uriel, con ese sentido del humor tan especial que aparecía en los peores momentos.

Simplemente asentí y esperé que todo terminara. Me sentía mareada, quería irme rápido. Pero me dijeron que ciertas cosas cambiarían, y estuve escuchando el montón de reglas nuevas que aparecían.

sábado, febrero 19, 2011

Rest: Capítulo 9

Antes del cap; creo que no lo había mencionado y creo qe no se explica en el fic... PERO... para los qe qieran saber; Uriel, no es sólo un ángel, es un arcángel (qe son ángeles en un nivel superior, o sea... son como ángeles de los otros ángeles; y la Iglesia católica no reconoce a Uriel como uno de ellos, pero la Iglesia Copta sí; así que igual vale porqe son como 7 creo... y eso) para que aumenten su cultura general (?) xD





¿Nunca han sentido que están viviendo cosas tan diferentes a las que están acostumbrados que no parece que estén viviendo sus propias vidas?

Exactamente así me estaba sintiendo en el último tiempo.
No podía dimensionar bastante bien lo ocurrido en tan poco, porque todo parecía avanzar rápidamente, al doble de lo usual.  

La rutina de todos los días había cambiado radicalmente, y me agradaba.
Era la primera vez en mi vida que me levantaba con ganas de ir al colegio, y en mi casa no tardaron mucho en darse cuenta.

- Billie, te ves diferente- me dijo Anna en el desayuno
- ¿Yo?- Como si existiera otro “Billie” en la casa-Creo que estoy igual que siempre
- Mentira.- refutó  mi hermana y no le hice caso.-¿Y Mike? Hace días que no lo veo
- Debe andar con Jessica
- ¿Y no tiene tiempo para venir a tocar contigo?
- Anna, nos vemos todo el día, TODOS los días. Yo creo que es suficiente.- le dije, y me apuré en tomar mi café para que no siguiera interrogándome. Pero llegó mi mamá, genial.
- ¿De qué hablan?
- De nada…
- De que Billie está diferente ahora en las mañanas- ¿Qué le pasaba? ¿Acaso tenía dieciséis  años como yo?
- Y yo le digo que no me pasa nada.- bramé, enojado.
- A ver, dime una cosa… ¿Cómo se llama?- ahora mi mamá iba a empezar a molestarme ¿qué mejor que eso?
- ¿Cómo se llama quien?- inquirí, aunque sabía exactamente hacia donde quería ir con la conversación, y odiaba cuando se ponía así; como si realmente le importara.
- La chica que te tiene así
- ¿Quién dijo que era una chica?- me hice el indignado.
- No creo que seas gay…- dijo Anna, compartiendo una risa cómplice con mi madre.
- Y es normal que a esta edad estés con alguien…- dijo mi mamá
- ¿No conocen el significado de privacidad ustedes?- dije molesto.- No les diré nada, déjenme en paz.

Me paré de la mesa y me fui. No quería que me estuvieran molestando por esas cosas. Las mujeres a veces se ponen bastante odiosas.
De cualquier forma, en algo tenían razón.
Sí me levantaba más alegre en las mañanas, y obviamente la razón era una chica. Y sí,  habían pasado días desde la última vez que me había juntado con Mike a tocar, pero creo que era porque eso de tener novia a veces quita bastante tiempo.

Aunque, la falta de “ensayos” no era tan culpa mía; yo podía estar sin Jenny por más de cinco minutos, no como Mike y Jess.
Nosotros nos dábamos espacio. ¿Qué tenía de interesante verse a cada rato? O sea, sería agradable, pero se nos agotarían los temas de conversación, y perderíamos contacto con amistades y todo eso… además, llevábamos a penas dos semanas, no podíamos aburrirnos tan rápido.

Luego de la escenita con mi mamá y mi hermana, me di cuenta que realmente llevaba muchos días sin dejar de pensar en Jenny, y en lo surrealista que me resultaba lo que estábamos; así que a penas la vi, y luego de saludarla con un beso le dije que no podría quedarme con ella después de clases porque tenía que hacer cosas con Mike. Ella simplemente me sonrío, y acordamos “darnos el día libre”
Suspiré aliviado, al menos ella entendía que mis amigos seguían siendo parte de mi vida.
Nos despedimos, y vi que Mike estaba entrando al colegio así que me uní a él para llegar hasta nuestro salón.

