sábado, febrero 12, 2011

Rest: Prólogo




Marzo, 1988.

Todo había sido tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar.
De pronto, todo se volvía en cámara lenta y rápida alternadamente, confundiendo mi cabeza cada tanto. Me sentí tendida en el piso en algún lugar, estaba frío y olía a gasolina. Traté de mover mis manos pero no tenía fuerza.
¿Qué había ocurrido?
Logré moverme un poco, y en aquel instante sentí un fuerte dolor en la cabeza el que se hizo cada vez más profundo. Pensé que me habían perforado en cráneo de manera salvaje.
Me asusté un poco, pero  traté de no concentrarme en el dolor y canalicé para recordar algo, pero nada se veía a mi mente. Y seguía sin poder abrir los ojos.

- ¿Qué ha pasado? ¿Se encuentra bien?- dijo alguien a lo lejos y mis sentidos se despertaron nuevamente.
- Sí mierda, estoy bien, ayúdenme a pararme- quise articular, pero las palabras se atrancaron en mi cerebro y se quedaron ahí, sin poder hablar.

Me sentí confundida, quería gritar, mover mis brazos y decirles que estaba bien pero nada de eso sucedía.
Me asusté al ya no sentir que mi cuerpo estaba en una superficie dura y helada, sino que ahora era elevado.

- Lo sentimos, no hay nada que podamos hacer.- musitó alguien, no tenía idea de quien era. Y de pronto sentí algo helado sobre mi pecho, que hace unos segundos había mandado leves golpes de calor y electricidad a mi cuerpo, pero que habían sido a penas perceptibles.

Necesitaba que alguien me explicara qué estaba pasando. ¿Dónde estaba Sam? ¿Edward? De pronto recordé que había quedado con ellos, que nos habíamos juntado y luego el recuerdo se desvaneció, pero no el pánico.

- ¿Hora?- inquirió la voz de una mujer
- 3:33 am.- recitó un hombre.
- Me la llevo de inmediato.-
- Gracias- Y creo que eso fue lo último que escuché. 

No entendí de lo que hablaban, pero yo estaba como en un coma supuse. Recordé vagamente un programa de televisión que mostraba a una chica en coma, y que revivía al conectar los cables a una radio o algo así.
Pero supuse que no era tiempo para pensar en estupideces. Recordé esa lista que me había impuesto de cosas por cumplir, y agregué en ese momento “Dejar las drogas, me están produciendo cierto desorden mental”.

Devolví mi mente a mi cuerpo y al hecho de que no me podía mover, y me esforcé nuevamente por realizar algún movimiento, pero el dolor del cráneo se volvió mucho más intenso, quería retorcerme de dolor y lo habría hecho si alguno de mis músculos respondiera a algo que le indicaba.

Mientras el dolor avanzaba y se engrandecía, yo me iba sintiendo más… ¿cómo decirlo? Más libre de mi propio cuerpo, y creí haber abierto los ojos.
Una luz inquietante penetró mi pupila y temí que me dañaría la visión.
Todo se dio vuelta y perdí la noción de mí misma nuevamente.
Al parecer el dolor me había enviado a un umbral más allá, y lo dejé de sentir por completo. En ese momento la maldita luz se desvaneció y quedé inmersa en la oscuridad nuevamente.
- ¿Es ella la correcta?- escuché una voz, pero no pude identificar si sería de hombre o de mujer. Tenía un toque trémulo y angelical a la vez, una dulce armonía que me dejaba intranquila y que me fascinó del primer momento.
- Ella es, es el día, la hora y el lugar.- Respondió una voz profunda, de ultratumba y en ese momento desistí de abrir los ojos. Al parecer me había dormido, y no entendía nada.
- Puedes abrir los ojos, no hay nada que temer- dijo la voz que me parecía hermosa, y supuse que se refería a mí.

Con mucha inquietud abrí los ojos de forma pausada, y el alma se me cayó hasta el suelo al ver la imagen que tenía delante.
Era la cara de un hombre, al parecer, cuya piel tenía un tono grisáceo, los ojos negros más profundos que había visto. Un cuerpo excepcionalmente bello, atlético y musculoso; el cabello era negro azulado y le llegaba hasta la cintura más o menos.
Su ropa era negra, con correas y texturas desiguales. Pero lo que me llamó más la atención, y me asustó fueron sus dedos largos, llenos de protuberancias, con uñas largas y negras, y alas que salían de su espalda.
Hoy no estamos en Halloween 
¡Qué pensamientos los míos!

- Cierto, no estamos en Halloween.- dijo el ser de la voz imponente a mi espalda, y me sobresalté. ¿Lo había dicho en voz alta?

Me di vuelta con cierto temor y recelo, y me encontré con algo totalmente desigual.
Era un ser enorme, de cabellos blancos que descendían por sus hombros y sus vestimentas, todas holgadas que caían en el piso, eran de un blanco reluciente. Y se notaba, claramente su ambigüedad de género, pero por la voz supuse que era hombre también.

- ¿Qué… qué es esto?- pregunté y miré a mi alrededor, desenfocándome de los dos seres que tenía enfrente.

Era un cuarto enorme, muy oscuro, que se notaba viejo y los ladrillos estaban disparejos en las paredes. Había celdas con barrotes muy gruesos, y todo tenía un ambiente tétrico.
¿Dónde mierda me metí?