No sé cómo lo hacía, pero Sussan siempre estaba antes que nosotros sentada en su banco (que desde que Mike se sentó con Jessica ahora era junto al mío).
Una vez con Mike nos pusimos de acuerdo porque queríamos llegar antes que ella (sí, solamente de estúpidos que somos) y estuvimos como media hora antes en el colegio y ella ya estaba.
No es que sea algo relevante, sólo quería mencionarlo; era otra de las cosas que me descolocaban un poco de aquella chica nueva que se había convertido de a poco en mi amiga. Entré a la sala, y Mike fue a saludar a Jess de inmediato, así que me dirigí a mi puesto;  me senté al lado de Sussan y empezamos a conversar.
Por primera vez se veía cansada, con ojeras y con ganas de dormir.
-Hey… ¿cómo estás?
-Bien… con algo de sueño-
-Se nota.¿ Pesadillas?
-Algo así.- le respondí y me tiré sobre la mesa, abrazando mi mochila con los ojos cerrados.
Eso del entrenamiento con Uriel era agotador, pero al parecer estaba dando resultado. Todos los días practicábamos, y aunque no me había dado cuenta ya que al mirarme al espejo me veía igual, al parecer mi cansancio y agotamiento se reflejaban perfectamente en mi rostro. Lo supe cuando pude ver mi reflejo en los pensamientos de Billie, junto a una nota de preocupación hacia mí de su parte.

-Deberías ir a la enfermería a dormir un poco…-me dijo Billie y acarició suavemente mi cabello.
Tuve que concentrarme en cualquier cosa menos en el dolor que sentía cuando me tocaba, para no asustarlo. Luego, sutilmente me moví un poco en la silla y levanté la vista.
-No te preocupes, un día con sueño no me hará mal- dije despacio,  y me senté bien.

Saqué los cuadernos, noté que Uriel había hecho los deberes (lo que realmente agradecí) y me dediqué a pensar en cualquier cosa.
Billie tenía su mente a toda máquina. Estaba planeando juntarse con Mike en su casa a beber unas cervezas. Nada que realmente me  importara así que preferí darle algo de privacidad y no escuchar en lo que estaba pensando. Para focalizarme en algo, presté atención a las clases hasta que mi compañero deslizó  
una hoja de cuaderno con algo escrito hasta mis manos.
”Hoy nos juntamos a tocar con Mike ¿quieres venir? “
”Estoy algo cansada… 
”Te serviría para relajarte. Además, somos excelentes
”Já! Ya lo creo….
”Tendremos cerveza…¿sí o no?”
”Sólo si me dejas poner atención de una vez

No me dijo nada más en toda la hora… Pero al recreo me decía todo el rato qué tocarían y que me iba a enseñar a tocar guitarra, que si él podía yo también.
Iba a ir a su casa, conocer personalmente su ambiente. Me parecía entretenido, además estar con él y con Mike era bastante agradable.

Así que, en la tarde luego de clases fuimos los tres a la casa de Billie. Iba a preguntarle porqué no iba con Jenny, pero estaba pensando en eso y supe que era por su madre, su hermana y algo de un interrogatorio que había ocurrid en la mañana.

Cuando llegamos, Billie se sorprendió de ver a su madre sentada en el sillón. Se puso nervioso y maldijo al menos… diez veces en su interior antes de saludarla.
-¿Por qué llegaste temprano?- le preguntó
-Me dieron libre- ¿Justo hoy?
-Ah…
-¿No me presentas a tu amiga?- inquirió, señalándome.
-Ah… Mamá, Sussan… Sussan, mi mamá.- le dijo y me tomó del brazo para que avanzara, pero yo saludé a la señora, obviamente.
-Así que tú eres la que tiene Billie tan feliz… me alegro.- me dijo. Sentí que la sangre me subía hasta las mejillas.- ¿Son novios o aún no te lo pide?
Sentí la vergüenza mezclada con rabia de Billie.
-Nosotros no somos nada.- le dije- somos amigos, pero usted debe estar hablando de…
-¡No lo digas!- me interrumpió Billie
-Lo siento, pero con Billie sólo somos amigos.- le dije con una sonrisa
-Ya veo…
-Claro, y a mí como me conoce ni siquiera me saluda.- le dijo Mike, cambiando de tema, mientras yo escuchaba claramente como Ollie pensaba en la linda pareja que hacía con Billie.
-Ya, basta de saludos ¿no? A lo que venimos- dijo el adolescente y nos fuimos a su habitación.
Luego de un rato bajamos a la cocina a buscar las cervezas que estaban en el refrigerador, y los chicos siguieron tocando mientras yo estaba acostada en la cama de Billie, mirando el techo como si fuera lo más importante y los escuchaba.

Todo bien hasta que Billie recordó que iba a enseñarme a tocar guitarra, y tuve que soportar alrededor de 20 minutos de intenso dolor en mi mano izquierda hasta que pude hacer el maldito SI y Billie decidió darme un descanso. A mí y a mi mano que pensé que estaría completamente roja ya que me ardía demasiado, incluso cuando dejó de sostener seguí sintiendo el escozor penetrar mi piel, con violencia.

Creo que Mike se dio cuenta de algunas muecas de dolor que se me escaparon, pero debió atribuirlo a que me costaba mucho ubicar la mano en el puente de la guitarra como correspondía.
De cualquier modo, estuvimos hasta tarde pasando un buen rato hasta que preferí irme y Mike me acompañó todo el camino hasta mi casa (que quedaba cerca de la suya) y quedamos en juntarnos más seguido, porque realmente lo había pasado bien con ellos.

Me despedí de Mike en la esquina donde estaba mi casa, y luego que ubiqué a Uriel dentro de la casa nos pusimos a conversar de lo que había hecho en el día.

- ¿Estás seguro que no hay forma de arreglar todo esto?- le pregunté luego de un rato.
- Nop, creo que te había quedado claro
- La verdad, no entiendo por qué no me puede tocar sin sentir eso que siento.
- ¿Conexión?

Me enfadé. No podía darme más respuestas que esa, y me tenía harta. Cualquier cosa que le preguntaba era “porque están conectados, porque hay un destino, porque así tiene que ser” pero no me explicaba nada.
No era para nada lógico. ¿Y no nos podíamos tocar? Eso era realmente… extraño, incluso para Uriel. Me había comentado que no había escuchado de eso, pero que siempre cada caso era distinto.

- ¿Cuántas veces voy a decirte que en esto no hay lógica que se pueda aplicar?- me preguntó. Se había metido en mis pensamientos, obviamente. Lo miré enojada
- No vuelvas a hacer eso. Y sé que no hay lógica, pero me gustaría que hubiera.
- Después encontrarás respuestas que ahora yo al menos no puedo darte.

Siempre era lo mismo. Me cargaba existir sin saber por qué ni para qué. Ni siquiera sabía que iba a ganar con todo esto…

Pero no importaba. Me iba a ir a dormir, estaba lista para volver a soñar con Billie Joe.
Esos sueños que tenía todas las noches eran extraños.
Todos los días soñaba con lo que BIllia hacía en un día, pero iban en reversa.
Lo primero que soñé fue su suicido ¿recuerdan? Al día siguiente fue el día anterior al suicidio, y así sucesivamente.

Otra cosa que me desesperaba. Siempre que pensaba en la tipa que lo tenía mal (porque su suicidio era por amor, obviamente) no podía visualizarla.
O al menos al intentar concretar sus pensamientos me era imposible. Y su nombre nunca aparecía.
Me hubiese ayudado bastante saber de quién se trataba, (porque estaba segura que no era Jenny, creo que he sido bastante reiterativa con eso).

De cualquier forma, subí a mi habitación y cerré la puerta con llave.
Me acosté e inmediatamente al cerrar los ojos visualicé a Billie Joe.
Estaba hablando con una mujer un poco más baja que él, de cabello rizado. Hace días no se veían y ella se veía un tanto desilusionada de cómo se mostraba Billie.
No tardé mucho en comprender que era su esposa. Discutieron, Billie se fue a su habitación. No saludó a sus hijos, los que tuvieron que ir a saludarlo a él y… en ese momento me sentí extraña. Demasiado.

Sentí que estaba siendo observada por alguien más.
Uriel fue el primero en venir a mi mente, pero no era el tipo de sensación que se apoderaba de mí cuando era él quien se metía en mi mente.

Traté de despertar, pero no pude…
Cerré los ojos, no quería seguir viendo más lo que sucedía, y de pronto pude escuchar la voz de Billie, pero no era del sueño mismo, sino que… era como si él estuviera presente en el sueño también.
Maldije unas mil veces y como no podía despertar, me concentré en saber qué pensaba mientras veía lo que sería su vida sin siquiera saberlo.
Al parecer no podía ver tan nítidamente como yo, estaba bastante confundido.
Aquel día en la vida de Billie en unos… ¿20 años más? No pasó nada perturbador. Un día como cualquier otro en la vida de cualquier persona.
Lo único que recuerdo que Billie pensó fue en que le quedaba bastante bien el cabello completamente negro y que no quería llegar a ser adulto con esas arrugas.
Sí, en ese pensó en vez de cuestionarse algo más importante. Pero por una parte era lo mejor.

A la mañana siguiente, me levanté rápido y fui a hablar con Uriel
- ¿Qué significa que Billie haya soñado lo mismo que yo?
- ¿Qué?
- Estaba soñando lo mismo que yo. Escuché su voz.-
- Su subconsciente te encontró…-pensó como en un susurro
Lo miré incrédula. ¿Qué?
-Él no lo sabe… sólo su subconsciente.
-Pero supongo que él  es capaz de recordar lo que sueña
-No de todo lo que sueña- me corrigió.- Puede que no se acuerde
-Eso espero.

Dejamos el tema ahí, Tenía que hablar primero con Billie para añadir otra pregunta sin resolver, otra duda que no me dejaría tranquila a mi lista de preocupaciones que tenían que ver con él. 