- No te metiste en ninguna parte, llegaste aquí.- me dijo el que era esbelto, vestido de negro. O al menos eso pensé, pero mientras lo miraba no había abierto la boca en ningún momento.
- ¿Cómo…?- empecé, pero dejé mi pregunta en el aire.
- Te lo explicaremos luego.- me dijo el ser y me dio un leve empujón con su mano, su tacto me estremeció y se me erizó el pelo de la nuca. Estaba helado, más que un cubo de hielo, y me traspasó un cosquilleo por la piel.
- ¿Dónde estoy?- volví a preguntar, sin darme cuenta que yo tampoco estaba “hablando” en ese momento.
- Nunca nos había tocado una tan preguntona.- comentó el de ropas blancas
- Te dije que era especial
- ¿Estoy muerta? ¿en el infierno?- inquirí cuando aquel pensamiento se alojó en mi cabeza, al recordar el dolor, la luz, la apariencia sobrenatural de los seres, y cómo se veía el lugar. Lo que creí que fue mi voz sonó temblorosa.
- Sí, y no.- me dijo el de cabello negro.- debemos mostrarte algo

Asentí en silencio. En un abrir y cerrar de ojos ambos habían desaparecido, y ante mí, como si hubiera una pantalla invisible se empezaron a formar imágenes, que en un comienzo parecían fotos y luego, lentamente comenzaron a moverse como una película, pero en cámara rápida.
Al principio estaba yo saludando a mi mamá desde el auto, luego pasé por Phill, luego por Edward y Sam. Bebimos en la casa de Annie, estuve con Edward nuevamente, me subí al auto sin poder mantenerme en pie. Iba muy rápido conduciendo mientras Edward me besaba. Una luz nos penetró los ojos, y luego un gran golpe, el auto había sido arrastrado muchos metros.
Edward estaba con los ojos abiertos, mirándome con dolor y a la vez con la mirada perdida, llevaban en una camilla a Sam, y trataban de reanimarme. Estaba en el hospital.

- ¡Paren!- grité con todas mis fuerzas. Era espantoso lo real que se veían los cuerpos mutilados de Phill y Sam. La sangre por toda la calle, la mirada perdida de Edward.

Cerré los ojos muy fuerte, y me sentí envuelta nuevamente en esa nube hasta que aparecí, muy agitada en el mismo cuarto de antes

- Eso fue lo que ha pasado esta tarde- me comunicó uno de ellos, no supe distinguir cual.
- Por eso estás aquí.
- ¿Todo eso fue mi culpa?
- Sí, en parte. Aunque si otro hubiese conducido, no habría sido tan malo.
Me largué a llorar.

- ¿Dónde está Edward? ¿Phill? ¿Sam?- logré articular.
- Edward ya ha pasado por aquí y logró Ascender; los otros siguen en la clínica; por eso estás aquí.
- No comprendo, ¿Dónde estoy?- pregunté alarmada, no podía ordenar mis pensamientos y darme cuenta que todo era demasiado ilógico; el estado de shock en el que me encontraba no me permitía pensar bien y darme cuenta.
- Estás en el medio.- me dijo el de voz armónica, pero nuevamente sin abrir la boca.- En lo que los humanos llaman “purgatorio”
- ¿Estoy…. Muerta?- inquirí asustada, olvidándome de que ya lo había preguntado.
- Suponemos que así es, pero preferimos decir “en otro estado”. Nada se muere

Ahora me volví loca.
No me extrañó que uno de ellos me hubiese escuchado.

- No estás loca, sabemos que es difícil, pero te ayudaremos, te entrenaremos y luego te explicaremos lo demás.
Asentí.

- ¿Por qué pueden leer mi mente?- pregunté, luego de que me respondieran algunas otras cosas básicas, mitos sobre la muerte y convertirse en fantasma; como saber si podría atravesar paredes y si los demás me verían como una nube traslúcida.
- No es leer la mente, es sólo comunicarse con una parte del cerebro que los humanos no se esfuerzan en desarrollar - me explicó “El Guardián”, que era el que estaba vestido todo de blanco.- Los humanos, si tuvieran la suficiente voluntad también podrían.
- ¿Por qué yo no puedo hacerlo?
- Sí puedes, lo estás haciendo ahora.- me dijo y noté que no había abierto mi boca en ningún momento.- Sólo debes aprender a clasifica r lo que piensas, y lo que quieres decir.
- Suena difícil
- Lo aprenderás a tiempo para tu misión.
- ¿Qué misión?
- Por la cual estás aquí, y no estás arriba como Edward.-
Escuchar su nombre y asumir que estaba muerto me emocionó.
- De ti depende que tu estadía en el”Paraíso”- me comentó como lo más normal del mundo.- Tendrás tu tiempo en la tierra para poder cumplirlo.
- ¿Y qué debo hacer?- pregunté.
- Tenemos que entrenarte y lo sabrás.- me dijo El Guardián y luego se deslizó en busca de Uriel , dejándome sola con mis interrogantes, y un frío intenso por todo el cuerpo-

8 comentarios:

  1. - 3:33 am.- recitó un hombre.
    qué diabólica la hora xD!


    aasdjasdkj me gustaba este fic, creo que lo releeré *-* LOVE YA :D

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  2. Supongo que haré lo mismo que Amanda, lo releeré y comentaré porque soy buena lectora (? jaja

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  3. Ya se me había olvidado como empezaba xD. Leeré con gusto *u*.

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  4. Más para leer! :D genial

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  5. No sé si será fic, estoy en el punto en que dudo de eso D:

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  6. Esta fic es una obra maestra, un manjar de la vista :D

    Un cuerpo excepcionalmente bello, atlético y musculoso PAPACITO *-*

    *Espera, hay un bicho en mi pantalla, lo mato y regreso...
    ... AHI ESTÁ :D*

    Ay Edward, me pone hot ese nombre (???) Quiero seguir leyendo, I love you :'D

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  7. Aasdkfahl [Nueva lectora] Acabo de empezar a leer tu fic, y me re encanta *o*

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