Rest: Capítulo 8



- Lo siento.-
Billie dejó de escribir. Había pensado en redactar una carta. Una despedida, sus últimas frases… pero no. No quería pensar. No quería arrepentirse.
Miró a su alrededor. Las fotografías de los dos pequeños que sonreían mirando la cámara.
Bajó la mirada. Ellos no tenían la culpa, pero aún así… ya no podía seguir. Había aguantado demasiados años, demasiadas discusiones, demasiados sueños, demasiado. Simplemente eso.
Nadie merecía lo que él estaba viviendo, el infierno en que se había convertido su vida.

- Como voy me estoy matando lentamente de todas formas.- dijo en voz baja al aire, a las paredes.
Su esposa pasó por su mente un segundo. Pero la apartó. No quería recordarla. La quería, y demasiado; sabía que su decisión le afectaría profundamente… pero no podía hacer nada.

Todo estaba decidido. Por primera vez en mucho tiempo iba a hacer algo por él. Por sus verdaderos sentimientos.
Quería encontrar la felicidad que pensó tener y que … le habían negado años atrás.

Los pensamientos en su mente se volvieron muy confusos. El cuarto se oscureció. Las pastillas sobre el velador. La receta que había conseguido para comprar unas lo suficientemente fuertes para que al tomarlas ya no hubiera vuelta atrás  yacía arrugada a un lado del basurero.

No se había despedido de su madre. Ni de sus amigos. De nadie.
Pensó que sería mejor así.
Nadie sospechaba. Sus sonrisas vacías lograban convencer a todos, en parte porque nunca (o muy pocas veces) habían podido ver una verdadera, una sonrisa llena de felicidad.

Tomó las pastillas en su mano. Las depositó en su boca y tomó un poco de agua. Luego se echó una más, y otra, y otra… dejando el frasco vacío.

Tuvo la intención de sacar el frasco, botarlo, tirarlo lejos. Pero no pudo. Sintió náuseas al cabo de unos pocos minutos, por lo que se recostó en la cama matrimonial de su habitación, sabiendo que si vomitaba todo se desperdiciaría.

De a poco sintió que todo daba vueltas. Una especie de enredadera lo tomaba y lo levantaba de la cama.
No estaba asustado.
Las ramas crecían, abarcando todo el lugar hasta envolverlo por completo.
Quedó completamente en blanco. Como si hubiesen apagado su cerebro con un interruptor. Nada más. Por siempre

-¿Qué mierda?- Desperté casi gritando.
Sentía que la cabeza me iba a estallar, y un sudor frío bañaba mi frente. Tenía el ritmo acelerado.
Me senté en la cama, esperé un rato y ordené mis ideas.
¿Desde cuándo podía soñar? ¿Y desde cuándo soñaba con Billie Joe?

Se veía diferente. Algunas arrugas, pelo más corto. Pero en esencia era el mismo. La misma forma de moverse, la misma forma de pensar.

-¿Qué pasó?- inquirió Uriel cuando entró a mi habitación, alertado tal vez por los gritos (que en ese punto no sabía si habían sido sólo mentales o si de verdad los había verbalizado)
-Soñé con Billie.- le dije.
-¿Qué soñaste?
-Que se mataba.
Eso bastó para que me entendiera. Lo supe por los pensamientos que estaba analizando en mí.
Recorrió (junto a mí) todo lo que había soñado. Incluso se fijó en detalles que yo me había saltado.

-¿Qué pasa?- tenía una cara de preocupación. Grave
-Estás haciendo algo mal
-¿Qué? ¿De qué se trata todo eso?
-Son advertencias.
-¿Premoniciones?
-Algo así…pero no te preocupes de eso ahora. Descansa, tranquilízate.

Asentí. Traté de encontrar a Billie, sus pensamientos… pero no pude.

-¿Él está bien?
-No lo sé. No creo que haya soñado lo mismo, si es eso a lo que te refieres. Le preguntas algo mañana.

No le respondí. Me volví a acostar y me quedé abrazando mis piernas el resto de la noche. No podía conciliar el sueño…
Estaba atando cabos.
Comprendí qué debía evitar. Debía evitar que Billie se suicidara, lo encontré algo obvio. ¿Pero por qué? ¿Qué lo llevaba a hacer eso?
Fue horrible verlo así. No podría explicar la expresión de su rostro. Sus ojos llorosos, delgado, con ojeras… mal.

Tenía que ver conmigo lo que había soñado, también lo encontré obvio. Pero nuevamente no sabía qué hacer para contribuir…
¿Eso podía producir el no tener a la persona adecuada en tu vida?
No, no era posible. Tenía que ser algo más. Tenía que ser algo que se mostrara en el sueño y Uriel, yo, y los demás nos estábamos perdiendo. Algo tan importante que se nos pasaba por alto.

Al día siguiente, pensé que tendría ojeras (por la falta de sueño), pero me levanté y al ir al baño noté que estaba exactamente igual. Mi piel lisa, clara, la envidia de toda adolescente.
Me bañé, me cambié ropa (yeap, de vuelta al negro ¿recuerdan?) y me fui al colegio.

Esperé que llegara Billie, algo ansiosa.
Se me olvidó por completo que había estado con Jenny el día anterior, pero él mismo se encargó de recordármelo mientras se acercaba a mí, ya que estaba pensando en contármelo, como si las palabras estuviera ejerciendo una enorme presión para salir.

Me contó todo con lujo de detalles. Tuve que volver a lo mismo de nuevo.

-Me alegro. Te dije que todo saldría bien.- le dije cuando terminó su relato- ¿Y cómo quedaron?
-¿A qué te refieres?
-A cómo quedaron después del beso. En volverse a ver, en hacer como si nada… ya sabes
- Ah.. no lo sé, no dijimos nada después del beso
-Eso significa que harán como si nada, hasta que se junten de nuevo, se besen de nuevo… bla bla bla. – le dije sin importancia.

Sólo asintió. Y aproveché para bostezar, exageradamente.
-Whow… ¿un poco de sueño?- me preguntó, casi burlándose.
-Bastante.- mentí.- No pude dormir en toda la noche. Pesadillas.
-Ah… conozco el sentimiento.-
-¿Muchas pesadillas?
-Casi a diario.- Torció su boca un poco.-
-¿Ayer igual?-
-No. Ni siquiera recuerdo qué soñé ayer. Estaba demasiado emocionado por lo de Jenny supongo. Me dormí en seguida
-Suertudo.- dije, fingiendo estar indignada.
No lo recordaba. Eso no me aseguraba nada, pero al menos no lo recordaba. Genial. Que él pase buenas noches mientras yo me desvelo pensando en él… 

El resto del día pasó casi sin novedades, las miasmas clases aburridas de siempre, y una constante voz que pensaba en Billie a cada rato, y que chocaba en mi cabeza como el zumbido debo una mosca molestosa e indeseable, el tono de la voz mental de Jenyy realmente me molestaba; y que Bilie estuviera ansioso por ella tampoco me agradaba.
Sé que era mi misión, que er alo que debía hacer pero Jenny era horriblemente manipuladora y no podría decir cuantas cosas tenían en común.
Pero el amor es impredecible e irracional, y nunca sabes de quien te vas a enamorar.

Pero como dije, el dií pasó casi igual sin contar las vocecitas de en mi mente.
No estuve mucho rato con Billie, ya que en los recreos había ido a hablar con Jenny en la parte trasera del colegio, y Mike estaba con Jessica así que no me quedó otra que sentarme sola por ahí los 20 minutos que duraban los recreos.

Sentí las miradas posadas en mí todo el tiempo, y me parecía extraño no poder saber qué pensaban los demás de mí, si debía estar todo eso en mi frecuencia,
Pero a veces es mejor no saber, seguir con mi [i]vida.
Además, el no saber lo que pensaban de mí me hacía sentir mucho más normal, más humana.

Estaba en el banco, y nadie se me acercaba… obviamente. No sé si por el prejuicio de mi ropa, o porque me tenían miedo o porque algo en mí hacia que nadie se acercara lo suficiente como para distraerme de lo que debía hacer.
Pero de cualquier modo me agradaba sentirme extrañamente normal, cohibida, sin saber por adelantado lo que decían de mí.

Pero la voz mental de Billie me llegaba claramente cuando no estábamos tan distanciados, y su única preocupación era Jenny. Creo que en algún momento del día empezó a escribir cosas en su cuaderno sobre ella, cosas como una canción.

Al final del día estaba algo nervioso, habían quedado en juntarse de nuevo y así lo hicieron.
Yo aún no salía de la escuela, así que Billie aúne estaba dentro de mi radar cuando sentí que la besaba, y una corriente de ira recorría lentamente todo mi cuerpo.

viernes, febrero 18, 2011

Rest: Capítulo 7




Al día siguiente vi a Billie acercarse. Estaba pálido. Me asusté… hasta que vi la imagen en su mente y me alivié.
- ¿Qué te pasó? Parece que viste un fantasma o algo.- le pregunté cuando estuvo cerca, como si no lo supiera perfectamente
- Hablé con Jenny- me dijo agitadísimo.
- ¿Y? ¿Qué pasó?
- Quedamos en juntarnos a la salida para conversar… aunque no sé de qué
- Cálmate…- le dije, iba a empezar con un casi ataque de pánico, tenía que calmarse un poco.
- Estoy calmado…- dijo y me tomó del brazo. Por suerte andaba con una chaqueta..- ¿Entremos a clases? No me quiero quedar aquí
- ¿Por qué?
- Las amigas de Jenny…
- Entiendo.- le dije y avanzamos.

Me daba risa Billie. Era como un niño de diez años en este tipo de cosas. Demasiado tierno, demasiado inocente, ingenuo. Pero eso era lindo… estaba segura que muchas chicas apreciarían su forma de ser.

Todo ese cuento medio infantil que tenía lo volvía bastante tierno; es verdad, pero a la mitad del día me tenía harta. No paraba de cuestionarse todo. Y cuando digo todo, es todo.
Desde cómo empezaría a conversar con ella, qué le respondería. Cómo se vería. Que debía cuidar de decir algo demasiado estúpido. Algo demasiado serio.
¿Cómo alguien podía ser tan obsesivo? Tenía ganas de gritarle que se callara, que me dejara pensar a mi tranquila.
 Estuve demasiado feliz cuando llegó la hora de irnos. 

- Estoy nervioso.- Le dije a Mike una vez que habíamos salido del baño-
- Tranquilízate. No es nada del otro mundo- me dijo Mike, tras poner su brazo sobre mi hombro, para darme apoyo supongo - La parte más difícil era que aceptara salir contigo ¿no? Ahora es lo de menos.

Tenía razón. Pero estaba en mí ser así. Obsesivo, paranoico, compulsivo. El asunto era que… si quería encontrarme con Jenny antes de ver a sus amigas o toparme con el amistoso de su novio debía apurarme. Cruzar todo el patio del colegio y esperarla en la puerta de salida.
Me despedí de Mike, me deseó suerte y me fui casi corriendo. Cuando llegué noté que o debía dejar de fumar o dejar de correr, porque tenía la respiración demasiado agitada, como si hubiese corrido una maratón.

- ¿Estás bien?- sentí que alguien me tocaba el hombro mientras pronunciaba esas palabras. Me puse de pié (porque estaba hincado tratando de reponerme)
- Sí…- logré decir. Era Jenny. Mi corazón se detuvo. Y todo lo que me había costado controlar mi ritmo cardiaco no valió la pena, porque de inmediato se aceleró.
Ella sonrió. Cosa que no ayudó en absoluto a que mi corazón volviera a la normalidad, pero me contuve de expresar cualquier cosa con mi cara.
Tratar de mantener la compostura. Me repetí lo mismo durante todo el rato que estuvimos juntos.
Comenzamos a caminar, sin decir nada. Era bastante incómodo, hasta que ella comenzó con las preguntas.

- Así que… ¿estás con la niña nueva?- abrí los ojos, desmesuradamente. ¿Estaba bromeando?
- ¿Con Sussan? No, nada que ver…Somos amigos, me cae bien.- ella asintió. - ¿Por qué?
- Curiosidad. Nunca te había visto tan cercano a una chica… ya sabes; te la pasas siempre con Mike… con los tipos que tocan en Gilman…-
- Eso no significa que voy a empezar a tener algo con la primera persona con la que me llevo bien, y que no tiene algún instrumento musical en sus manos.- le dije, ella sólo rió.
- Tienes razón…
- ¿Tú sigues con….?- me había olvidado del nombre. De tanto llamarlo Mister Músculo no recordaba su nombre.
- ¿Mister Músculo?- Fue como si me hubiese leído el pensamiento. Sonreí un tanto avergonzado.- No, terminamos hace algunas semanas
- Pero aún se les ve juntos…
- Pero eso no significa que tengamos algo juntos.
Asentí. No me agradaba hablar del tema ése. En realidad, prefería no hablar nada. Verla simplemente, como lo hacía en clases, pensar en lo inalcanzable que era…

-¿No me vas a preguntar por qué terminamos?- inquirió luego de un rato mientras caminábamos… no sé a donde
-No… o sea; es algo privado…supongo… aunque si me quieres contar, te escucho
-Eh…sólo sorprendió que no me preguntaras
-¿Prefieres no hablar del tema?- pregunté, esperando que me dijera que no, que quería olvidarse del tipo… pero las cosas nunca salen como quieres…
-Terminamos porque nunca debimos haber empezado… él no sabe lo que es tener una relación. Todo se basaba en lo que él quería… y creo que estamos muy chicos como para tener algo así.
-Ah….- fue todo lo que se me ocurrió.

Bajé la vista, y le señalé que nos sentáramos en el pasto. Los nervios ya se me habían quitado, aunque tenía una extraña sensación de estar siendo vigilado… observado, sensación que preferí omitir.
Lo que estaba pasando con Jenny era casi surrealista. Nunca habíamos conversado tanto… nunca. Pero en ese momento me estaba contando prácticamente su vida, lo que le gustaba, lo que no… me preguntaba a mí cosas. Era demasiado extraño como para darme cuenta de lo importante que era (según yo) todo lo que estaba pasando.
Todo había salido mejor de como lo imaginaba, pero cuando la luz del día empezó a escaseear ella mencionó que debía regresar a su casa porque se le había hecho demasiado tarde.
Caminamos juntos, sin decir mucho hasta que llegamos a la calle donde vivía.
-          Nos vemos mañana en la escuela- me dijo, sujetándome del brazo.  
Iba a despedirme, a decirle que lo había pasado bien y que ella era una persona agradable. Pero las palabras no salían, por mucho que lo intentara.
Sin que ella me soltara, me hice más conciente de la presión que ejercía sobre mi brazo y le tomé la mano, concentrándome en los detalles de su piel; un pequeño lunar cerca de su muñeca, lo delicada que me parecía.
Luego subí mi mirada, y me topé con sus ojos, azules; hermosos a penas iluminados con la luz del atardecer.

Me acerqué más ella, tanto que podía sentir la suave brisa que se creaba con su respiración, algo agitada.
No tenía lugar en mi mente para pensar, fue como si todos mis pensamientos se apagaran de pronto. Todos, menos uno… uno que me perturbaba, uno que se haría realidad en cuanto más inclinara mi rostro.
Como por un impulso, ella retrocedió un poco, pero sus ojos se levantaron y miraron los míos, desafiantes.

Volví a acercarme, y esta vez ella no retrocedió.
Me acerqué más, y poco más hasta que mi frente topó la suya; ya no quedaba nada de distancia entre nosotros.
Y la besé.
Junté mis labios con los de ella, y sin pensarlo dejé que ella me guiara, lento, delicado…

Fue casi como lo había imaginado un millón de veces mientras trataba quedarme dormido, o mientras la veía en clases, o simplemente cuando me ponía a pensar en ella.
Casi tan perfecto como en mis mejores sueños.
Sólo sentí que había faltado un pequeño detalle. Pero ¿importaba?
Había besado a la única chica que había sido capaz de ocupar mis pensamientos por completo. El roce con sus labios fue lo mejor que había sentido alguna vez. Ese instante, ese preciso instante fue el único que me preocupé de que quedara para siempre.

-Buen trabajo- sentí que me hablaba Uriel, haciendo que mi concentración se perdiera por completo. Ya no podía saber qué pensaba Billie
-Yo no hice nada.
-Sí. Sabes que si no le hubieras dicho jamás se hubiese atrevido. Lo sabes.
-Claro…
-¿Pero?. Uriel me incitó a seguir.
-Creo que debe haber un error… no creo que Billie haya conocido  “amor de su vida” aún.  
-¿Y Jenny?
-¿Es en serio?- inquirí, incrédula. Él asintió.- No creo que sea ella… algo me dice que no
-¿Ahora tú sabes más que todos nosotros juntos?
No le respondí. Tenía razón. O sea, yo no podía saberlo, pero de todas formas.
¿Te besas en la primera cita con la persona que amarás para toda la vida?
Yo no lo creía posible. Aunque tampoco creía posible la existencia de ángeles ni que bajaran a la Tierra, y aquí estaba. Con alas tatuadas en la espalda incluidas. 

Rest: Capítulo 6

I'm talking to the ceiling, my life just lost all meaning. Do one thing for me tonight, I'm dying in this silence.
no, no tiene nada qe ver con el cap... just saying. 



Estaba segura que Uriel había olvidado eso de… aprender a borrar de mi memoria las veces en las que rompiera algunas reglas, pero no. Era iluso pensar que algo así se le olvidaría. Por lo que, ese día de los poprocks y lo demás, luego de llegar del colegio empezó explicándome de qué se trataba.
Sonaba bastante fácil. Sólo tenía que estar atenta a las cosas que quería borrar mientras las hacía, y dejar mi mente en blanco justo después. Hacer como si nunca hubiese ocurrido. Pero debía practicarlo; no era para nada difícil.

Estuvimos un par de horas intentándolo, pero al saber que debía dejar de pensar en lo que había hecho dos segundos antes hacía que me concentrara precisamente en los acontecimientos, y no podía sacar la escena de mi mente y todo el ejercicio fracasaba.

- Era obvio que te pasaría esto la primera vez- me dijo Uriel para tranquilizarme. Aunque de todas maneras no lo logró.
No le dije nada. Estaba cansada. Subí a la habitación.
- Hey… hoy me comuniqué con… tú sabes.- lo sabía.- Y quieren que uses ropa adecuada.
- ¿Qué?
- Eso, que vuelvas a usar el vestido… el negro.
- Eso es ridículo. Parezco una tipa del siglo… ¡quince!
- Son las reglas
- Ustedes y sus reglas inútiles…- espeté molesta
- Si no bajas con el vestido mañana no irás a ningún lado
- Genial… ni mis padres me trataban así
- Acostúmbrate.

No le dije nada. Estaba molesta, obviamente. Pero luego canalicé lo que sentía. No me podía poner así por un simple vestido…. Daba lo mismo.


Pesadillas, y más pesadillas. ¿Hasta cuando?
Había pasado algunos meses durmiendo bien, pero ahora era demasiado. Era el mismo sueño todas las noches. Despertaba, tomaba agua, volvía a acostarme y a soñar con lo mismo.
Al final desistí y los últimos dos días no dormí absolutamente nada. Me dedicaba a pensar, pensar, pensar hasta que en la mañana mi mamá me despertaba.

- Día de mierda.- dije entre dientes al ver a Mike en la mañana
- Hola, ¿cómo estás? Yo bien, gracias.- me dijo mi amigo con una sonrisa falsa.
- Lo siento… Hola ¿cómo estás?
- Bastante bien. A pesar de las peleas y esas cosas en mi casa.- respondió sin mostrar mayor interés.- Y no te voy a preguntar a ti porque supongo que estás pésimo
- Algo asi… pesadillas de mierda
- ¿De nuevo?
- Yeap.- asentí. Era lo que estaba diciendo ¿Cuál era la idea de preguntar algo así si le estaba contando que me pasaba de nuevo?
- ¿Nos has considerado ir al doctor o algo?
- Eh… no. Voy a esperar a que se me pase. Igual, hay que ver el lado positivo, he podido practicar esos solos y melodías con la guitarra,  y escribir algunas cosas mientras no puedo dormir.
- De acuerdo….-

Se le notaba que no estaba de acuerdo con mi falta de sueño, pero … ¿qué podía hacer? No mucho… ¿Ir al doctor? No gracias….
-Te ves terrible.- sentí que me decía Sussan (reconocí su voz) mientras yo estaba echado sobre la mesa. Levanté la vista y esperé que ella se sentara.
-Y tú te ves… gótica, otra vez.-
-Yeap. Decidí que no importa lo que piensen los demás.- Claro… - ¿Por qué tan mala cara?
-No podía dormir.
-¿Algún problema?
-No, nada… no sé qué me pasó.- Mentí; descaradamente. Y algo en su cara me hizo pensar que se había dado cuenta.

No entiendo cual era la idea de que me mintiera. Ni siquiera se veía convincente; pero mejor no insistir…Teníamos cosas más importantes de qué hablar.
De Jenny por ejemplo, quien nuevamente me miraba odiándome. Casi podía oír lo que pensaba, pero no alcanzaba a llegar.
-Oye, tenemos que hablar… de Jenny.- le dije a Billie y me miró con los ojos abiertos, enormes.
-¿Qué pasa?
-Estoy segura que siente cosas por ti… de verdad
-¿Te lo dijo?
-No fue necesario. Fíjate como nos mira ahora que estamos conversando.- Billie miró disimuladamente a donde estaba la chica.
-Ok… ¿qué debo hacer según tú?
-¡Háblale como persona civilizada aunque sea una vez en tu vida!
-No grites… ¿ya?
-Perdón… es que.. no puedes ser tan tonto ¿cierto Mike?-
-¿Qué tiene que ver Mike en esto?
-¿Qué?- inquirió el otro chico, sin comprender de qué hablábamos
-Que Billie debería acercarse a Jenny, así tendría más posibilidades…- le expliqué
-Siempre le he dicho lo mismo, pero no hace caso

-¿Lo ves? Sólo debes acercarte, empezar hablando de cualquier cosa y la invitas.
-Suena fácil
-Es fácil, no te dirá que no… en serio.

Billie suspiró. Estaba imaginándose toda la situación. Que Jenny le decía que no, que ella estaba con Max (Mister Músculo) y que no saldría con un perdedor.
Me dio pena. Me hubiese gustado decirle algo, advertirle de que no era una mierda como pensaba, que a cualquiera le gustaría estar con él. Pero … como no es normal que yo sepa lo que piensa, me contuve.

Pensar que alguien conocería al amor de su vida a los dieciséis años me parecía algo extraño. Y que ese alguien para Billie fuera Jenny mucho más. Pero eso era lo que estaba escrito, desde antes de que él mismo naciera (según Uriel)… Es decir, no estaba dicho el nombre o algo así, pero de que la conocería a los dieciséis, sí… Y Jenny era la única que ocupaba los pensamientos de Billie … tenía que ser ella…
Y yo debía apurarme. Ayudarlo a que él también se diera cuenta y no dejara pasar la oportunidad, para poder doblarle la mano al destino… si es que era posible y así salvarnos los dos.